Incómodamente breve
El paso de los siglos no parece ser tiempo suficiente para que la crédula fe de uno le traicione y envíe a su avatar de vuelta al metaverso ubicuo de señoritos, siervos y vasallos. Y se preguntarán ustedes, ¡semejante pleonasmo, para qué! Verán, no hará mucho tiempo me encontraba entre documentos, emails y memorandos cuando uno de ellos me llamó especialmente la atención. Tal cual, decía: "el próximo día X el Sr. X cogerá del parking el coche marca X. Disponer todo para que el coche esté limpio y con el depósito lleno". De un plumazo me retrotrajo a aquello de: ¡Manuel, que preparen el carruaje y los mejores caballos! Partiré al alba, será un largo viaje y no exento de peligros.
En definitiva, un esperpento feudal propio del devenir de un país donde la genuflexión se mantiene aún como un valor a tener en cuenta. Muy propio, todavía, de empresas familiares (o no) que pendulan la figura referencial y totémica del "Amo" a paso de tambor rociero como la Virgen de Regla en Procesión.
¡¡Eso sí, el susodicho encantado de conocerse!!
¡Ridículo!
Una sociedad moderna no es siempre una sociedad avanzada.
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