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El 64% de los españoles dice que no confía en el sistema judicial. Únicamente el 39% cree en la independencia de los tribunales y de los jueces. Ética, objetividad e imparcialidad son las tres ramas imprescindibles en democracia para que la ciudadanía no pierda la confianza en la justicia.
El pasado noviembre, el Tribunal Supremo anuló una condena de 3 años y 8 meses a un hombre acusado de estafa agravada por medio millón de euros. La sentencia causó revuelo, y se comentó de forma masiva en los medios porque parecía implicar que «robar a la suegra no es delito».
La eliminación de lo religioso de la vida de la mayor parte de los españoles se ha ido imponiendo lentamente. Los restos que pueden quedar seguramente se deben a la publicidad turística, como por ejemplo la Semana Santa que sirve de lucimiento a imágenes y cofrades con capirote y vara alta.
La edición 2019 de Premios Anuales Global Law Experts ha sido la encargada de reconocer el excelentísimo trabajo del bufete Chabaneix Abogados, premiandolo como ‘‘Criminal Law Firm of the Year in Spain – 2019’’ (Firma del año 2019 de Derecho Penal en España).
No podemos seguir ahogando esperanzas, truncando ilusiones, ignorando los derechos humanos, aplastando aspiraciones armónicas, haciendo de la existencia una selva de privilegios para unos pocos, cuestión que alimenta la desesperación y conduce al extremismo. Tanto la violencia como el abuso de poder nos están triturando el corazón humano. Ya está bien de fragmentarnos, de injertarnos terror en vena, de activar los pensamientos perversos en nuestras propias familias. ¡Cuántas vidas destruidas!
Me gusta esa población activa dispuesta a hacer lo que predica, a tomar conciencia de que la cuestión social se ha globalizado, lo que nos exige movilizarnos y pasar a la congruente acción responsable. Se me ocurre pensar en esos jóvenes argentinos, congregados para frenar y mitigar las secuelas del cambio climático. Cuentan para ello, con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, que les ofrece un espacio para que se formen e informen, puedan buscar soluciones conjuntas entre todos los moradores del mundo, y sus mensajes puedan trascender a través de canales de acción adecuados. Ahora bien, no es igual predicar que dar trigo, además sabiendo que el principio de la educación es instruir con el ejemplo, nos conviene ampliar los horizontes y comprometernos con ser honestos y razonables en nuestras actuaciones.
Rosa no es, no existe para los santos, el rosa desaparece, allí no vas. Rosado no hay, jamás, rosilla podrida, no la sueñes, rosiña non é, se muere, no la pienses, rosa se pudre, se cae, no aguanta más, no pienses, olvídala, te mata y es falso, rosita. Rosa es el caos en el día, rosado en la sombra te pica, te araña, te hunde, es una bruja falsa, no la toques que te hiere, no vale ni un peso, no sirve para nada. El rosa no es, se cubre de flores, engaña a los hombres, no sirve, despista a los listos, mete mano en tus bolsillos, te atrapa en la noche rosada, no hay, te bate entre olas, disimula y cuenta mucho cuento, se cae y se levanta, tiene fuerza de rosa, te engaña y seduce, te tuerce y maltrata, pone la zancadilla y te ve caer y dejas de reír.
En Cataluña fue tristemente famoso un tal Laurentic y los siniestros Martí, el teniente coronel Uribarri y el siniestro Walter, un experto en las torturas más sofisticadas.Nos preguntamos si, todos estos juicios que se les achacan a Franco y a sus militares; dado que se habla de la anulación de todos los celebrados durante la “pretendida” revancha del general Franco; ahora, pasados los años, cuando los socialistas y resto de las izquierdas quieren que sean declarados nulos ¿Van también a exonerar de sus atrocidades a todos estos que cometieron semejantes crímenes probados hasta la saciedad y con el testimonio acusatorio de todos aquellos que lograron sobrevivir, unos pocos, o de las confesiones de testigos y, algunos, reconocidos por los propios inculpados, seres aberrante donde los hubiere, que disfrutaban de explicar el gusto que les daba el causar mal a cualquier persona que cayera en sus manos criminales.Lo chocante del caso es que muchas de estas revisiones, que ahora se proponen que se hagan, de expedientes de personas que fueron condenadas por crímenes cometidos en contra de personas indefensas y que no participaron directamente en la guerra mediante su presencia en los frentes de combate, las hacen familiares que, con toda seguridad, dado el odio que se percibe en estas gentes que siguen los pasos de sus ancestros, seguramente, si tuvieran ocasión de repetir las “hazañas” de aquellos que fueron juzgados en tribunales franquistas, lo volverían a hacer sin el menor escrúpulo, pese a que los años transcurridos y las pocas personas que sobrevivieron a aquellos tiempos (cada vez menos) hace suponer que, los que reclaman venganza o la recuperación de la “honra” de sus parientes, son personas de la tercera generación desde que aquellos trágicos sucesos tuvieron lugar.
En el juicio con minúscula, que se está desarrollando en el Tribunal Supremo para enjuiciar a unos catalanes, hay un Juicio con mayúscula que merece algo más que expectación: una reflexión sobre lo que es la administración de justicia en España. El juicio, con minúscula, merece la atención propia de lo noticioso. En él se está juzgando si los hechos que se analizan suponen una violación de leyes y un atentado contra el Estado.
Descartado el “delito de terrorismo” solicitado por el Fiscal, la Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional resuelve mantener la condena fijada por la Sección Primera de dicho Tribunal a los 7 jóvenes de la localidad navarra de Alsasua ( penas que oscilan de los 2 a los 13 años de prisión) tras serles aplicado el agravante de “discriminación ideológica”, lo que según fuentes jurídicas “podría indicar el camino a seguir en casos de ataques a juristas o políticos en Cataluña” .
La Justicia es más lenta que ciega. Lo es, sobre todo, porque cualquier ciudadano sensato, sintiéndose mínimamente agraviado en su amor propio, acude instintivamente a ella. Ciega, también, al menos desde mi particular punto de vista, si bien este postremo epíteto no sea el adjetivo más adecuado con el que calificarla de iure.
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