Cierto es que los jueces tienen limitaciones en su libertad de expresión, y me refiero a aquello que tiene que ver con lo que pueden resolver para no estar contaminados por opiniones anteriores que pueden prejuzgar antes de los propios procesos. Ahora bien, se ha hecho también muy habitual ver a algunos jueces que sin el mejor recato juzgan en tertulias como si estuvieran realizando su labor profesional... Y no se cortan un pelo...
Lo que es mucho más discutible son aquellos jueces metidos a políticos, que desarrollan puestos en el Gobierno y los Parlamentos para luego, sin mediar tiempo alguno, pasan a ser titulares de diferentes Juzgados, o incluso magistrados de altos tribunales. De esto podemos deducir que no es de extrañar que de los jueces se diga que están politizados, que sus asociaciones son correas de transmisión de algunos partidos políticos: según quien proponga los jueces para el Tribunal Constitucional o Consejo del Poder Judicial sabemos a qué asociación pertenecen esos jueces, y qué corriente doctrinal defienden.
Sabemos que el cómo elegir a los jueces es un duro debate, aunque desde Europa nos den pistas, pero desde el bipartidismo se hace caso omiso.
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