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Hugo J. Vélez Astacio
Hugo J. Vélez Astacio es originario de Chinandega, Nicaragua. Cursó estudios de Administración de Empresas en la UCA y obtuvo el Programa de Alta Gerencia (PAG) en INCAE Alajuela, Costa Rica. Después de estar al frente de la Gerencia General de varias empresas e industrias fue Director General de Transporte Terrestre (DGTT-MTI). Actualmente Escritor e historiador. Ha sido colaborador de artículos de opinión del diario “La Prensa” (LP). Autor de nueve libros publicados. Como dariano amante y estudioso de la vida y obra del Poeta Rubén Darío, ha publicado dos obras. |
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Es sabido en Nicaragua por tradición histórica, desde tiempos de los Conservadores y Liberales posmuerte de Rubén, aprovechando la fecha del nacimiento y del fallecimiento (18/enero/1867-6/febrero/1916)
Si alguien es merecedor de un estudio y de un culto patriótico, ese alguien es Simón Bolivar, nuestro insigne libertador por antonomasia, genio tutelar de la independencia y la libertad de nuestra América. Hombre de un espíritu vidente, sembrador de ideas y pensamientos profundos y revolucionarios.
Recién en un mi escrito sobre un personaje de carácter nacional, lo titule “Líder en un país de poetas”, y es que en mi Nicaragua bien un literato como Estefan Baciu, esta se mide en versos, en poetas o en libros de poesía.
Al revisar las razones que pudo haber tenido el poeta Rubén Darío cuando decidió regresar a su tierra natal Nicaragua, después de estar ausente por 14 años y 7 meses (abril 1893/nov 1907), resaltan dos asuntos a lograr: la de ser nombrado Ministro en Madrid, España, y La de lograr divorciarse con Rosario Murillo, para así formalizar su amor con la española Francisca (Paca) Sánchez.
Al pensar en mi rinconcito paraíso terrenal, por ser Chinandega tan bonito, por ser “surco de mi patria que en mieses embriagas”, pensé en lo corto del cuento de Augusto Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía está allí”.
Se puede afirmar que fue Rubén Darío, quien dignificó escribir; al recibir emolumentos por sus creaciones Poéticas o por sus escritos en Prosas, muy a pesar que los recibidos, los mismos no satisficieran lo requerido y necesario en su activa vida artística, dramática, familiar y como cantor errante.
Opinar es un asunto serio, porque supone que quien lo hace de manera responsable, le asiste la razón y es para sí mismo una verdad. Quien opina con carácter y firmeza, en principio le asiste un pensamiento y una cultura que engloba tener las razones que fundamentan la opinión misma.
Se ha dado el acto ceremonial en días pasados en Paris sobre la incorporación del escritor peruano Don Mario Vargas Llosa como miembro de número en La Academia de la Lengua Francesa. Salvando de manera especial una serie de requisitos, se me vino a la memoria dos asuntos fundamentales que hoy deseo compartirles.
La crisis que prevalece en el mundo contemporáneo requiere el liderazgo de los Estadistas. Estadistas del tipo con la perspicacia de un estadista como lo fue Charles De Gaulle, quien tenía un carácter en el que se reflejaba algunas veces el humorismo sardónico típicamente francés.
Si bien la intensidad dañina de la pandemia del coronavirus ha mermado, lo grave aún persiste por lo que cabe atender cabalmente las medidas de prevención y de higiene, para no quedar expuesto junto a su familia, ya que ahí la cosa seria peor y muy crítica. Unidos con fraternidad podemos superar este trance.
Los escritores e historiadores no académicos, sus aportes provienen de sus inquietudes y agudas observaciones o de perspectivas que difieren de lo que tradicional se ha inculcado principalmente en el aspecto histórico, al conjugarse a intereses predominantes en la época en que se sentó dichas bases históricas.
La grandeza de los clásicos estriba fundamentalmente en que sus legados no mueren con el tiempo, siendo pares entre sí. Sus obras trascienden el éxito y las realidades que pudieran haber tenido en sus épocas, por lo que sus lecturas son siempre disfrute vigente.
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