| ||||||||||||||||||||||
El representante del secretario general de Naciones Unidas, Stefan de Mistura, termina de anunciar en el Consejo de Seguridad a puerta cerrada, la partición del Sáhara como posible solución al conflicto que el próximo año alcanzará los 50, medio siglo, así como suena.
Con la vista profesional, y humana, puestas ya en el 2025, proseguimos con un creciente/decreciente ánimo, nuestros balances sobre las controversias territoriales españolas, el tema histórico, clásico, recurrente e irresuelto, aunque no irresoluble de nuestra política exterior.
En palabras de Voltaire, la Historia real la sufren las clases populares y la oficial la cuentan los vencedores, o sea, el poder económico y las elites gobernantes. Michael Parenti, historiador estadounidense de origen italiano, así lo certifica en su obra, La Historia como misterio. Las clases bajas ponen los muertos y las clases altas hacen el relato ajustado a sus intereses económicos, ideológicos y políticos.
Al inclinarme a besar la mano de la camarada que me recibía en el Kremlin, al estilo de Catalina la Grande que exigía que los representantes extranjeros le besaran la mano y le hablaran en francés – parecería más apropiado que el léxico diplomático hubiera adoptado el término legado.
No hay que ser un Metternich para concluir en la inconveniencia de las discusiones históricas en política exterior. Y ello es tan evidente que podría constituir una ley si no matemática, desde luego que sí diplomática. La carta del todavía presidente del añorado México, que cesará en octubre, reclamando hace un lustro que el rey de España (y el Papa) reconozca y pida perdón por los abusos cometidos durante la conquista, forma parte consustancial del ser imperial de España.
En una serie de artículos que titulé ”La Parodia Nacional”, relataba de una manera jocosa, no exenta de dramatismo, los acontecimientos que se venían produciendo en la vida política nacional desde que Pedro Sánchez se “encumbró”, vía moción de censura, a la alta magistratura de nuestra Nación. La parodia que no cesa, desgraciadamente, se ha reestrenado en estos últimos años en el ámbito de nuestras relaciones exteriores.
El revuelo que se ha originado por lo dicho por Milei es, además de excesivamente desmesurado e injustificado, una especie de bomba lacrimógena para que los conmilitones de Pedro Sánchez, a semejante de las plañideras de los antiguos ritos funerarios romanos, eleven sus llantos y lamentos a lo más alto de los espacios siderales.
Cuando en las relaciones personales, sociales o políticas se pierden o desprecian las mínimas reglas o costumbres de educación o cortesía, éstas se convierten en un territorio minado donde el desencuentro y el enfrentamiento vienen a ser la tónica general entre los miembros de una colectividad. Si además esto se traslada a las relaciones personales de ámbito internacional, las consecuencias pueden ser imprevisibles.
Constituye ya un tópico, mil veces manido, la catalogación que némine discrepante se hace desde España de que la principal amenaza exterior se sitúa en Marruecos, afirmación correcta en principio, aunque incompleta en cuanto adolece de la correspondiente graduación.
La noticia que causó revuelo internacional, particularmente en el ámbito internacional, sin duda fue la incursión por parte del gobierno ecuatoriano en la sede diplomática de México en Quito. La condena internacional al acto ha sido unánime.
En la madrugada del 7 de abril de 1956, se firmaba en Madrid la Declaración de Independencia de Marruecos y el 11 de febrero de 1957 tenía lugar la firma del convenio diplomático entre España y Marruecos, cuyo artículo 5 dice que "las misiones diplomáticas respectivas en Madrid y Rabat tendrán categoría de Embajada".
Desde que publiqué mis primeros libros de ciencia política y diplomacia hace varias décadas, siempre tuve la impresión de que intentar desbloquear nuestros contenciosos diplomáticos, el tema recurrente e irresuelto que no irresoluble de política exterior, se presentaba como tarea harto complicada, donde a la búsqueda de la deseable, necesaria armonía (hasta con h) se requiere compatibilizar la ortodoxia con la ‘realpotikik’. Y naturalmente, con el derecho.
El 29 de septiembre, la próxima ronda de conversaciones sobre el futuro político de Afganistán se llevará a cabo bajo el nombre de reunión en formato de Moscú en Kazán, Rusia. En esta reunión participarán representantes de Rusia, Irán, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán, China, India y Pakistán.
Una de las manifestaciones tradicionales de la insuficiente técnica en política exterior de Madrid, consiste en dejar deteriorarse determinadas cuestiones hasta extremos de muy difícil o al menos, complicada reconducción, cuya virtualidad constituye un dato antes que un subdato y no requiere exégesis profundas para su constatación.
Sin perjuicio de elaborar algo más adelante, con la política postelectoral ya asentada, mi balance 2023, en la serie sobre nuestros contenciosos y diferendos diplomáticos, sobre los seis, los contenciosos de Gibraltar, el Sáhara Occidental, y Ceuta y Melilla, y los diferendos de Las Salvajes, Olivenza y Perejil, procedería ahora una síntesis sobre el Sáhara.
Hace medio siglo, España, que figura a justo título como cofundadora del derecho internacional por varios conceptos, comenzando por el más relevante, la introducción del humanismo en el derecho de gentes; que fue primera potencia mundial, categoría sólo compartida con la posterior Inglaterra, así como el mayor imperio a escala planetaria, transitaba en el furgón de cola europeo, sin más comparsas que el vecino Portugal y Grecia, y si se quiere con la rota Irlanda.
Dejamos ahora para más adelante -hacia el otoño de este año electoral, y aunque la política exterior va a tener como es tradicional por estos pagos escasa entidad, en el pleno fragor de la contienda quizá la coyuntura permita margen para alguna que otra referencia a las controversias diplomáticas- el habitual balance sobre nuestros contenciosos y diferendos, que esta vez arroja un déficit asaz agravado.
El viernes 24, Dina Boluarte emitió un mensaje en la que anunció el retiro del embajador peruano en México, algo que se da a 2 meses de que el Perú expulsara al embajador mexicano en Lima, Pablo Monroy. Desde que en 1823, hace 200 años, se establecieron relaciones entre ambas naciones, siempre hubo una fluida interrelación diplomática. Esta es la primera vez que solamente habrá encargado de negocios en ambas partes.
He escrito numerosas páginas sobre la diplomacia secreta, sobre su teoría y práctica, en publicaciones clásicas o en otras menos publicitadas, acerca de esa institución fundamental y casi consustancial a la diplomacia que tanto fascinaba a Cambó, muerto a causa de una vacuna para la fiebre amarilla mal puesta, ahora que estamos en época de pandemias, uno de nuestros catalanes más cultos.
Hasta que España no resuelva o al menos encauce adecuadamente su en verdad harto complicado expediente de litigios territoriales, no volverá a ocupar el puesto que corresponde a la que fue primera potencia a escala planetaria y cofundadora del derecho internacional al más noble de los títulos, la introducción del humanismo en el derecho de gentes.
|