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Las insolvencias podrían aumentar hasta un 6% en 2025 a nivel global debido a los efectos de la guerra comercial tras el anuncio de los nuevos aranceles por parte de la Administración estadounidense. Se prevé que el aumento de los aranceles repercuta en una mayor inflación y un retraso en la relajación monetaria. Estos factores suponen un riesgo significativo para el comportamiento de los impagos.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre el renacimiento de los nacionalismos proteccionistas y su correspondiente economía del miedo, tomando como objeto de análisis el caso de los Estados Unidos desde una mirada crítica, filosófico-política.
Las decisiones arancelarias unilaterales de Donald Trump se cumplieron como una profecía, lo mismo que las réplicas esperables de las demás potencias de cara a esta guerra comercial y tecnológica explícita. Argentina es una de los territorios expósitos que quedaron a merced de la propia debilidad del rumbo aperturista elegido, otra de las graves catástrofes que suma un gobierno de nula imbricación con la ética política.
Ya nadie duda que el largo período de paz que hemos disfrutado en el mundo, a pesar de algunas escaramuzas o guerras muy localizadas en los últimos años, como las de Vietnam, Afganistán, Irak, Yemen o Gaza, ha llegado a su fin. La invasión de Ucrania por el zar Putin y la llegada del supermillonario Trump al poder de la nación más poderosa de Occidente, han desorientado a los grandes países y ha provocado un caos comercial en el mundo de consecuencias inimaginables.
Los nuevos mandatarios surgidos de los procesos electorales son débiles por principio, de ahí la propensión de derivar la base de su poder hacia el autoritarismo, pero dado el estado actual en la vía de progreso no es tarea fácil. Promover el desorden para restablecer el orden es una estrategia seguida desde los primeros tiempos para reafirmar el protagonismo de los dirigentes.
El dos de abril. Esa es la fecha que el nuevo colonialista americano ha decidido llamar como el «Día de la liberación». Con ello, el actual presidente americano Donald Trump pretende simbolizar el cambio drástico en la política económica americana. Su estandarte, la implementación de aranceles a la mayoría de los países que pretendan vender sus productos en el interior de las fronteras americanas.
La imposición de aranceles por Trump podría desembocar en una guerra comercial que tendría como efectos colaterales una desbocada inflación, una contracción del consumo interno, un peligroso coqueteo con la recesión de las economías tractoras mundiales para el 2026 y el riesgo evidente de un nuevo 'crash' bursátil.
La imposición por parte de EE.UU. de aranceles al acero y aluminio procedente de la Unión Europea y las contramedidas anunciadas desde Bruselas han marcado el inicio de la guerra comercial transatlántica. Se prevé como escenario de referencia que en 2025 Estados Unidos aplique aranceles entre el 10% y el 25% sobre diversos productos europeos que serán contestados de forma rápida y contundente por los líderes europeos con la esperanza de obligar a EE.UU. a negociar.
El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha encendido las alarmas en el comercio internacional. Su política proteccionista, basada en la doctrina “América primero”, está generando una fuerte tensión con países clave y amenaza con desatar una guerra comercial a nivel global. Ante esta situación, España tiene una oportunidad única para potenciar su autosuficiencia y reducir su dependencia del comercio exterior.
Estamos muy centrados últimamente en las guerras comerciales. No son baladíes, sino sustancia esencial y constitutiva de la realidad geopolítica. La supremacía tecnológica es la antesala de cualquier otra supremacía, resumido ello en lo que se denomina, o al menos se denominaba, hegemonía.
El billete verde se fue apreciando durante casi toda la semana pasada, pues todo iba apuntando a que la imposición de aranceles por parte de la administración Trump era inminente. Durante el fin de semana, de hecho, la Casa Blanca confirmó que se impondrían duros aranceles del 25% a los productos canadienses y mexicanos, salvo al petróleo canadiense, al que se aplicaría un 10%.
La Unión Europea proyecta imponer nuevos aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en China a partir de octubre. Si los Estados miembros aprueban la medida, los gravámenes se sumarían a los derechos de importación del 10% que ya se aplican para proteger mediante aranceles la producción local frente a las importaciones chinas injustamente subvencionadas.
La guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo ha entrado en una nueva fase con la imposición en octubre por parte de Estados Unidos de amplios controles a la exportación de tecnologías de vanguardia destinadas a su rival asiático. El objetivo de la regulación es limitar las capacidades de las empresas chinas para obtener o desarrollar microchips avanzados que impulsen la innovación en Inteligencia Artificial.
El miércoles el presidente Trump suscribió un acuerdo con China que parcialmente pone fin a la guerra comercial que inició hace un año y medio. En virtud de la llamada “fase uno” del acuerdo, China aceptó mayores protecciones para los derechos de propiedad intelectual y secretos comerciales de las empresas de tecnología de Estados Unidos.
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