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Freud habló de los dos instintos básicos de la persona: vida y muerte, a los que llamó con sus términos griegos deificados "Eros y Thanatos", y aunque el freudismo ha dominado en nuestra cultura, los dos son los grandes olvidados en la educación: Amor y Muerte. Y están relacionados, pues si has perdido un ser querido, querría decirte: “a ti que lloras, porque has amado, has perdido a quien amas, y te duele… El dolor de la pérdida es el precio de haber amado”.
Cuando todo se vuelve gris y el dolor embarga nuestro corazón, no vemos la realidad, sino que absolutizamos, como es lógico, una parte, la que sentimos... El rey bíblico David escribió: “El dolor me nubla la vista; ¡se me nubla por culpa de mis enemigos!” (Salmo 6,7).
¿Qué es la “pérdida”? Algo tan amplio que va desde la ruptura de un matrimonio, el fin de una relación de pareja, el alejamiento forzado de las personas que amamos, la pérdida de un empleo, los cambios físicos repentinos debidos a una enfermedad o accidente, la pérdida de bienes (para algunos también, aunque para muchos quedan lejos de las relaciones personales), la desilusión al ver que las personas nos han fallado y que aquello no era lo que esperábamos…
Muchas veces, cuando muere un ser querido buscamos culpables. Pensamos que “si en lugar de hacer esto hubiera hecho lo otro”, no habría pasado eso malo… Que “podía haberle ido a ver y despedirme cuando se me ocurrió y pensé que iría al día siguiente, cuando ya fue tarde”, y cosas parecidas.
Hoy te ruego, Señor, con devoción, recibas en tus brazos con ternura, a mi querida esposa, un alma pura siempre afanada por la salvación. Y de paso Señor, con sumisión, te pido que me colmes de cordura, para superar esta singladura con serenidad y resignación.
C. S. Lewis decía que la muerte de los amigos le desnudaba como un árbol que pierde hojas, pero la pérdida de su amada fue el hacha que cayó sobre la raíz, que hería la profundidad de su alma. La pérdida del ser querido golpea al cuerpo, las emociones, la razón, el espíritu…
El duelo infantil por los animales de compañía es una experiencia sensible y única, porque el vínculo que se forma entre ellos es verdaderamente profundo. Según la Fundación Affinity, cuando llega el momento de despedirse de sus perros o gatos, los más pequeños a menudo se enfrentan a una montaña de emociones y se hacen diversas preguntas, por lo que es esencial mantener una comunicación fluida durante todo el proceso.
¿Por qué Dios permite que se haya muerto esa persona a la que tanto quiero? El misterioso mundo de la pérdida del ser querido pasa por preguntas como esta. El sufrimiento que nos produce la pérdida no puede resolverse con la razón. Pienso que podemos integrar el sufrimiento en el alma, que no se trata de no tener esos apegos y disolverlos, sino integrarlos en un amor que no pierde a la persona que hemos perdido.
Según los últimos estudios, cerca del 10% de la población, al enfrentarse a la muerte como familiar o como paciente, sufre un duelo patológico o complicado. Y es que el tránsito desde la vida y el despedirse de un ser querido es uno de los momentos más duros del ser humano.
Una de cada cuatro mujeres pierde a su hijo durante el primer trimestre de embarazo. Si bien es un número que asombra, es una realidad. El acompañamiento para enfrentar el proceso de duelo fetal, perinatal o gestacional es clave y necesario. Sentir el apoyo de la comunidad puede ser una experiencia sanadora en medio del dolor y puede hacer que una de las experiencias más trágicas se convierta en algo positivo.
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