Alguien dijo una vez que “hay palabras que hacen enfermar y se deben tratar con cuidado para no contagiar a otras personas”. Entonces es cuando viene la pregunta clave: ¿Somos culpables por acción o por ignorancia? Da igual. La responsabilidad está en transmitir y justificar el hecho porque sólo es juego social, sólo es humor, sólo es un chiste.
La verdad irrefutable es que somos responsables de humillar, de segregar con la palabra, de construir espacios de relación con barreras invisibles, pero nos faltan herramientas críticas para tomar conciencia, y una de las razones es que “nos han enseñado a leer textos, no contextos”. Esta frase última no es una opinión, sino la Teoría de la Superioridad del filósofo británico Thomas Hobbes, que nos permite ver que nos generan risa los contextos en que menospreciamos a otras personas. Ello implica que en la diferencia vemos perdedores, frente a la seguridad de nuestra superioridad.
¡Siempre hay que denunciar el hecho y valorar lo bueno de reconocer el error! Descubrir las incoherencias no es algo que reprimir, es algo que demuestra que lo identificamos, es en sí la alternativa y transformación.
|