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El viernes 6 de septiembre Filmin estrena “Hamlet”, una nueva adaptación de este clásico de Shakespeare en la que el director Sean Mathias reimagina la obra de teatro que el británico Ian McKellen, pareja sentimental de Mathias entre 1978 y 1988, representó en el Theatre Royal Windsor en 2021.
Ayer tuve la oportunidad de conversar con un hombre de ciento cuatro años.Lo conocí a través de las curiosas circunstancias que se rodearon para permitirme gozar de ese par de horas en las que pude disfrutar de su compañía. La cosa surgió de improviso. Estaba en el hogar de mayores del Rincón junto a mi amigo “pies de plata”, buscando una pareja que se quisiera enfrentar a nosotros en una de nuestras “exhibiciones” con el dominó.
Hoy he tropezado con una película en Amazon Prime que me ha cautivado y me ha sacado una boba sonrisa hasta el final. Bueno, vamos a ir primero a mi lado superficial, lo cierto es que el protagonista, Nicholas Galitzine está de muy buen ver, y todas las que tenemos una edad nos hemos motivado viendo como Anne Hathaway, una cuarentona mamá de una adolescente, se podía liar con un veinteañero.
Matusalén es un personaje del Antiguo Testamento. En uno de sus libros se supone que vivió 969 años. Esta cifra surge de la genealogía (bastante inventada) que conecta a Adán y Eva con Noé. La serie de datos que se fueron transmitiendo oralmente de generación en generación, permitió establecer unas cifras que son claramente rebatibles. Parece ser que alguno de los recopiladores de textos anteriores, confundió los años con los meses
La gerontofia se define como un trastorno de ansiedad, que se caracteriza por un temor excesivo, irracional y persistente hacia los adultos, también a envejecer, es un temor que se asocia con las personas mayores, la enfermedad, discapacidad y fragilidad, en una palabra, que consideran que después de cierta edad, se llega a un estado de declive total.
El ser humano está planificado maravillosamente para vivir una serie de años. Pero no siempre de la misma manera. Los medios de comunicación nos bombardean a diario con información que te invita a pasar del abandono a una fácil manera de volver a la juventud.
No sé si es difícil hacerse mayor siendo mujer, o es que los hombres cuando se hacen mayores y atraviesan alguna de las crisis que nosotras atravesamos, guardan silencio y callan para siempre. Pero el caso es que cada vez que cambio de peinado es porque estoy pasando por un cambio, o, mejor dicho, una de esas crisis de la edad.
Xavier Trías, de 77 años, se presenta como candidato a la alcaldía de Barcelona y Joe Biden, de 81, vuelve a presentarse a la presidencia de Estados Unidos. Se censura su edad por hacerlo. ¿Es que las personas “viejas” no pueden hacer tan bien como las jóvenes las responsabilidades que acompañan a los cargos a los que aspiran ejercer? ¿Qué es lo que convierte a alguien en viejo, la edad o el estado físico-emocional del mismo?
Si bien es un hecho que, de forma general, ha subido la longevidad esto no significa que esté bien éticamente subir la edad de jubilación, por razones que se pueden fundamentar muy bien. En primer lugar, son promedios estadísticos que, como es lógico, no tienen en cuenta los millones de personas que mueren antes de llegar a jubilarse o que fallecen a los pocos meses o años de haber llegado a ser pensionistas.
Por primera vez, el pasado jueves, no me enfrenté a mis conclusiones y pensamientos. Me encontré incapaz de encararme con la pantalla en blanco de mi ordenador y plasmar mis impresiones sobre la vida y milagros de los mayores, jubilados, pertenecientes a la tercera edad, veteranos… o como queramos llamarles.
Los especialistas en Medicina Interna recuerdan que “la osteoporosis no es una enfermedad inocua y tanto la fractura vertebral como la de cadera incrementan la mortalidad”. Las comorbilidades más frecuentes en el paciente con osteoporosis, son: hipertensión arterial, enfermedad cardiovascular, la diabetes tipo 2, la insuficiencia renal crónica y la patología tiroidea.
Creí siempre que sería capaz de cualquier cosa que me propusiera y he vivido contento y feliz asumiendo tareas, andando rápido, repartiendo sonrisas y riendo por cualquier motivo, pero no sé cuándo empecé a andar más despacio, aunque no le di demasiada importancia, los peldaños dejé de subirlos de dos en dos… dejé el automóvil con el que fuimos a ¡tantos sitios!
Después de casi cincuenta y dos años de casado ya creo haber superado sin peligro la primera C y no creo que jamás caeré en la reincidencia. Por lo concerniente a la segunda, a la evacuación del tracto intestinal, creo que, de momento, funciona bastante bien y sin alteraciones notables. Con referencia a la tercera C no puedo decir lo mismo.
Luces. Los datos de tus documentos y especialmente tu aspecto externo, son un reflejo indiscutible de tu ineludible paso hacia la senectud. La última vez en que he sido consciente de este hecho ha sido cuando he tenido que acudir a la delegación de la DGT de mi ciudad.
Como comprenderán no me refiero a estar inmersos en una guerra tipo militar. Me refiero a nuestra presencia en primera fila de lo que se denomina “ley de vida”: la aparición inexorable de la enfermedad y la muerte en nuestro ámbito más cercano.
Se reconoce muy fácilmente que una grabación de vídeo tiene ciertos años. Aunque las imágenes sean en color, los vídeos caseros de los años 80, por ejemplo, están cubiertos de una especie de polvo que desvive los colores, difumina los contornos, robotiza los movimientos. Puede que lo mismo ocurra con los recuerdos, en realidad.
Camino de los 91 años, trasiega, hoz en mano, limpiando maleza. Piensa que las cumbres siempre serán valoradas si saben conservar los caminos que bajan hacia el pueblo. De noche, llora en silencio, porque el consuelo fatuo, de día, lleva mucho de cortés y poco de comprensión. De día, camina miles de pasos en busca de los “otros”, los que no conocen las “cumbres”.
Edad cuando el proceso fisiológico común en todos los seres humanos produce cambios físicos, psicológicos y sociales, normalmente es considerado vejez o tercera edad, es el momento donde muchas personas sufren un punto de inflexión en sus vidas. Helen Hayes dijo: los años más duros de la vida son los que existen entre los diez y setenta años.
La perdida de reparo en manifestarnos tal como somos o como nos sentimos se incrementa con la edad. Es una especie de vuelta a la infancia. El niño jamás trata de ocultar sus sensaciones y la transmite sin ningún tipo de filtro. Su capacidad de llorar o de reír les permite cambiar sus sentimientos en muy corto espacio de tiempo.
Dice un gran amigo mío, que “cuando uno llega a los 79 años, comienza una década llena de ilusiones, creativa y depuradora”. Ese amigo mío, está muy unido a otro gran amigo común, el “Hermano Rafael”, trapense, San Rafael Arnaiz. El “Hermano Rafael”, tenía un lema, que hoy viene como anillo al dedo: “Lleva siempre una goma en el bolsillo y cuando algo o alguien te hace daño, sácala y pásala por la frente, borrando todo con cuidado”.
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