Por casualidades de la vida detrás de Camps siempre hay un Fabra. Cuando el ahora imputado President de la Comunitat Valenciana fue obligado a dimitir de su cargo por “cuatro trajes” le sustituyó un Fabra llegado desde tierras castelloneras y ahora cuando Camps después de algunas semanas en el banquillo deja el mismo a la espera de la sentencia otro Fabra, también de Castelló, espera su turno para ser el siguiente en calentar con sus ilustres posaderas el banquillo de los acusados. Ponga un Fabra en su vida podría ser el lema de la muchachada de la gaviota en tierras valencianas para las próximas elecciones.
Por fin, después de largos ocho años de instrucción, Carlos Fabra va a ser juzgado en la Audiencia de Castelló acusado de diversos delitos entre los que están el de tráfico de influencias, cohecho y cuatro delitos fiscales. Junto a Carlos Fabra se sentarán en el banquillo su ex esposa y el empresario Vicente Villar y también la ex esposa del mismo. Todo el entramado que les ha llevado a la condición de imputados se inició a principios de esta década, Vicente Villar era propietario de una empresa llamada Naranjax dedicada a la fabricación de productos fitosanitarios y como por aquel entonces le unía una fuerte amistad con Fabra, por aquellas fechas y durante largos años, Presidente de la Diputación de Castellón aprovechó las influencias de éste ante el gobierno de José María Aznar para que fueran aprobados por el organismo correspondiente los productos que fabricaba en detrimento de otros industriales del ramo. Naturalmente Carlos Fabra no realizó las gestiones ante las autoridades “gratis et amore” y cobró sus buenas comisiones por los servicios prestados, cantidades que según el juez y los inspectores de Hacienda no declaró ante el fisco en ningún momento.
Todo este entramado de chanchullos y tráfico de influencias da para escribir un culebrón, las dos parejas que eran inseparables rompieron su amistad y Vicente Villar sintiéndose defraudado por Fabra denunció los trapicheos de éste. Se iniciaron las investigaciones judiciales pero causalmente, o no tan casualmente, los jueces que iban instando el sumario iban dimitiendo del juzgado de Nules, donde se tramitaba, pasando algunos a otros juzgados y algunos otros a bufetes de abogados de muchas campanillas. Era una manera de poner palos en las ruedas de la instrucción sumarial con el fin de ganar tiempo y así ver si los supuestos delitos prescribían con el paso del tiempo.
Y a punto estuvo Fabra de ganar y conseguir no sentarse en el banquillo. La Audiencia de Castelló sobreseyó la causa de algunos de los delitos fiscales por entender que habían prescrito, entonces Fabra se dedicó a sacar pecho y a ir presumiendo que los jueces le habían absuelto cosa que no era cierta. Pero el pasado Diciembre el Tribunal Supremo ordenó que fuera juzgado por todos los delitos fiscales que se le imputaban. Y ahora el juez de Nules ya ha ordenado la apertura del juicio oral que, seguramente, tendrá lugar durante el segundo semestre de este año.
Fabra además de tener el record de permanencia en la Diputación de Castelló ahora también ostenta el de ser el político al que se le ha puesto la fianza de cuantía más elevada. Como mucho el próximo lunes tendrá que depositar en los juzgados la misma que asciende a 4.200.000 euros y su ex esposa tendrá que depositar 1.700.000 euros. En este caso, al contrario que en el de Jaume Matas, el juez no lo hace para evitar que huyan de la justicia, la fianza tiene como objeto garantizar que en caso de condena puedan hacer frente a la misma y a las multas que puede conllevar. Jaume Matas tuvo la ayuda mediante un prestamos del Banco de Valencia presidido entonces por Olivas, Fabra no tendrá ahora la ayuda de su conmilitón que ha sido defenestrado de la entidad bancaria que llevó a la ruina aunque, eso si, con un buen retiro, como todos los banqueros. Pero al cacique de Castelló no creo que le haga falta ninguna ayuda bancaria, es un hombre afortunado al que la suerte ha sonreído durante toda su vida en forma de lotería, siempre le tocaba, misterios de la vida, y debe tener un buen apartado previendo lo que podía pasar algún día en el que sus trapicheos vieran la luz y algún juez tuviera el valor de empapelarlo.
Las tierras valencianas huelen a podrido y no precisamente porque se hayan abonado los campos de la huerta. Los delincuentes de cuello blanco se han paseado por estas tierras con total impunidad y han comprado voluntades regalando bolsos de marca, trajes, relojes, caviar y algún que otro fajo de billetes de 500 euros. Esto no ha hecho más que empezar, primero ha sido Camps, le sigue Fabra y en lista de espera hay un buen montón de dirigentes del Partido Popular. Lejanos quedan ya los tiempos en los que todos ellos acudían cada verano en tropel a Oropesa a rendir pleitesía a Aznar pero más cercanos están los días en los que Mariano Rajoy calificaba a Carlos Fabra como “ciudadano y político ejemplar” y ponía la mano en el fuego por Francisco Camps. Ahora, ya en el poder, la muchachada de la gaviota habla de castigar a los políticos que no gestionen bien, a buenas horas mangas verdes. Permitan que me ría ya que cuando pudieron hacerlo no movieron ni un dedo contra sus conmilitones sospechosos de delinquir. Al fin y al cabo la gaviota es un animal que se mueve muy bien entre la carroña.
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