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El rumor golpeó con fuerza la vivienda de José. Se levantó de inmediato y abrió la puerta. Se trataba de un muchacho huele pega de las inmediaciones de la estación del ferrocarril.
La fresca y pimpante criatura uniose en matrimonio a Feliciatti tres largos años antes de prendarse de Valentina. Con él tuvo gemelos robustos. Dejose destinar para Feliciatti por su padre, a quien también su esposa había sido destinada por el suegro. De blanco frente al altar, con todos los permisos y plácemes familiares recibidos, sociales y religiosos otorgados, regodeose por vez primera imaginándose a solas con Feliciatti.
Al principio del proceso de gestación, le ocasionaba inconvenientes diversos a su mamá, tenues y vulgares. El parto fue normal, y en la cama matrimonial de sus papis: borroso don Lacio, ya un provecto, y Catalina. A Andresito lo antecedieron Gustavito, luego el robusto adolescente Gustavo, y Luisita, recibida precozmente de ingeniera civil y con promedio distinguido.
Siempre fui egocéntrica, y vanidosa. Odiaba tener que sacrificar horas de mi vida para oír a la gente. Me amparé en la excusa de que era tímida. Y me compraba libros porque en ese caso yo elegía qué quería saber y por qué destino ir.
Hace 41 años sucedió. En parte les voy a relatar detalles de mi estadía en el hospital en el año 1982. Al discurrir estos breves datos podrán descodificar a su (s) mejores estilos lo pertinente. La mente me orientó, me exigió, me condujo para que no quede en el olvido semejantes realidades, a hacer un recorrido desde cuando fui internado en el hospital de la capital de Managua-Nicaragua, en el año 1982 el 19 de octubre.
El joven Aylan de Alarcón se aburría como una ostra, viendo entre el escaso público un anodino partido de voleibol en Abu Dabi. Se levantó y echó a correr entre las gradas. El guardaespaldas Lito, vestido de vendedor de palomitas, le cortó el paso. Aylan chocó contra Lito, cabeza con cabeza. Las palomitas salieron volando. Acabaron en el suelo, con sendos chichones y cubiertos de palomitas de maíz.
Viajar al mar un día martes es algo extraño, claro que no es normal. Pero eso sucedió. Decidimos aventurarnos a las playas de Poneloya, para ser más precisos, a la bocana. El calor intenso de semana santa nos obligó y todos, de alguna manera, nos pusimos de acuerdo. Y zarpamos.
Narraciones breves entre las que se encuentran títulos como: 'Transformaciones', 'Espectador', 'La mujer que me llevó a la cama' y 'Turno', entre otros.
Cuentos y relatos breves: "El perro con rabia humana o no", "La relación con el camino", "Sábanas calientes, cama bendita" y "La sombra se asustó".
"Casa de Muñecas" - Desde el comienzo se ensayó con vestuario. La sirvienta, con cofia. El doctor Rank, con piyama de invierno y chinelas doradas. Krogstad, el procurador, con extenuado sobretodo oscuro y gorra. La señora Linde, normal, de ciudadana contemporánea y argentina.
Relatos cortos: La corriente, Grupo, Lineal, Octava internación, Recién nacida, etc.
El despertador suena a las cinco y media. Es de noche. No debo pensarlo dos veces, y no lo pienso. Enciendo la luz del velador. Me incorporo (si puede decirse que ese paquete abotagado y que ofrece sólo una contundencia marmota y atravesada, lo que hace es incorporarse), me desplazo hacia el aparato de radio (debajo del lavatorio, sobre un banquito que hubiera podido construir el tío Pacho, o bien, mi padre)...
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