Después de un breve repaso anterior por algunos de los monstruos y criaturas bestiales que viven en los ríos, costas y lagos de Estados Unidos, conocemos hoy a algunos de sus primos repartidos por el resto del país.
Entre los muchos dones con los que la naturaleza dotó a uno de los países más interesantes del mundo, están también las criaturas que, sin duda, harán las delicias de los buscadores de tesoros y monstruos.
Bessie (Pensylvania)
En el lago Erie, de hasta 19 metros de profundidad y más de 25.600 kilómetros cuadrados de superficie, vive uno de los monstruos más antiguos de Estados Unidos, ya que los primeros avistamientos de produjeron en 1793 y han durado doscientos años; concretamente hasta 1993.
De color grisáceo y aspecto serpentino, Bessie es también uno de los monstruos cuyas apariciones han sufrido mayor intermitencia en la historia de las criaturas lacustres del país americano. Actualmente existe una suculenta recompensa para quien consiga atraparlo.
Altamaha-Ha (Georgia)
Sin duda uno de los monstruos más adaptables al entorno, Alamaha-Ha vive en la desembocadura del río Altamaha y lo remonta a lo largo de sus 220 kilómetros de largo para descansar en los campos de arroz abandonados y en los lagos y lagunas que generan los meandros.
Darien, el lugar dode más avistamientos ha habido, fue fundado por escoceses en el siglo XVIII, y ya se comentaba que algo vivía en la desembocadura del río. Los avistamientos empezaron en la década de 1920 y se alargan hasta 2010. El punto álgido de la leyenda llegó en 1981, cuando el periodista Larry Gwin escribió su experiencia con el monstruo mientras se encontraba pescando.
Alkali (Nebraska)
El lago Alkali, hoy Walgren Lake, se encuentra en Nebraska, un estado, a diferencia de otros, con pocos monstruos. No obstante, es el hogar de una curiosa criatura: el monstruo Alkali.
Aunque los nativos americanos ya hablaban de un extraño ser parecido a un gigantesco cocodrilo de unos doce o quince metros de largo con un enorme cuerno en la nariz, el primer avistamiento del que se tiene constancia y ha sido confirmado se dio en 1923; y desde entonces ha sido visto hasta en una treintena de ocasiones.
Lo cierto es que no existen avistamientos recientes, y los investigadores dieron por muerta a la criatura teniendo en cuenta que el lago ha estado cerca de secarse por completo en varias ocasiones sin que el monstruo se pudiera ser localizado.
Skin Fin (Arizona)
Entre Utah y Arizona se encuentra el lago Powell, con 658 kilómetros cuadrados de superficie y una profundidad máxima de 170 metros. Y en sus aguas vive uno de los monstruos lacustres más extraños de los que se tenga constancia: cabeza de brontosaurio, cuerpo de elefante, cola de manatí y una enorme aleta dorsal como la de un tiburón que le da nombre a la criatura.
Aunque no tiene un largo historial de apariciones, este monstruo se hizo famoso porque en febrero de 1959 se encontró el cadáver de una criatura que fue más tarde identificada como un tiburón de puntas negras; si bien el público no quedó contento con la versión de la ciencia y siguió alimentando la leyenda de un ser mucho más antiguo y desconocido.
Flathead (Montana)
El lago Flathead es uno de los más grandes de todo el oeste americano con sus 510 kilómetros cuadrados y sus hasta 113 metros de profundidad, por lo que estaba llamado a ser uno de esos cientos de lagos en los que habitan criaturas de otro tiempo.
La descripción de este monstruo coincide con la que tradicionalmente se hace de Nessie, en Escocia; es decir, que tiene aspecto de pleisosaurio, con largo cuello y cuero similar al de una ballena. Sus avistamientos comenzaron en 1889, cuando James C. Kerr navegaba por el lago a bordo del U.S. Grant. Quizá estemos ante un monstruo que nos acompañará en el futuro, ya que su último avistamiento fue en julio de 2016.
Champ (Nueva York, Vermont y Canadá)
Con sus hasta 122 metros de profundidad y más de 1.300 kilómetros cuadrados de superficie, el lago Champlain baña los estados de Nueva York, Vermont y Canadá, y los tres han sabido sacar buen partido a la leyenda del monstruo que habita sus aguas, hasta el punto de que en Nueva York se celebra el Día de Champ cada mes de agosto.
Como suele ser habitual, los indios de la zona ya contaban historias sobre un monstruo que vivía en el lago, aunque la primera constancia escrita proviene del explorador francés Samuel de Champlain en 1609. Desde entonces y hasta 2013, fecha de su última aparición, más de trescientos avistamientos y alguna fotografía convierten a Champ en un monstruo visible y célebre.
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