Desde el pasado 21 de Diciembre el tiempo político en Catalunya transcurre rápido. El Partido Popular, con el PSOE i C’s como fieles acólitos, cuando descubrió que todos sus pronósticos contra Catalunya le iban fallando se envolvió en la bandera rojigualda y, escondido entre las páginas de la sacrosanta, para ellos y cuando les interesa, obsoleta Constitución española sacó de la chistera el conejo mágico del artículo 155 y haciendo del mismo una interpretación sui generis y casera disolvió el Parlament de Catalunya, encerró en la cárcel a medio Govern i el otro medio, con el President al frente, se tuvo que exiliar en Bélgica.
Y ni así, jugando con el árbitro y los jueces a su favor, fue capaz el unionismo de ganar las elecciones catalanas. La noche del 21-D a la hora del recuento el unionismo, constitucionalismo o nacionalismo español, llámele cada cual según sus gustos, se quedó con la miel en la boca. Matemáticamente la victoria en votos y escaños fue para C’s gracias a que los dos principales partidos independentistas en esta ocasión se presentaron por separado. Para el PP aquella fue una noche triste, un poco más y se quedan fuera del Parlament, tan sólo cuatro escaños consiguió la muchachada de la gaviota carroñera. Desde entonces su cabeza de lista, García Albiol el “sheriff de Badalona” y la Virreina Soraya andan desaparecidos, seguramente lamiéndose las heridas de un combate que iniciaron queriendo ganar y que perdieron ante los votos de más de dos millones doscientos mil catalanes que volvieron, como el 1-O, a optar por votar república, libertad e independencia.
En los círculos del poder la derrota del PP, y el no poder formar un gobierno afín al nacionalismo español han sentado mal y todavía no se ha digerido. Fiscales y jueces parecen querer ofrecer al PP en los despachos la victoria que no pudieron conseguir en las urnas. El Vicepresident del Govern i el Conseller de Interior, junto con los Jordis, dirigentes de entidades ciudadanas, siguen en prisión mientras en Bélgica están el President Puigdemont y cuatro de sus consellers después de que el Gobierno español retirara la petición de extradición al comprobar que los delitos de rebelión y sedición no iban a ser aceptados, por falta de consistencia en la acusación, por las autoridades belgas. Allí son muy escrupulosos con la división de poderes, mientras que en España se suelen mezclar los deseos del Ejecutivo con las resoluciones de jueces y fiscales. Malos tiempos para Montesquieu corren por del Reino de España.
Y este mal perder del Partido Popular y sus corifeos es uno de los principales motivos por los que ahora lo más importante en la política catalana es la recuperación del autogobierno. Rajoy dio su palabra, que hace tiempo nadie cree, que con la formación del Govern que saliera de las elecciones del 21-D dejaría sin efecto la aplicación del art. 155, siempre y cuando el Govern catalán no intentara de nuevo proclamar la República catalana. Dicen desde Madrid que es posible pensar en república y también en Catalunya como una nación diferente a España, pero lo que no se puede es intentar llevar adelante por la vía pacífica estos pensamientos. O sea que estamos igual que antes, igual no, peor, ya que tienen intervenida la economía catalana desde Setiembre, no van a cumplir con lo que prometieron en cuanto a los ingresos del Estado hacia Catalunya i las CC.AA., en el 2014 tenían que haber revisado el sistema autonómico de financiación y todavía no lo han hecho y las Balanzas Fiscales favorables a Catalunya ascienden cada año entre los 9.000 y los 16.000 millones según la manera de establecerlas.
Perdieron las elecciones, y como los malos tahúres no han sabido encajar con honradez la derrota. Están atacando la enseñanza y los medios de comunicación públicos. En el punto de mira del nacionalismo español están los maestros y un sistema modélico de formación, según todos los barómetros educativos. La otra pieza que quieren cazar y llevarla en su zurrón es TV3, la mejor televisión pública, a la que acusan, sin ningún motivo, de parcialidad comparándola con TVE a la que consideran la más imparcial. Programas de interés y con altos índices de audiencia están a punto de desaparecer de la parrilla de TV3 debido a los recortes económicos que habrá que hacer por una aplicación del IVA que, el Gobierno de Madrid, se ha sacado de la manga.
Por todo esto, y especialmente por dignidad, Catalunya ha de recuperar de manera inmediata el autogobierno, para así poder plantar cara al Gobierno del partido más corrupto de Europa, al Gobierno del PP y sus palmeros. Y en esta tarea están trabajando las tres formaciones independentistas: Junts x Catalunya, ERC i CUP. Es difícil, en estos momentos, pronosticar cualquier resultado, lo que es seguro es que habrá Govern independentista pese a las dificultades que supone el tener diputados electos en la cárcel o el exilio. La primera opción es la de recuperar el Govern que con Puigdemont al frente destituyó Mariano Rajoy. El PP y sus “damas de compañía” ya tienen en alerta, como en su día tuvieron al Ejercito según Cospedal, a la “Brigada Aranzadi” con todos sus togados llenos de puñetas en las bocamangas de la toga para tumbar cualquier ley que no les guste. Ya saben que quien paga, nombra y da ascensos es quien manda, en este caso el Consejo de Ministros y el resto a obedecer con la boca callada.
Y contra todo esto y contra todos estos, en Catalunya el independentismo asegura que, posiblemente, a finales de mes haya Govern. El independentismo no puede perder esta oportunidad de gobernar durante cuatro años llevando a cabo políticas tanto nacionales como sociales y explicando que es el Gobierno del PP, con la ayuda de “su” Tribunal Constitucional quien impide que las leyes sociales sean llevadas adelante, ya ha pasado y volverá a pasar. Catalunya ha de recuperar su autogobierno, ha de aumentar el abanico de partidarios de la independencia para llegar a pasar del 50 % y ha de seguir trabajando sin prisa pero sin pausa para llegar a la República que, retóricamente, fue proclamada a finales de Octubre de 2017.
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