No puede ser llamada de otra manera el escrito que la Ministra de Empleo y Seguridad Social,
Fátima Báñez, nos ha enviado a todos los jubilados este pasado dos de enero.
En ella se nos comunica, por quinto año consecutivo, que nuestra pensión se revalorizará para el
año 2018, nada más y nada menos que en un 0,25%.
La razón que se nos da para ello, cito trextualmente es: "Con el objetivo de condiliar mejoras
anuales garantizadas con las necesaria salvaguarda econónica de generaciones futuras..."
Mire Vd. Sra. Ministra, supongo que no tiene una bola de cristasl para adivinar el futuro, cuando
les llegue el estado de pensionista a las generaciones futuras nadie sabe cómo estaran las arcas de la
Seguridad Social, y si no se encuentran en condiciones de hacer frente a tal gasto es porque Vdes., los que
dicen que velan por nuestro bienestar, no saben administrar el dinero que nos succionan a través de los
impuestos.
Los pensionistas de hoy somos los niños de las posguerra. Sí, los de los años de la hambre.
Aquellos en los que era tan difícil y sacrificado salir adelante.
Muchos, a duras penas, nos privamos de nuestro tiempo de descanso y nos dedicamos a trabajar y
estudiar, y así llegó el momento en el que España, esta tierra que, por desgracia, ha caído en manos de los
políticos, supo salir adelante y remontar el atraso en el que habíamos estado durante tantos años, llegando
el momento de que en el año 1975 había menos de 500.000 parados. Podemos decir, creo, sin temos a
equivocarnos, que se había logrado el pleno empleo
Todo eso fue gracias al esfuerzo, tesón, trabajo y sacrificio de aquellos niños de los años de la
hambre.
Comparemos esa cifra, casi ridícula, con los millones de parados y sin espectativas de encontrar
trabajo, la mayoría de ellos, con los que en la actualidad se encuentran en España
Habla Vd. de que con la ridícula cantidad con la que se nos aumentan las pensiones se puede
salvaguarar la economía de las generaciones posteriores.
Yo me pregunto ¿se tendría que reducir a tan mísera cantidad el aumento de las pensiones, si se
hubiesen recuperado los miles de millones robados por políticos sin escrúpulos ni conciencia que han
estado esquilamdo el erario público desde hace tantos años?
Podriamos comenzar con los que se apropió el nefasto Roldán y continuar con los de los EREs
andaluces, de los que había quien blasonaba de que en su casa había dinero para asar una vaca.
También se podrían pedir cuentas a tantos como han llevado a cabo obras faraónicas que después
no han servido para nada, como aeropuertos en los que sólo despegan y aterrizan los pájaros.
Caso de que así se llevase a cabo y se recuperase tanto dinero del que se han apropiado
indebidamente cometiendo latrocinio, no haría falta tratar ni a los pensionistas, ni a tantos necesitados con
el desprecio que se les considera, mientras que se ponen en práctica annistías fiscales de las cuales sólo se
benefician los poderosos, en perjuicio, como siempre, de los que tributamos, bien por nómina, bien por la
asignación de la escuálida pensión de la que "gozamos".
En la antigua Grecia existía la pena de ostracismo o destierro a la eran condenados los ciudadanos
que se consideraban sospechosos o peligrosos para la soberanía popular.
Pericles, a cuya época de gobierno se conoce en la Historia como Siglo de Pericles padeció este
castigo.
Pero no hace falta ir tan lejos en el tiempo, ya que en nuestra Edad Media y Moderna existía el
llamado "Juicio de Residencia", al que eran sometidos todos los que habían desempeñado un oficio
público, contra los cuales podían declarar todos los habitantes que habían estado sometidos a su gobierno.
Debería de volver a implantarse esa figura jurídica y aplicarla a tanto ladrón del dinero público y a
los que, llevados de su megalomanía, han despilfarrado nuestro peculio en obras innecesarias.
Pero eso no interesa, mejor es que los ladrones sigan disfrutando de lo que han robado y tomarla
con los pensionistas que no protestan.
Somos aproximadamente ocho millones, si decidésemos, todos a una, no votar en cualquiera de las
elacciones: locales, autonómicas o generales, dejaríasmos a esos nefastos políticos sin empleo, y muchos
de ellos sin nada para poder vivir, pues, más de uno, no ha sido capaz ni de obtener el Graduado Escolar.
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