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Rafa Esteve-Casanova
Contar por no callar
Rafa Esteve-Casanova nació en Valencia y estudió Relaciones Laborales y Derecho. A finales de los 60 escribe críticas, entrevistas y artículos en El País, Noticias al Día, Avui y Liberación, y participa en un programa de crítica musical en RNE. Sus poemas han sido publicados en volúmenes de homenaje a los poetas Vicent Andrés Estellés, Joan Valls Jordá y Joan Brossa. Entre sus numerosos premios cabe citar el 'Vila de Xabia', 'Mare de Deu del Olivar' y el 2º premio del certamen de narrativa del Ayto. de Valencia. Fue secretario de Organización de Unitat del Poble Valencià y estuvo entre 1987 y 1991 en el grupo EU-UPV en el Ayto. de Valencia. Actualmente escribe artículos de opinión político-social en los que hace gala de una sutil ironía. Es colaborador del diario Levante y publica los jueves y domingos en Siglo XXI la columna ‘Contar por no callar’, así como artículos vinculados a la música.
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Empezamos este 2023 celebrando que hace sesenta años uno de los nuestros, Raimon, un joven de Xàtiva, sacaba su primer disco al mercado. Un disco de aquellos con cuatro canciones, un EP lo llamaban. Cuando a Raimon le propusieron grabarlo sólo tenía tres temas, tuvo que parir una cuarta canción, “Som”, para cubrir el cupo exigido por la discográfica. Todo esto ocurría en 1963.
Todo empezó un 11 de Septiembre, el del 2012. Hasta entonces las manifestaciones de la Diada de Cataluña no eran, precisamente, un clamor por el derecho a decidir. Por la mañana las fuerzas políticas y sociales iban a los pies de la estatua de Rafael de Casanova, depositaban unos ramos de flores, hacían algún discurso reivindicativo, y a comer con la familia
Hace unos días las redes sociales ardían a raíz de la aparición de una grabación en TIKTOK en la que tres enfermeras de la Vall d’Hebron en Barcelona parecían estar muy contentas en horas de trabajo olvidando sus tareas mientras una de ellas arremetía contra la obligación de demostrar sus conocimientos del idioma catalán mediante la obtención del certificado C1 para poder acceder por oposición a una plaza de enfermería en la sanidad pública catalana.
La moción de censura es un instrumento por el que el Congreso de los Diputados puede exigir responsabilidades políticas al Gobierno. Desde la restauración de la democracia en España ha sido utilizada en menos de una decena de ocasiones, y tan sólo en una ha triunfado, la presentó el PSOE contra Mariano Rajoy y, con el apoyo, entre otros, de Podemos y vascos y catalanes.
Tengo por costumbre leer las cartas publicadas en la sección “Cartas al director”, de vez en cuando es posible aprender algo nuevo entre las que llegan a los diarios: algunas veces es una queja ciudadana y quien la denuncia en la prensa cree que si las autoridades ven su queja negro sobre blanco en las páginas de un periódico tal vez les hagan más caso.
Hubo un tiempo en que Pedro Sánchez necesitó el apoyo del independentismo catalán para conseguir la Presidencia del Gobierno. Y consiguió el apoyo de ERC, prometiendo a los catalanes un mejor trato en sus relaciones con el Gobierno. Eran los tiempos en los que el PP de Rajoy había ido encendiendo hogueras entre España y Catalunya.
Las últimas palabras que en su alegato final en el juicio contra el independentismo catalán pronunció Jordi Cuixart, presidente de Òmmium Cultural, antes de que Marchena pronunciara el “visto para sentencia” fueron “Ho tornarem a fer” (lo volveremos a hacer).
Aquel general bajito, regordete y de voz atiplada que salía, en exclusiva, en los sellos de correos y en las monedas, llamado Francisco Franco Bahamonde, el único de los dictadores europeos de los últimos cien años que ha muerto en la cama, dejó en herencia a los españoles un reino que durante cuarenta años no tuvo rey.
Hace unos días se ha recordado aquel fatídico 24 de Enero de 1977 cuando terroristas de extrema derecha entraron, con nocturnidad y la cara tapada, en el despacho laboralista que CC.OO tenía en el número 55 de la calle Atocha de Madrid y asesinaron a cinco personas.
Recuerdan a Jorge Fernández Díaz, un Ministro del Interior de Mariano Rajoy, ahora imputado por sus trapicheos y sus amistades peligrosas con las cloacas del Estado, este capitoste del PP presumía, desde su despacho ministerial, ante Daniel de Alfonso, jefe de la Oficina Antifraude catalana de sus poderes ante la Fiscalía.
Acabamos de entrar en un año en el que a finales de Mayo tendremos elecciones municipales y, también en algunas CC.AA elecciones autonómicas, y nada más comenzar el año los cascos del caballo del fascismo ya están resonando por Europa y América.
Pedro Sánchez siempre juega al límite, sabe que ya perdió una vez cuando sus propios compañeros le descabalgaron de la Secretaria General del partido y tuvo que comenzar de nuevo, como el Cid, con cuarenta de los suyos y desde el destierro político, para volver a ganar y ocupar la presidencia del Consejo de Ministros.
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