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Ángel Pontones Moreno
Nace en la ciudad de Barcelona en 1971, aunque reside en Valencia desde ese mismo año. Se dedica profesionalmente al campo de los seguros. Sus primeros cuentos y artículos aparecen publicados en el semanal “el Punt de Girona” y en otras publicaciones digitales. Ha obtenido el premio semanal “Relatos de Cadena” que convocan Cadena Ser y Escuela de escritores (2013), el primer premio de los certámenes de relatos “Fabryahora” (2014), “Manuel J. Peláez” de Zafra (2014) y “George H. White” de Llíria (2015).Asimismo ha quedado finalista en los premios “Utopía” (2014) y “Madrid Sky” (2014). Varios de sus microrrelatos aparecen publicados en antologías sobre el género. Desde verano sus textos aparecen en una sección dominical del diario “Publico.es” llamada "Mapas de caminos que no llevan a Roma". |
Lo mejor de ir dejándose llevar sin rumbo fijo por el centro ciudad de julio, es que el calor distorsiona las distancias y dilata el tiempo, con lo cual todo se relativiza y en algún momento acabas topándote con un lugar interesante. Calle Moratín, 7, y galería La Mercería, por ejemplo. Y su exposición Colectiva “Pléyade”, marca un brillante cierre de temporada.
Mi análisis de las consecuencias de lo de ayer: El PP necesita los votos de Txapote para gobernar Ha utilizado erróneamente la persona del singular. El PSOE necesita pactar con ABBA, para tender puentes hacia Waterloo.
Una vez se confirma la debacle electoral autonómica, el presidente, que aparentemente se ha quedado solo, lanza por sorpresa un anuncio de elecciones anticipadas. Esta maniobra está realizada por sugerencia del candidato de la oposición, que tiene miedo de ser derrocado antes de tiempo de su puesto por Isabel Natividad, la pujante gobernadora de la Capital, y lo que en realidad quiere es volver dignamente a su terruño de Galicia donde nadie le molestaba.
Resumen mensual: -Deben ser alucinaciones pero, tras 500 días encerrada, salgo de la cueva y lo primero que me encuentro es al Dalai Lama.
¿Ya han acabado de rodar eso? -Eso dicen. -¿Y le han puesto nombre? -No se atreven.
08:15: Comunicado anónimo de "¿Para cuando el día del hombre?". 8:40: Contracomunicado "Ya tardabas". 8:45: Reacción al contracomunicado: "Si hablamos de igualdad, sería lo normal".
Hay quienes construyen muros para protegerse de un dolor que les supera, por ejemplo la muerte de una madre. El muro que construye Olvido es otra niña llamada Édani, que vive en un mundo llamado Gea situado a una distancia inconmensurable de la Tierra. Esta creación, que vive arrinconada en su mente desde niña, se hará real unos años después cuando Olvido se encuentre cara a cara con uno de sus imaginarios habitantes.
Hoy quiero hablar de un amigo al que no volveré a ver. Lo conocí personalmente un septiembre de hace cinco años, cuando me invitó (me introdujo) a una tertulia de cine en la que participaba desde tiempo atrás. Esa tarde no solo le puse cara a él sino a mucha más buena gente, y esa sencilla invitación fue la primera de tantas cosas por las que siempre quedaré en deuda con su generosidad.
El último día o día de cierre es una prueba para los dedos tontos a los que se les pide tramitar todo más rápido que de costumbre. Esto trae consecuencias. La fecha de transcripción pasa de ser 2022 a 20922, y tan tremendo salto al futuro deja una partida de anticipos a cobrar dentro de 20000 años, y una espera inconsolable por gente que sabe que no recibirá lo que espera aunque su vida sea muy larga y su espera muy paciente.
Si queremos arrojar comida al arte, estaría bien documentarse primero por si el artista era celíaco. No es recomendable el tiramisú con impresionistas diabéticos. Tampoco recomendaría la nutella cerca de Las Tres Gracias de Rubens.
En el afán de agilizar el storming de ideas de los guionistas de estas plataformas maléficas en las que ahora vivimos el tiempo que no tenemos, se me ha ocurrido proporcionarles unas ideitas que he tenido esta tarde...
Hace unos días, me gustaría pensar que por una sanción del hombre más maquiavélico del planeta (Mark Zuckerberg), dejé de poder expresar emociones en la Red social llamada Caralibro. Es decir, desaparecieron todos los emojis quitando el azul original del like. Las fotos dejaron de encantarme, las opiniones de asombrarme o importarme, y las malas noticias de enfadarme.
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