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No pretendo abordar en este artículo el fenómeno de los desahucios, tan de moda de un tiempo a esta parte, y sobre el que coexisten posturas antagónicas, todas con algo de razón, por cierto. Me referiré por esta vez a un desahucio en concreto, el que tuvo lugar en mi ciudad ha no tanto, pero sabiendo que ni es el primero ni será el último de esta naturaleza. ¿De qué naturaleza?, se preguntarán. Pues voy con ello.
Refiriéndose al mundo que nos toca vivir el de “fakenews”, noticias falsas, Carlos Zamón en su escrito “Miénteme y te amaré” muy acertadamente describe este mundo de falsedad en que nos movemos: “Y en esta función de mal teatro ya no nos podemos creer nada de lo que vemos, nos dicen, oímos o pensamos. Todo es esencialmente sospechoso sin posibilidad de desenmascaramiento".
Yo suponía que el adjetivo no estaba oficialmente registrado por la Real Academia, que es quien se encarga de tan necesaria y sin embargo poco reconocida labor. Me equivocaba. Según la regia institución, es lo guay algo bueno, atractivo, sugerente, y se reserva a cosas o situaciones. Sin más. El diccionario no se ocupa sin embargo de la acepción aplicada a personas, y es este el terreno que a mí me interesa. Seguro que ustedes ya intuyen por dónde voy.
Cuando considero la futilidad de la vida humana y me percato de la preponderancia, engolamiento y ¿por qué no, soberbia? con la que algunas personas se consideran más importantes, poderosas y superiores a los demás, no puedo menos que acordarme de las palabras con las que S. Juan Crisóstomo (Boca de oro; pico de oro, diríamos hoy), tomadas del Eclesiastés, comienza su homilía en defensa de Eutropio.
Aunque la balanza se inclina generalmente hacia la bondad de los seres humanos, lo que aseguro en el título de mi escrito de hoy es una realidad palpable. Las estadísticas bien hechas arrojan ese resultado para la mayoría de las profesiones. Hay muchos ejemplos que nos explican cómo médicos eminentísimos, ingenieros de fama y empresarios en buena posición, educadores y catequistas se van a los lugares más pobres del mundo a prestar sus servicios a los más necesitados.
Tiene mucha miga eso de las coordenadas, a partir de un punto, podemos ubicarnos oteando la colocación de las rectas cruzadas en un punto. Hoy, dejemos las horizontales por su excesiva extensión, observemos el poderío de la verticalidad. Sus variaciones indican con preferencia el grado de intensidad, polaridad, señales de fijeza.
Según la especialista en Geofísica y Riesgo Volcánico de la Universidad de Granada, Janire Prudencio, 'la forma en que un volcán expulsa el material es única y, aunque los depósitos antiguos dan pistas sobre lo que pasará, sigue siendo un fenómeno impredecible que puede cambiar sin previo aviso'.
La orientación se adquiere por la experiencia atenta, bien por las percepciones propias, bien por las descripciones de otras personas. Siempre surgen aquellos ajustados a las condiciones del momento, lugar y personas afectadas.
Acudir a un casino es un evento en la vida de muchas personas, y por supuesto tienen que seguirse unas reglas de atuendo para no desentonar en el local. La mayoría de casinos y bingos piden a sus clientes seguir unas normas de etiqueta y una serie de reglas a la hora de acudir a sus instalaciones.
He podido contemplar desde mi modesto observatorio dos actitudes que me hicieron recapacitar sobre la naturaleza humana. La primera me la proporcionaron los jugadores de la selección española más modesta que puedo recordar. Desde "El segmento de plata” se valora mucho más la virtud de la humildad que la exhibición petulante.
Existe una distancia significativa entre la gestación de un procedimiento, su resultado y las maneras de verlo realizado. Es patente en la obra de un artista, en referencia al discurso mental del autor y la calibración por parte de los espectadores. También en los condicionantes previos de un infarto y el trazado electrocardiográfico.
Cada uno recorremos el camino modesto adaptado a las CIRCUNSTANCIAS particulares, donde cada día se suceden las secuencias con acompañamientos discordantes, bien o mal repartidos en cuanto a benevolencias o malas disposiciones.Dicho de otra manera, el tránsito por los grandes conceptos tiene su lugar existencial, aunque para un individuo concreto, la ruta desciende a las ocupaciones cotidianas de una proximidad radical; en la verdadera conjunción de la SENCILLEZ PRÁCTICA con la red activada de conexiones influyentes, sin duda, con numerosas condicionantes a tener en cuenta, a pesar de ser un sujeto particular.
No me gustan esas gentes que imprimen a su paso un lenguaje incendiario destructivo. Por mucha retórica que se utilice, la falsedad nos destruye nuestra alentada existencia. No olvidemos que la evidencia siempre triunfa por sí misma. Por tanto, a las cosas hay que llamarlas por su nombre. A mi juicio, hay que poner techo en algunas actitudes.
Desde pequeñitos sentimos una fuerte adhesión a lo más sencillo. Contra el calentamiento del caletre, optamos por los primeros impulsos. Si uno tiene ganas, procede sin reparos a satisfacerlas. Los afectos, así como los desafectos, tampoco es cuestión de alargarlos por quién sabe qué motivaciones.
La vida política, tanto a nivel nacional como internacional, tanto ahora como antaño, como siempre, ofrece tipos que ante la mayoría de las personas pueden parecer, como poco, extravagantes o incoherentes.
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