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El sector de las telecomunicaciones y las empresas afectadas por el apagón de las redes 2G y 3G dan por hecho que antes de 2030 tiene que estar culminado un proceso que lleva en marcha varios años, aunque a una velocidad inferior a la deseada por muchos expertos. El problema de fondo es que no existe una fecha oficial y unificada para dejar a un lado definitivamente ambas redes.
El día D ha llegado. A partir de este 19 de abril, empezarán a dejar de funcionar las 440.000 líneas de ADSL, que según los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), se verán afectadas por el paulatino cierre de las 8.526 centrales de cobre que hay en nuestro país. La mayoría de estas son propiedad de Telefónica, que espera culminar este proceso antes de mayo de 2025.
En medio de una vorágine de innovación tecnológica, la Televisión Digital Terrestre (TDT) prepara un nuevo “apagón” el próximo 14 de febrero. Esa es la fecha en la que todos los canales deberán transmitirse en alta definición (HD) y, por tanto, desaparecerán las frecuencias en calidad estándar. Esto implica que todos los españoles que no cuenten con televisores con un receptor de HD incorporado deberán adquirir un decodificador compatible.
Las redes se han llenado de alarmismo y de burlas por la noticia del posible apagón indefinido en toda Europa. Muchos no lo creen, otros hablan de teorías conspiratorias y comparan este posible apagón con el covid. Nada se sabe, podemos pensar cualquier cosa, como que somos cobayas de laboratorio con las que experimentan y estudian para modificar algo en nuestra sociedad y, por supuesto, ganar más dinero con ello.
El apagón de hace unos días fue distinto. Nos quedamos sin acceso a la mayoría de las redes sociales. Durante las horas que la humanidad prescindió del maldito artilugio cibernético, se detuvieron las maquinas de la comunicación no verbal. En una palabra: casi se paró el mundo.
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