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De sobra sabemos que este plagiador nefasto (y muchas más cosas, como él dijo a Feijóo) no es un gobernante decente. Son tantas y frecuentes sus fechorías políticas que lo que se llama sorprendernos, no nos sorprende, pero ¡nos fastidia sobremanera! Solo hay que comparar lo que decía a los militantes de su partido horas antes de unas elecciones y lo que, pocas horas después de perderlas, ha tenido que hacer para formar un “gobierno Frankenstein”.
Cuando no se conocía el ADN, ni por asomo se sabía qué era ni en qué consistía, nuestros mayores, cuando una persona actuaba de una forma determinada, para hacer el bien o el mal, decían “fulanito es así, porque lo lleva en la masa de la sangre”. Era la transmisión por herencia genética que hoy todos conocemos.
La imputada, Begoña Gómez, no sabe lo que es eso de enfrentarse en sala a un juez, un fiscal, abogados acusadores, abogado defensor, etc. Ha estado mimada y protegida hasta límites insospechados, tanto que se ha saltado cuantas líneas rojas ha encontrado. Pero debería saber que, si todo cerdo tiene su San Martín, todo mafioso acaba en la celda merecida tras sus corrompidas lágrimas de cocodrilo.
Para desgracia de todos, las cosas que suceden en nuestra querida España desde hace unos años, tienen ese repugnante olor a dictadura que desarrollan los regímenes que dan la espalda a la democracia, aunque sus dirigentes -para engañar a todo el mundo- presuman descaradamente de ejercerla.
Aquel Despotismo Ilustrado de otro siglo, si lo comparamos con el sanchismo desilustrado de nuestra querida destrozada España, resultaba aquel una finísima y digna democracia. Aquí nos han metido en las cotas más burdas del despotismo cínico, la impudicia y la tiranía política, todo desilustrado.
Hace tiempo, escuchando a un joven sacerdote en su homilía dominical, se me quedó grabada una frase que intercalaba en su alocución de forma muy repetitiva. “Pero... todo esto es muy difícil. tenemos que rogar para que se nos dé el don de la fe”.
Buscar “normalizar” el desarrollo de la política y “convalidar” la sociedad por encima del “derecho” y el cuadrante Constitucional, nos llevará a la división social; volverán los buenos y los malos, los azules y los rojos, las leyes se convertirán en decretos; los viales, radiales hacia un centro unificador, se transformarán en caminos o senderos con destinos egoístamente personificados.
Nuestro idioma es tan rico en todos los aspectos, que posee un refrán, o dicho apropiado, casi para todos los momentos de la vida humana. En este caso es el que encabeza este escrito, que se lo podemos aplicar muy bien, a este príncipe de la mentira y rey del engaño, más conocido como Pedro Sánchez.
Desde el martes pasado, los jueces y tribunales tienen dos meses para aplicar esa brutal injusticia que llaman Ley de Amnistía. Tal plazo quedará paralizado si se eleva cualquier cuestión prejudicial al TJUE (Tribunal de Justicia de la Unión Europea). Puedo garantizar, y así lo hago, que cualquier español serio se avergonzará de gran parte del contenido a medida que avance en su lectura.
Del Control al Gobierno se ocupan la Constitución y el Reglamento del Congreso de los Diputados: Las Cortes ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuya la Constitución (Art. 66). En el debate, tras la escueta formulación de la pregunta por el Diputado, contestará el Gobierno (Art. 188.3 Rgto. Congreso).
Y que España se vaya a… Aquí interviene la ministra vicepresidenta 2ª del gobierno de D. Conflictos. Quien cuenta en España es una tal B. Gómez, ella es España, ella es institución nacional; todo lo demás no cuenta, no vale, no importa; importa la institución, la española.
Ya tenemos en vigor la Ley de Amnistía. No se han atrevido a publicarla en el periodo comprendido entre su aprobación y la fecha de las elecciones europeas. Siempre pasa lo mismo; no hay puntada sin hilo del PSOE: desde que desapareció Felipe González de la escena política, las campañas electorales y las propias elecciones no han dejado de ser enrevesadas. Aquella limpieza de partido, institucional y personal de la transición ha pasado a la historia.
Pedro Sánchez habría dado por amortizada la actual legislatura y con un golpe de efecto, anunciará el adelanto de las Elecciones Generales para el próximo otoño, con la esperanza de renacer cual Ave Fénix y obtener unos resultados que le permitan conformar un Gobierno en solitario tras fagocitar los restos del naufragio de Sumar y de Podemos, contando con apoyos externos de los grupos nacionalistas periféricos.
Por si todavía alguien da crédito al contenido de la “Primera epístola de Sánchez a la Ciudadanía”, voy a sacarle de dudas. Como saben, la susodicha carta, de fecha 25 de abril, que parece estar escrita por un torpe tuitero, el habitante de La Moncloa se queja de que, tanto el pueblo español, como la oposición, en uso de su libertad y legitimidad, critiquen las torpes decisiones de él y su gobierno, apoyados por los enemigos de España.
Es un oficio del que ya se habla en la Biblia, eran mujeres que, tras la muerte de una persona, las contrataban para que manifestasen el dolor de todos los familiares del recién fallecido, por ello se pasaban días llorando y lamentándose por la desaparición de la persona querida.
Cada vez que escribe una carta el tal Pedro Sánchez –mentiroso y fraudulento donde los haya– demuestra que su azotea no funciona bien: desprecia a la ciudadanía y demuestra características de psicópata, en palabras de Rosa Díez y Díaz Ayuso. Le salió bien la primera carta y cree que todas surtirán el mismo efecto: en Europa ya es el hazmerreír y está apartado de todos los círculos de poder y decisiones.
Mucho se está comentando en los últimos tiempos sobre el excesivo movimiento epistolar (¡es que son dos cartas, dicen!) del analfabeto que habita en la Moncloa. Pues fíjese amigo lector, a mí me parecen pocas; claro que yo nací en 1935 y entonces era moneda tan corriente escribir que se hacía sin faltas de ortografía y con una sintaxis exquisita, extremos de los que adolecen las cartas de este romeo de pacotilla, escritas los días 25 de abril y 4 de junio.
Superado su período de solipsismo, Sánchez impulsado una vez más por el llamado síndrome de Pontius, (citado en 1820 por el psicólogo estadounidense Charles Graham Pontius) y consistente en «una distorsión en la percepción del peligro que tendría su origen en el exceso de adrenalina de la persona afectada», se presentó ante la sociedad dispuesto a iniciar la cruzada contra la «máquina del fango» y los creadores de bulos mediáticos.
Olvidemos lo más superficial que estos días ha copado la batallita entre los dos mandatarios: frases y gestos más o menos hirientes, uso político y electoral de uno y de otro, hipérboles procedentes de los afines, retirada de embajador, horas vacuas de telediario, tertulias analizando palabras y formalidades, etc.
Esta frase la encontramos en el “De Amicitia” (Sobre la Amistad), escrito por Marco Tulio Cicerón, y con ella quiere decir que “los iguales con mucha facilidad de unen a sus iguales”. En Español tenemos un refrán casi idéntico que es “Dime con quién andas y te diré quién eres”.
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