Eduardo Cassano
Con el 31 de diciembre termina un año, el 2008, que en el mapa político, económico y social de España ha sido, sin lugar a dudas, un año negativo en el que la recesión se convirtió en crisis. Se han celebrado unas elecciones, que ganó Zapatero, pero no han servido para lograr una estabilidad social cada vez más lejana. La violencia de género no cesa, incluso aumenta en estos días, el paro sube peligrosamente y el ánimo entre la población se compra a plazos con la tarjeta de crédito. En lo deportivo, por contrapartida, las cosas han ido mucho mejor, hasta el punto de alcanzar éxitos casi inimaginables hace poco tiempo, consiguiendo así distraer la atención de lo verdaderamente importante, lo que nos afecta a diario.