Cada mañana al comenzar a ojear la prensa millones de españoles sienten una desazón, las noticias del área económica suelen agriar el desayuno de la gente de a pie, se dispara la prima de riesgo hasta cifras que nunca se habían alcanzado, la Bolsa ve descender la cotización del Ibex 35 hasta números que hacía años no se habían visto, se intervienen bancos que hasta ahora nos habían vendido desde el poder económico y político como valores seguros, la tijera de podar entra a saco en las áreas de educación y sanidad y la señora Merkel desde su tranquila Alemania, junto con ese ente etéreo al que conocemos como “los mercados” nos amenaza con medidas que nos llevaran a ser más pobres todavía.
Y mientras todo esto sucede el “líder” que hace pocos meses durante su campaña electoral nos anunciaba que él y su partido, el PP, iban a solucionar todos los problemas en los que la socialdemocracia de Rodriguez Zapatero nos había metido está desaparecido, desde que asentó sus nobles posaderas en los mullidos sillones de Moncloa Mariano Rajoy no ejerce de Presidente del Gobierno, tan sólo se dedica a mandar cada viernes después del Consejo de Ministros a su guardia pretoriana para que nos anuncien con una sonrisa en la boca los recortes que tocan esa semana. En los meses que Rajoy lleva de “manijero” del cortijo español tan sólo le hemos visto en ruedas de prensa de las que no podía escaquearse como las que por cuestiones protocolarias le ha tocado hacer junto a algún mandatario extranjero que nos ha visitado o cuando él ha salido de gira pedigüeña fuera de nuestras fronteras. Es vergonzoso que un Presidente de Gobierno tenga que salir por puertas falsas para evitar encontrarse con la prensa, pero tal vez haya sido mejor así porque para verle con la cara desencajada como el pasado miércoles en los pasillos del Congreso mendigando la ayuda europea mejor que calle, está mas guapetón.
Pero además de estar desaparecido el Presidente del Gobierno de España miente por los cuatro costados, no hay más que acudir a las hemerotecas de la campaña electoral e incluso a las que recogen algunas de sus declaraciones cuando estaba en la oposición. Todo lo que en su día afirmó ha quedado en papel mojado. Rajoy sabía el panorama económico que iba a encontrar al llegar a Moncloa, y si no lo conocía hay que tacharle de ignorante elevado a la enésima potencia, pero mintió a los españoles diciendo todo lo que no haría al llegar al poder que es todo lo que nada más tomar asiento en el Consejo de Ministros ha llevado a cabo, subir impuestos, eso si sin tocar a las grandes fortunas, recortar en sanidad y educación, el copago farmacéutico del que tantas veces dijo que nunca impondría, y así, un buen montón de propuestas, por ello cuando desde su boca o desde la de cualquiera de sus ministros escucho que algo no va a suceder me pongo a temblar esperando que suceda antes de que el día acabe.
Se ha nacionalizado o intervenido, como ustedes quieran, Bankia, uno de los grupos bancarios más importantes de este país, y Mariano sigue callado y tal vez en la inopia más feliz para él, las CC.AA. que el PP nos vendía como ejemplo a seguir han mentido en sus cuentas, Madrid y Valencia a la cabeza con Galicia y Castilla-León a su lado engañaron al Ministerio de Hacienda al presentar unos déficits que ahora se han visto que no eran ciertos, “la lideresa” de Madrid que, orgullosa, presumía de su buena gestión ha doblado el déficit inicial y ahora todo es buscar excusas para disimular la sarta de mentiras contables que ofreció en su día, en la Comunitat Valenciana han tenido que buscar financiación externa a sus presupuestos para poder pagar las nóminas de los funcionarios y así podríamos seguir con este largo memorial de agravios. Y Mariano sigue desaparecido, tal vez como buen aficionado al ciclismo estos días esté siguiendo el Giro de Italia en lugar de dar la cara y acudir ante los españoles para al menos dar un aliento de esperanza a aquellos que ven cómo sus salarios disminuyen al tiempo que temen por los precarios ahorros que tienen en entidades bancarias como Bankia donde el señor Rato, colocado por el PP, ha hecho y deshecho a su antojo. Tal vez el Presidente no acude ante la opinión pública ni ante el Congreso porque es consciente de que nadie le va a creer, como a Pinocho cada vez que habla le va creciendo el apéndice nasal y su inexpresivo rostro se va convirtiendo cada día más en un trozo de madera para asemejarse más al muñeco del cuento.
El Presidente de los españoles no da la cara ante sus conciudadanos, se esconde ante la realidad y tal vez espera que las cosas se solucionen solas. Mal andan las cosas en España cuando en los peores momentos económicos por los que pasan el país y sus ciudadanos el Jefe del Estado marcha a África a cazar elefantes y el Presidente del Gobierno no se digna presentarse ante la ciudadanía para explicar si nuestra economía tiene solución. Quizás piense, ante la sumisión que el PP muestra ante la Iglesia, que con unas simples rogativas a la Pilarica o a cualquier otra Virgen nuestra economía volverá a ser boyante.
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