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Actualmente, la ciencia reconoce que la actitud influye profundamente en nuestra salud. Una persona que afronta la vida con alegría y optimismo no solo es capaz de emprender cosas grandes, sino que también irradia seguridad y bienestar, lo que repercute favorablemente en su salud.
Cuando forjamos una amistad con alguien lo que hacemos es generar una confianza que no encontramos en los demás. Poder abrirnos realmente y expresar cómo nos sentimos es, a día de hoy, un privilegio. Y será a esa persona a la que le contemos de verdad las cosas que nos suceden en el día, nuestras preocupaciones, nuestros miedos, nuestras rupturas o incluso, nuestros desagrados.
Cuenta J. Bucay de un alpinista desesperado por conquistar el Aconcagua que inició su travesía después de años de preparación, pero quería la gloria para él solo: por lo tanto, subió sin compañeros. Se le hizo tarde, no se preparó para acampar, decidido a llegar a la cima y le oscureció. La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada.
Mientras iba una hija al entierro del padre, murió en coche… la madre, desconsolada, me decía: “me estrellaría la cabeza contra la pared, si sirviera de algo… pero tiene que haber algún sentido… no es posible tanto absurdo”. Y mirando su otra hija, pensaba: “yo que quise solo una, menos mal que Dios me dio otra, sino que haría ahora… me queda este consuelo”.
Todos necesitamos ser escuchados. Todos necesitamos tener a alguien con quien poder hablar y lo que es más importante, contar con una persona o red social física y presencial que nos genere confianza para conversar no sólo de temas triviales sino de aquellos que nos preocupan o afligen.
La confianza es una de las bases más sólidas sobre la que se cimentan las relaciones sociales y profesionales, además de ser un indicador muy fiable de la buena o mala salud de la que gozan las conexiones entre las personas. En este contexto, Ipsos, con su Global Trustworthiness Index 2023, ha querido conocer más de cerca qué confianza les genera a la población ciertos profesionales con quienes tienen que lidiar en su día a día.
Todos tenemos secretos, y podemos confiarnos a quien queremos. Hay personas que los quieren llevar a la tumba, que no quiere compartirlos con nadie y que permanecen confidenciales hasta su muerte. Pueden ser cosas de las que se sienten avergonzadas o culpables, o relacionados con asuntos familiares delicados.
Cuando todo parece moverse en la perspectiva de la muerte, con todo tipo de tropelías y desapariciones forzadas, reivindico otros itinerarios de renovación personal que nos devuelvan a otros espacios menos tóxicos, para propiciar vínculos que nos fraternicen, y así rebajar las tensiones sociales, fortaleciendo un espíritu conjunto.
Bajo un contexto de incertidumbre generalizado en el ámbito económico y social, la confianza de los ciudadanos en estos momentos se erige como un bien muy preciado entre los distintos actores que forman parte del entramado empresarial. Según un estudio, en España existe una desconfianza casi generalizada hacia todos los sectores.
El Índice de Confianza del Consumidor (ICC), que elabora el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), ha alcanzado en abril los 74,6 puntos, lo que representa 20,8 puntos más que el índice de marzo y el mayor aumento intermensual registrado en toda la serie histórica. El CIS explica que este mes de abril “sigue recogiendo un contexto especial y atípico debido a la crisis global motivada por la pandemia”.
La historia siempre se ha escrito con “sangre, sudor y lágrimas”. Si una sociedad avanza timoratamente, es comida por los buitres. Moisés tuvo que romper las “Tablas de la Ley”, como signo de dura advertencia. Las guerras se acaban de dos maneras, con la “firmeza” de la fuerza o del diálogo. La serpiente, como signo de sibilina traición y escondido engaño, es el símbolo de los cobardes y socialmente débiles.
Ahora, que nuestro itinerario viviente está inmerso en la era digital, constituye un requisito previo la confianza en uno mismo, ya no sólo para la futura competitividad global, sino también para salvaguardar principios y valores como la igualdad, la democracia y el estado de derecho. No podemos caminar con esta frialdad de espíritu, en parte porque nos deshumaniza por completo.
Aún recuerdo la primera vez que les expliqué a mis hijos en qué consistía el nacimiento de un bebé. No, no imaginéis que ellos me preguntaron que de dónde vienen los bebés, tan solo tenían cuatro añitos, y no, ese día no tenía previsto en mi agenda darles una lección de naturales ni mostrarles lo increíble que era el cuerpo humano.
El carácter acomodaticio de las actuaciones no presagia nada bueno, por lo que aporta de instalación poco participativa y por la ausencia de una adaptación dinámica a la evolución social. Es una evidencia notoria, ni del pasado conocido podemos estar seguros, del mismo apenas conocemos datos sesgados. Pese a lo dicho y conocido por todos, la ley del menor esfuerzo nos aboca a ese conformismo cercano a la negligencia.
Nos estamos acostumbrando a vivir en dos mundos contrapuestos pero interrelacionados, porque la ruptura de barreras espaciales aproximan la realidad física a la apariencia de la realidad.
Por si acaso, a todos vosotros DIOSES de MIL NOMBRES, no es que no creamos, es que algunos de los que nos rodean provocan en nosotros un sentimiento de rechazo hacia todo aquello que no vemos o que no palpemos.
Es innegable que los españoles, desde hace tiempo, han perdido la confianza en la clase política. Corrupción, promesas que nunca se cumplen y tantos otros aspectos negativos dan pie a que sea comprensible que los ciudadanos no se fíen de ningún partido.
Si hay algo que caracteriza a España es su poder de resiliencia y su capacidad para reinventarse. Y es que pese al duro golpe que ha sufrido el turismo nacional provocado por el coronavirus, con pérdidas de 40.000 millones de euros respecto a 2019, hay empresas y zonas que han conseguido resistir gracias a su versatilidad.
Encontrar videntes buenas que no sean un total fraude puede ser una tarea complicada. En muchos aspectos, la videncia es como cualquier otra profesión u oficio, hay millones de abogados, millones de ingenieros, millones de médicos, pero ¿todos son destacados? Evidentemente, no. La mayoría son profesionales promedio y otros tantos son mediocres.
Urge liberar nuestra existencia de tantos abecedarios tóxicos que lo único que hacen es distanciarnos unos de otros, acrecentando los sufrimientos y las dolencias del alma
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