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Muchas personas mayores, pero pocas personas sabias

Sólo la actitud que se tiene al ir entrando en años define cuanta plenitud de vida posee una persona de edad
Vida Universal
martes, 22 de agosto de 2017, 09:31 h (CET)
Ser joven no es sólo una etapa en el ciclo de la vida, sino que es una postura interna que no está sujeta ni a un tiempo ni a una edad determinados. Que la persona sea joven o mayor en años no es lo decisivo, depende de qué es lo que hace la persona con su vida. Eso es lo que cuenta y lo que revela cuan joven es ella anímicamente. El desarrollo de la vida terrenal depende de los pensamientos de la persona. Pues tal como la persona piensa, así será a más tardar en la vejez.

En lo profundo del alma de cada persona fluyen las fuentes creativas, pero quien atasque las fuentes espirituales creativas con inculpaciones diarias a otras personas, o con continuas lamentaciones sobre lo que el día le trae a ella, no encontrará su vida, da igual que la persona sea joven o de más edad. También quien lleve una vida negligente, o quien concluida su formación profesional piense: “Ahora ya he aprendido lo suficiente, los conocimientos y habilidades que he adquirido me bastan”, envejecerá y se convertirá en una persona senil, porque ella misma se “encierra” es decir, estrecha su consciencia. Si la persona joven se enreda en actitudes y comportamientos de este estilo, puede estar seguro de que no sólo envejecerá de año en año, sino que es posible que en su juventud, aunque aún tenga la piel joven y elástica, sea ya una persona “vieja”. El mero hecho de tener arrugas dice poco, el marchitarse, es decir el entrar en edad es algo inevitable, está fundamentado en las leyes naturales. Sólo la actitud que se tiene al ir entrando en años define cuanta plenitud de vida posee una persona de edad.

Se dice que nuestra sociedad actual es una sociedad envejecida, con lo que se hace referencia a que cada vez hay más personas viejas, y en proporción cada vez menos personas jóvenes. Yo quisiera añadir, dice Gabriele la autora de estas líneas, que la cantidad de personas que a menudo ya en la mitad de la vida se caracterizan por una sensación de resignación y de pesimismo frente a la vida, es elevada. La falta de perspectiva interna para la vida les ha privado en gran medida de dinamismo, ímpetu y perseverancia. Estas personas se van arrastrando a duras penas por sus días terrenales, más o menos descontentas, malhumoradas y sin ninguna alegría, sin embargo pocas veces se plantea la pregunta de por qué esto es así.

La época actual con su tendencia hacia lo externo nos da la respuesta: los numerosos atractivos, sobre todo los que llegan a través de Internet y de la televisión, son los que mueven a los jóvenes, quienes entonces van teniendo pretensiones que pocas veces se cumplen. En nuestra sociedad actual hay lamentablemente muchas personas “viejas” y en cambio pocas personas de edad que encarnen la sabiduría de la vida, y que contribuyan a que en la sociedad se pueda mantener cierta estabilidad de valores, los que podrían ser un aliciente para los jóvenes. En la sociedad actual todos aspiran a crear un lugar adecuado para su ego y poder recibir un trozo considerable del cada vez más escaso “pastel” de la sociedad.

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