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Enemigos del pueblo

El gobierno del España se declara visceral enemigo de sus ciudadanos
Ángel Ruiz Cediel
jueves, 12 de julio de 2012, 07:30 h (CET)
Los hechos, no las opiniones, hablan más claro y más alto que las palabras: El gobierno de España, con las medidas tomadas para combatir la crisis, se ha declarado acérrimo enemigo de sus ciudadanos. Así de simple, así de trágico. El actual gobierno del PP no sólo ha incumplido la absoluta totalidad de sus promesas electorales, cosa que lo convierte de facto en un gobierno ilegítimo puesto que ha hecho exactamente lo contrario de lo que prometió –lo que constituye una estafa a nivel nacional-, sino que no ha dejado de reclamar la pérdida de soberanía pidiendo que Europa (es decir, Alemania y Francia) asuman una autoridad que sólo a los ciudadanos españoles les corresponde –lo que constituye potencialmente un delito de traición-, además de legislar con inusitado fervor contra los intereses de los ciudadanos en su conjunto y especialmente contra las capas más débiles y menos protegidas de la población.

Los únicos que pueden considerarse beneficiados (sólo por ahora porque no los ha llegado el turno aún) por las medidas que no cesa de tomar el gobierno contra los españoles, son los ricos, los banqueros y esa excrecencia política que nos está conduciendo a la miseria más profunda del Tercer Mundo. No sólo no ha solucionado nada absolutamente con las medidas tomadas hasta el momento, sino que ha agravado la situación hasta límites intolerables y las nuevas represiones impositivas contra los españoles, como la subida del IVA y todos los demás desafueros, constituyen por sí mismos un gravísimo atentado contra la ciudadanía y contra las leyes, toda vez que además de dejar impunes y no arremeter contra los delincuentes que nos han puesto en esta tesitura de latrocinio permanente, protege a defraudadores, evasores y corruptos (con amnistías y permitiendo las SICAVs), y castiga al pueblo soberano encarnado en las clases medias y bajas. Es una declaración de guerra en toda regla a los ciudadanos, con las excepciones mencionadas. Quien no lo comprenda así y no se considere incluso entre esas excepciones mencionadas, que se lo haga ver urgentemente porque tiene un serio problema.

Todas estas medidas sólo pueden dimanar de un deseo ferviente de incendiar las calles y empujar a los ciudadanos a realizar acciones que de ninguna manera desean llevar a cabo. Sin embargo, el límite de lo admisible se sobrepasó hace ya mucho tiempo, y ahora, con estas medidas contra los ciudadanos de base, parecen buscar la última vuelta de tuerca, forzando acciones reivindicativas que bien pudieran ser la justificación para implantar un gobierno dictatorial de facto. Lo que tenemos, en fin, pero con militares armados en las calles y todo.

No es nada de todo esto una cuestión de conveniencias o inconveniencias, sino de Soberanía y Justicia. La ciudadanía no ha producido esta crisis (inventada), y no tiene por qué pagarla, ni poco, ni mucho ni nada. Ni un céntimo debe salir de los bolsillos ciudadanos para satisfacer el latrocinio de especuladores, banqueros y escaqueo fiscal de ricos con SICAVs y trampas por el estilo. Sin embargo, el gobierno, lejos de perseguir a los responsables, encarcelarlos y expropiarles todos sus haberes pasados, presentes y futuros, carga leyes e injustas medidas contra la ciudadanía, empujándola al desempleo, al subempleo, al hambre, la desesperación y la esclavitud tributaria a favor de aquellos delincuentes. Las posiciones del gobierno son tan radicales que no caben más explicaciones a esta inclemencia para con los ciudadanos.

Los políticos abandonaron hace tiempo a la ciudadanía a su suerte, y todo cuanto pronuncian no son sino simples mentiras. Ni horas pasan hasta que se desdicen a sí mismos, y de nada parecen valer las grabaciones de archivo de las videotecas o los contenidos de hemerotecas para que puedan ser considerados estafadores de masas. Con la misma vehemencia son capaces de defender una cosa, lo hacen con su contraria, si bien lo que defienden de palabra son frases hechas para engañar a tontos y lo que defienden sobre sus actos son atentados contra los ciudadanos que permanecerán inamovibles por siempre. Recuerden la promesa “coyuntural” de Felipe González y sus contratos basura, todavía hoy vigentes como vigentes estarán hasta que se decrete la esclavitud en crudo. Esta es la democracia que tenemos, éstos nuestros demócratas y éstos, estos, los resultados.

Nos hemos equivocado de plano, acaso alimentando y engordando al enemigo. Sus actos los delatan. Ya hay hambre en muchos rincones de España, hay miseria ya por todos lados, por todas partes hay gentes que sufren de expropiaciones fraudulentas y de timos onerosos: PP y PSOE nos han traído el Tercer Mundo a casa o han convertido a España en parte del Tercer Mundo. Ya no se trata de beneficiar a los nacionales, ni siquiera de repartir la riqueza o de buscar la Justicia Social. Justamente ahora se trata de lo contrario, de cargar sobre las espaldas del pueblo los costos de los delitos de todos esos sinvergüenzas y de instalar el miedo en las calles y lo más íntimo de las casas.

El enemigo está aquí, bien visible: ¿no se le ve?... Sus medidas lo señalan: odian a los ciudadanos. Incluso ésos que hoy se creen a salvo porque no les ha tocado aún sufrir sus consecuencias, están ya condenados. Parafraseando a Martin Niemöller: Cuando los políticos crearon los contratos basura, / guardé silencio porque yo tenía un trabajo bien pagado. / Cuando crearon más de cinco millones de desempleados, / guardé silencio porque yo no estaba entre ellos. / Cuando subieron los impuestos a las clases bajas y medias, / guardé silencio porque yo no pertenecía a esas clases. / Cuando torcieron las leyes para perseguir impunemente a los que protestaban, / guardé silencio porque yo permanecía callado. / Cuando robaron sus casas a los ciudadanos, / guardé silencio porque mi casa estaba a nombre de una SICAV. / Y cuando acabaron con todos los derechos y vinieron a apropiarse de lo que es mío, / guardará el mundo silencio y se lo quedarán sin más, porque ya no habrá nadie que pueda protestar.

Nadie, nadie está a salvo de los gobiernos que mienten y manipulan la ley.

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