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Las catástrofes derivadas de la fuerza de la lluvia desbocada no son una novedad en el País Valencià. Desde tiempo inmemorial, de tanto en tanto, ríos, barrancos y riberas se desbordan sembrando de muerte y destrucción las riberas de sus cauces.
Rabia, impotencia, indignación, tristeza, pena, frustración, culpa, orgullo, solidaridad, responsabilidad. Todas estas emociones se han desatado ante la tragedia de Valencia entre las víctimas, sus vecinos y entre los millones de personas que han contemplado el desastre a través de los medios y las redes sociales. Es una carga emocional extraordinaria que será necesario ir gestionando de manera individual y colectiva en los próximos meses.
Con motivo de la catástrofe de la pasada semana, algunos “voceros” (no les puedo llamar informadores) más o menos documentados y bastante tendenciosos, no se han privado de realizar valoraciones y comentarios de todo tipo arrogándose unos conocimientos de los que carecen.
La DANA que afectó recientemente a varias zonas de España, dejó huella en el paisaje y más allá de la devastación, reveló la verdadera esencia de la solidaridad humana. Valencia, una de las áreas más gravemente afectadas, vivió de primera mano la respuesta de miles de personas que, ante la emergencia, dejaron de lado sus propios problemas para ayudar a todos y colaborar en los trabajos de rescate y limpieza.
La industria alimentaria de origen animal es la principal causa de la crisis ecológica y climática, al destruir los océanos y bosques que regulan el clima terrestre y emitir más GEI que el transporte mundial, y el urbanismo descontrolado aumenta los efectos de las inundaciones: transición a dietas vegetales y decrecimiento profundo como medidas urgentes y silenciadas ante el previsto aumento exponencial de catástrofes climáticas.
Con el desastre de numerosas poblaciones valencianas casi nos hemos olvidado de la presunta corrupta, traficante de influencias y apropiación indebida, Begoña Gómez, incluso hasta del podemita agresor sexual, luego transformado en Sumatorio, Íñigo Errejón. Está tan envenenado el país por la corrupción y las ya conocidas corruptelas que pisamos en un lodazal como el originado por la DANA.
Puede que los lepóridos sean los animales más asustadizos de todos. España ha sido siempre abundante en conejos, tanto que su nombre significa tierra de conejos, pues en Griego, la palabra 'Sphan' tiene este significado, de forma tal que, cuando los fenicios arribaron a nuestra tierra, lo primero que observaron fue la gran cantidad de estos animales pululando por todos lados, y emplearon la palabra 'Spania' para denominarla.
La Comunidad Valenciana está sufriendo una desgracia que nos tiene conmocionados a todos los españoles. Además de sentirnos solidarios emocionalmente, muchas personas prestamos ayuda material de la manera en que podemos. Pero con ella no es suficiente. Es imprescindible que el Estado intervenga y proporcione los recursos extraordinarios que precisa una catástrofe extraordinaria.
Grupo Siglo XXI expresa su más profundo pésame por todas las víctimas y toda la solidaridad hacia las personas afectadas por la DANA. Como servicio público y con el ánimo de colaborar, facilita un listado con las diferentes ONGs, instituciones y entidades a través de las que se puede ayudar a los afectados. También se incluyen asociaciones y diferentes ámbitos profesionales que ponen sus servicios a disposición de todos los que han sufrido los efectos de la catástrofe.
Imágenes de la zona cero a vista del satélite Sentinel-2 (programa Copérnico). Imágenes de la provincia de Valencia y de la Albufera valenciana en las que se aprecia el antes y el después de las inundaciones.
Gracias a este principio legal, que significa literalmente “estando así las cosas”, se evitó la quiebra de distintos tipos de negocios durante la crisis de la Covid-19. Su aplicación con motivo de situaciones excepcionales abre un paréntesis legal a ciertas obligaciones contractuales, por ejemplo, la del pago del alquiler de los empresarios afectados a los arrendatarios de los locales donde desarrollan su actividad hasta que esta no se pueda reanudar con normalidad.
No. Aparentemente no tiene nombre, si es que eso importa algo, aunque estábamos acostumbrados a bromear con que alguna borrasca eligiera el nuestro pero sin ser dañina; sin embargo, todos la reconocen como la DANA del siglo XXI, o tormenta subtropical llamada ex-Patty.
Lo ocurrido la semana pasada en Valencia ha sido la gota que ha colmado mi vaso de indignación, la falta de escrúpulos, de empatía, de solidaridad, ayuda y todo lo que se le supone que un presidente de gobierno debe hacer en casos de catástrofes como la ocurrida, es de tal gravedad que no sé cómo no le apalearon cuando se presentó en Paiporta. Personalmente no me gusta la violencia, pero era comprensible que lo pudieran haber hecho.
Cobarde, pero caprichoso y aprovechado sin perdón. Apenas han pasado 48 horas desde el escarmiento que le dio el pueblo de Paiporta y ya está enredando como si nada hubiera sucedido. Este individuo que preside el desgobierno español de extrema izquierda parece que no escarmienta. Su discurso indecoroso es rayano al del trilero más rancio; pretende cambiar ayudas a la DANA por Presupuestos Generales del Estado, como si esos fueran imprescindibles en este momento.
No hay español que sienta el amor a España y a sus gentes, que al dolor y la pena por tanta tragedia de destrucción y muerte a raíz de las recientes inundaciones, no se sume la tristeza y la indignación por las sorprendentes escenas que contemplamos el domingo pasado durante la visita de los Reyes y los presidentes del Gobierno y Generalitat de Valencia a Paiporta, uno de los pueblos más castigados.
El 14 de octubre de 1957, Valencia sufrió una de las peores inundaciones de su historia, causando entre 300 y 400 personas muertas y dejando la ciudad sumida en el caos. En respuesta a esta tragedia, el régimen de Francisco Franco impulsó el Plan Sur, un ambicioso proyecto de ingeniería para desviar el curso del río Turia, lejos del centro urbano, cuya obra se terminó en 1973, con un coste de millones de pesetas.
A raíz de la DANA que está afectando a España y que ha producido importantes daños en la zona de levante con unos resultados tremendamente preocupantes, se está produciendo toda una ola de solidaridad en nuestro país para ayudar a los afectados. Esto, desgraciadamente, también está siendo aprovechado para intentar engañar a muchos ciudadanos, tanto con llamadas de teléfono como a pie de calle en diferentes ciudades.
Para Pedro Sánchez, las víctimas de Paiporta y los voluntarios que se volcaron con el desastre de la localidad «son unos violentos marginales». No se imagina el presidente cómo llamamos a los psicópatas que han mostrado dejadez ante esta tragedia, además de pretender sacar rédito político al sufrimiento de los habitantes de la mencionada localidad.
Para lo que le quede de vida al traidor, embustero y dictador Pedro Sánchez, se le recordará como el más gallináceo espécimen que haya desempeñado (es un decir) un cargo político en nuestra querida España. Al cúmulo de decisiones perjudiciales que ha venido tomando desde que cambió el colchón de la Moncloa, este siniestro personaje, se retrató perfectamente el pasado 3 de noviembre de 2024, en su viaje a la Comunidad Valenciana.
Annika Coll, experta en emergencias, según El País, cuya noticia es levantada hoy, 4 de noviembre, por La Nación -periódico masivo de Argentina- reflexiona: “En España hay gente que no confía en los mensajes de alerta de las autoridades porque no confía en los políticos” y (…) “la gente se enoja si le dicen que va a nevar y luego no nieva”.
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