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“Acostumbramos a relacionar a la juventud con la alegría y el deseo de vivir” (Lola García, periodista). La realidad desmiente este aforismo. El contexto social es tan oscuro y retorcido que no facilita que los niños y adolescentes sean felices. Tampoco lo proporciona el entorno familiar tan tóxico en muchos casos.
No, no fue un político, ni un eminente sabio, ni un legislador como Solón, u otros sabios legisladores, fue solamente un humilde carpintero de Nazaret que, al cumplir los treinta años, esa es la creencia general, abandonó el taller en que trabajaba, heredado de su padre José, y se dedicó a recorrer los caminos de Israel, predicando una doctrina desconocida hasta entonces y actuando como si fuese un profeta.
“Desde mi [j]aula”: De pequeño me encantaba resolver el pasatiempo de encontrar las siete diferencias. Dos imágenes, a priori iguales, mostraban que, si te fijabas un poco, podías percibir detalles de la realidad que singularizaban cada una haciéndola distinta. Ese juego infantil se ha convertido en una especie de máxima que he intentado aplicar cada temporada escolar para lograr que la vida no se vuelva pegajosa y que la rutina no se transforme en monotonía.
Ya hace décadas que la educación, la enseñanza, ha dejado de ser aprender las “cuatro reglas”. Desde hace años todo es más amplio y más complejo, ya que desde la tendencia conservadora, por ejemplo desde la ideología de Vox, no se habla solo de enseñar, se habla de educar: educar es un concepto amplio, que incluye contenidos, pero con valores.
¡Qué bien olías, mamá! ¿Te acuerdas de aquellas tardes... largas tardes... hablando? “Hijos, vosotros no conocisteis aquella década sin sentido de 1930... No sabéis nada de aquellos políticos de media tinta que, ansiosos de poder, destrozaron el sueño común... No sabéis nada de aquellos políticos que, mintiendo, decían que les dolía el dolor ajeno...".
Leyendo los escritos de Antiguo y Nuevo Testamento que los cristianos tenemos como guía de vida y fe en un Creador protector de su obra y de sus operarios, nos encontramos con episodios que parecen sacados de la realidad que nos está tocando vivir en el siglo XXI.
Educar, instruir, culturizar son palabras que tienen un significado parecido y relacionado, pero ¿sabemos ponerlas en práctica? ¿Las autoridades políticas legislan a favor de que la sociedad se encuentre convenientemente preparada para cualquier situación o momento?
Estas consideraciones las centraré en la persona humana de Jesús, por ello no he empleado Jesucristo, ya que el adjetivo cristo, en Latín christus, derivado del Griego antiguo χριστός, christós, y que este, a su vez, es una traducción del vocablo hebreo mesías, que significa “ungido”.
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