Desde la crítica intelectual debemos reinventar los conceptos para que las redes virtuales no se conviertan en una moda pasajera y mueran por los prejuicios y etiquetas que las distorsionan
El producto de Mark Zuckerberg no ha sido bien acogido por los molinos de los mercados. La desvirtualización de las relaciones y la recivilización del cara a cara vuelve a chocar con fuerza en las rocas de las orillas. Después de varios años en la cresta de la ola, las redes sociales han entrado en el estigma paulatino del hastío.