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Manuel del Pino
Manuel del Pino es licenciado en Filosofía y Letras (Univ. de Granada, 1994). Ha publicado diversos artículos y varios ensayos. XIV Premio de Ensayo Becerro de Bengoa con La sonrisa de la esfinge (Dip. de Álava, 2002). Olivas negras, novela policíaca, Ed. Cuadernos del Laberinto, Madrid, 2012. Ha publicado relatos en las revistas digitales “Gibralfaro”, “Ariadna”, “Narrativas”, “Ánima Barda”, “Relatos Pulp”, “Palabras diversas” y “Entropía” (2012-13). Colaborador con la sección Aventuras de Lince en la revista “Arena y Cal”, Cádiz, 2012-14. Colabora en la Revista Buenanueva, Madrid, desde mayo de 2014, con los relatos de misterio y valores de “Sor Consuelo”, y colaboró en el periódico digital El Pulso, de Madrid, con los relatos policíacos de “Carla” (2014-16). Novela Sor Consuelo. La clave Goya, Ed. Bendita María, Madrid, abril 2015. Desde 2017 colabora en Religión Digital con el blog de cuentos breves “Sor Consuelo te ayuda”. Ha publicado otras novelas en Amazon: Siniestra, Carla. La conspiración de La Rosa Negra o Carla mortal. |
Lito decidió buscar un empleo honrado: Conductor de tren. Los candidatos, más de treinta, bajaron a las vías, en espera del convoy. Lito se situó junto a la vía, de espaldas, para ser el primero. Decía: “Je, je, je. A mí nadie se me llevará por delante.”
El joven Aylan de Alarcón se aburría como una ostra, viendo entre el escaso público un anodino partido de voleibol en Abu Dabi. Se levantó y echó a correr entre las gradas. El guardaespaldas Lito, vestido de vendedor de palomitas, le cortó el paso. Aylan chocó contra Lito, cabeza con cabeza. Las palomitas salieron volando. Acabaron en el suelo, con sendos chichones y cubiertos de palomitas de maíz.
La hermosa Lota (Carlota Vega) llegó primero a Villa Maravilla. Pensaba: “Esta vez, mi jefe, ese memo de Lito, no se enterará del trabajo que tengo entre manos”. Llevaba a su fiero bulldog Satán de la correa. Abrió el portón con una ganzúa, tal como había quedado con la señorita Samara Faltó. No saltaron las alarmas.
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