| ||||||||||||||||||||||
Según datos del Test Nacional de Privacidad (TNP) del año 2024, el 36% de los españoles no prestó atención a las políticas de privacidad de las apps. El usuario medio de smartphone cuenta con más de 80 apps instaladas, por lo que las probabilidades de sufrir filtraciones de datos son altas. Curiosamente, los jóvenes de entre 15 y 29 años muestran menos interés por leer los términos y condiciones generales que las generaciones de más edad.
En el día a día de nuestra corta o larga vida, según se mire y según qué circunstancias, se producen pequeñas situaciones, insignificantes “curiosidades curiosas”, pero que han entroncado de lleno con nuestra idiosincrasia o han llegado a formar parte de nuestro rutinario “modus vivendi”. Chesterton lo explicó muy bien : “No hay cosas sin interés, tan solo personas incapaces de interesarse”.
2024 quedará en el recuerdo por el incremento exponencial de ciberataques. Solo en el último año, los secuestros de datos, llamados ransomware, crecieron un 40% y los delitos de robo de identidad y fraude hicieron lo propio en un 15%. Este año ha estado marcado por acontecimientos que han puesto en jaque la seguridad digital de instituciones públicas (CSIC) y privadas (Banco Santander, Mutua Madrileña y otros).
La ciberseguridad implica una combinación de hardware y software, así como políticas y procedimientos diseñados para proteger la integridad de la información. Esto incluye implementar protocolos de seguridad sólidos, actualizar el software periódicamente y capacitar continuamente a los usuarios sobre las mejores prácticas de seguridad.
Con la tecnología y los datos transformando cada aspecto de nuestra vida diaria, la privacidad de la información personal ha emergido como una de las mayores preocupaciones tanto para consumidores como para empresas. Según un estudio de Cisco, el 94% de las organizaciones afirman que sus clientes no comprarían en ellas si no protegieran adecuadamente sus datos.
En las sociedades ricas, también llamadas democráticas, losderechos humanos, civiles y políticos elevados a nivel constitucional en términos de compromiso de los mandatarios con sus gobernados, se han ampliado en sucesivas oleadas con el paso del tiempo. Podría decirse que los derechos y las libertades están por todas partes, junto con las obligaciones pensadas para restringirlos.
Desde este pasado lunes 2 de diciembre ha entrado en vigor el llamado Registro de Viajeros, una medida por la cual los establecimientos hoteleros, agencias de viaje, de alquiler de coches, operadores turísticos o propietarios de viviendas turísticas están obligadas a registrar sus datos identificativos y los datos personales de sus clientes en una plataforma de internet desarrollada por el Ministerio del Interior.
Acaba de entrar en vigor una nueva normativa en España que exige a hoteles, plataformas de alquiler vacacional, empresas de alquiler de coches y agencias de viaje recopilar más de 40 datos personales de cada cliente. La medida tiene como objetivo reforzar la seguridad ciudadana y mejorar la eficacia en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado. Sin embargo, ha generado controversia en el sector turístico y entre los defensores de la privacidad.
La información, los datos de navegación, las preferencias de los usuarios a la hora de llegar a una página… todos estos valores, en manos de anunciantes y editores, eran oro puro para personalizar campañas y para dirigirse, directamente, a un público segmentado en el que poder mejorar negocio.
Los responsables tecnológicos de las empresas siguen enfrentándose a distintos retos cuando se trata de proteger el teletrabajo, incluyendo el uso de los dispositivos -PCs, portátiles, tablets y smart phones- no supervisados. Aunque ocho de cada diez padres trabajadores en España (el 82%) consideran que el modelo híbrido ayuda a conciliar vida laboral y familiar, el 86% han permitido a sus hijos usar dispositivos de teletrabajo en los últimos seis meses.
Más de la mitad de los españoles (el 59 %, frente al 44 % en 2022) se sienten utilizados por las empresas que recopilan, venden o simplemente utilizan sus datos para ganar dinero. Además, 1 de cada 4 cree que alguien acabará hackeando sus dispositivos. Asimismo, el 46 % de los españoles considera que no se justifica que sus nombres estén en internet: el 25 %, simplemente, no confía en la nube y un tercio tiene miedo de que esa información termine siendo utilizada en su contra.
Una experta en derechos humanos de las Naciones Unidas planteó, ante la Asamblea General de la organización, que las instituciones y los países actualicen las medidas para proteger ante las nuevas tecnologías los datos personales y la privacidad.
La reciente decisión de Google de permitir a los usuarios gestionar sus preferencias de 'cookies' en lugar de eliminarlas por completo es una buena noticia que no altera el imparable rumbo de la industria digital hacia un futuro sin 'cookies'. Los consumidores demandan cada vez más control sobre su privacidad, mientras que los anunciantes siguen buscando formas efectivas de personalizar y medir el recorrido de los usuarios a través de una amplia gama de canales.
El próximo 2 de diciembre entrará en vigor en España una nueva normativa que obliga a hoteles, plataformas de alquiler vacacional y agencias de viaje a recopilar hasta 42 datos personales de cada huésped. Esta medida pretende mejorar la seguridad frente a amenazas terroristas y el crimen organizado. Sin embargo, la magnitud de la información requerida ha generado preocupación sobre la privacidad de los ciudadanos y la capacidad del sector turístico para adaptarse.
El secreto sobre todo tipo de actuaciones tributarias, iniciadas por la AEAT a personas individuales o entidades societarias, es obligado por Ley. Si los expedientes salen a la luz estamos ante actuaciones punitivas de origen en funcionarios irresponsables o en ejecutivos con intereses políticos; cualquiera de las formas son punitivas.
En la era de la comunicación digital, la privacidad se ha convertido en un bien escaso. Con cada nuevo sitio web, aplicación o servicio que nos incita a registrarnos y compartir nuestra información personal, proteger la privacidad puede parecer una tarea hercúlea. Ahí es donde entran en juego los números de teléfono temporales, sirviendo como una barrera entre tu vida personal y el mundo en línea.
El 15 de abril se celebra en España el Día del Niño, una jornada que nos recuerda las necesidades de cuidados, protección y los derechos de los más pequeños. Es por ello que en esta fecha queremos profundizar en un concepto y una práctica que se ha extendido desde que las redes sociales han pasado a formar parte de nuestra vida. Hablamos del ‘sharenting’, un término que describe la práctica de los padres de compartir contenido digital sobre sus hijos en redes sociales.
Que los poderes públicos controlen a los ciudadanos de un país es algo habitual, incluso se llega a considerar asumible, porque no queda otra opción. Lo alarmante resulta ser que las grandes empresas sigan la misma práctica. Aunque no debiera sorprender, si se analiza quién detenta el poder real actualmente.
Internet se convirtió en una verdadera revolución en la década de 1990. Durante esta época se produjeron avances y la forma en que utilizamos Internet ha evolucionado significativamente desde entonces. Sin embargo, el modelo de esta industria no ha cambiado mucho. Los gigantes tecnológicos que controlan Internet quieren nuestros datos personales y comerciales, como correos electrónicos, redes sociales, dominios de sitios web, etc.
El 83% de las familias y el 90% de los profesores manifiestan preocupación por las políticas de privacidad y el uso de los datos personales por parte de las herramientas de Inteligencia Artificial (IA). Así se desprende del 5º estudio de Empantallados.com y GAD3 presentado en Madrid y titulado ‘El impacto de la IA en la educación en España’.
|