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La historia siempre se ha escrito con “sangre, sudor y lágrimas”. Si una sociedad avanza timoratamente, es comida por los buitres. Moisés tuvo que romper las “Tablas de la Ley”, como signo de dura advertencia. Las guerras se acaban de dos maneras, con la “firmeza” de la fuerza o del diálogo. La serpiente, como signo de sibilina traición y escondido engaño, es el símbolo de los cobardes y socialmente débiles.
Ahora, que nuestro itinerario viviente está inmerso en la era digital, constituye un requisito previo la confianza en uno mismo, ya no sólo para la futura competitividad global, sino también para salvaguardar principios y valores como la igualdad, la democracia y el estado de derecho. No podemos caminar con esta frialdad de espíritu, en parte porque nos deshumaniza por completo.
Aún recuerdo la primera vez que les expliqué a mis hijos en qué consistía el nacimiento de un bebé. No, no imaginéis que ellos me preguntaron que de dónde vienen los bebés, tan solo tenían cuatro añitos, y no, ese día no tenía previsto en mi agenda darles una lección de naturales ni mostrarles lo increíble que era el cuerpo humano.
El carácter acomodaticio de las actuaciones no presagia nada bueno, por lo que aporta de instalación poco participativa y por la ausencia de una adaptación dinámica a la evolución social. Es una evidencia notoria, ni del pasado conocido podemos estar seguros, del mismo apenas conocemos datos sesgados. Pese a lo dicho y conocido por todos, la ley del menor esfuerzo nos aboca a ese conformismo cercano a la negligencia.
Nos estamos acostumbrando a vivir en dos mundos contrapuestos pero interrelacionados, porque la ruptura de barreras espaciales aproximan la realidad física a la apariencia de la realidad.
Por si acaso, a todos vosotros DIOSES de MIL NOMBRES, no es que no creamos, es que algunos de los que nos rodean provocan en nosotros un sentimiento de rechazo hacia todo aquello que no vemos o que no palpemos.
Es innegable que los españoles, desde hace tiempo, han perdido la confianza en la clase política. Corrupción, promesas que nunca se cumplen y tantos otros aspectos negativos dan pie a que sea comprensible que los ciudadanos no se fíen de ningún partido.
Si hay algo que caracteriza a España es su poder de resiliencia y su capacidad para reinventarse. Y es que pese al duro golpe que ha sufrido el turismo nacional provocado por el coronavirus, con pérdidas de 40.000 millones de euros respecto a 2019, hay empresas y zonas que han conseguido resistir gracias a su versatilidad.
Encontrar videntes buenas que no sean un total fraude puede ser una tarea complicada. En muchos aspectos, la videncia es como cualquier otra profesión u oficio, hay millones de abogados, millones de ingenieros, millones de médicos, pero ¿todos son destacados? Evidentemente, no. La mayoría son profesionales promedio y otros tantos son mediocres.
Urge liberar nuestra existencia de tantos abecedarios tóxicos que lo único que hacen es distanciarnos unos de otros, acrecentando los sufrimientos y las dolencias del alma
¿En qué medida es importante la confianza con un cliente? Decimos que sin confianza no hay venta. Tenemos que generar confianza con nuestros clientes.
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