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Parece ser que a nuestra inteligencia natural la quieren sustituir con una nueva capacidad de comprender y discernir adquirida a plazos. Lo que quiere decir que, a partir de ahora, en vez de esforzarnos y estrujar nuestra sesera, vamos a recurrir a los puñeteros algoritmos y el dichoso metaverso, para movernos por el mundo para no hacer más el ridículo.
El joven que se desgasta los codos estudiando multiplica el talento inicialmente recibido. Ahora resulta que la disciplina del esfuerzo no es necesaria. Según las nuevas tendencias educativas los estudiantes podrán pasar curso con dos asignaturas pendientes. ¿Se lo han pensado bien las autoridades educativas a la hora de tomar tan absurda decisión? Según la parábola de los talentos, quien no trabaja lo poco que tiene lo pierde todo.
No, no se me ha ido la cabeza, ni estoy sufriendo un ataque de delirium tremens, ni mucho menos, simplemente estoy comparando las normas de este plagiador, embustero, falaz e inestable mentalmente que para nuestra desgracia, al igual que el Gran Timonel, Mao Zedong, dirige nuestra España y nuestros destinos.
En la filosofía de Nietzsche el concepto de superhombre es la expresión de la autosuperación de cada sujeto durante su existencia. Este filósofo alemán está convencido de que los seres humanos pueden lograr mayor calidad de vida y más profundidad en la misma, si consideran que todo depende de ellos mismos.
Todo requiere trabajo, nada se consigue sin esfuerzo. También para conquistar ese orbe armónico que nos pide nuestro interior, necesitamos estar en guardia y velar por la justicia social, máxime en un mundo tan globalizado como el actual. Sin duda, este es el mejor de los aires para donarnos vida y ganarnos mutuamente el respeto; abecedario fundamental para la convivencia pacífica y próspera, dentro y entre las naciones.
Por la palabra esfuerzo es posible entender distintas cosas, todas vinculadas con la noción de fuerza, la cual se halla, incluida en su origen etimológico: “esfuerzo” proviene de la unión de dos voces latinas: el prefijo ex- (“hacia afuera”) y fortis (“fuerte”). De modo que el esfuerzo consiste en manifestar la fuerza, o sea, poner ahínco, canalizar las fuerzas físicas, mentales o emocionales hacia el logro de una meta.
Aquél que no haya vivido el proceso de redacción de una tesis, no puede imaginar la cantidad de esfuerzos y sacrificios que conlleva la presentación de la misma, desde el día en que se decide introducirse en el maravilloso –aunque proceloso- campo de la investigación universitaria.
Militares, sanitarios, cooperantes, educadores, catedráticos, autónomos, magistrados, artistas y un sinfín de gentes de toda categoría y edad que vienen trabajando con ahínco, gran esfuerzo y continuidad, tras la búsqueda de mejorar la vida de sus semejantes, sin tener en cuenta las “piedras” que tienen que sortear en caminos “minados” por las dificultades de un gobierno que no pone nada fácil sus inmensas y arriesgadas tareas.
La ética estoica es válida y beneficiosa también para el siglo XXI. Los filósofos estoicos daban mucha importancia al control de las emociones, pero no querían reprimirlas o negarlas.
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