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relato breve

Rosa

Su nombre real no importa, la llamaremos Rosa. Vestía una blusa roja de rayas blancas bien arrugada, descolorida y sucia; se acercó hasta mi mesa pidiéndome un peso. Yo se lo di y al instante advertí su demencia que muchos del pueblo conocían, decían que era a causa de una desbocada ansiedad, de un sentimiento no correspondido, quizás la horrorizaba la soledad.

​Cuento: ¡Dueto de amor!

En el interior de la casa se desprendía un olor a medicina y a café recién hecho. La noche cubría con sus sombras afines, las luces de los postes de luz eléctrica que estaban encendidas. La ciudad se sentía en un mundo cambiante, esa fluidez mágica noctámbula intimidaba a la muerte, porque el sueño no lo cumplió, aunque hubiese sido para vivir ese instante, en el rumbo digno, para no continuar siendo humillada por esa realidad que le pone cerraduras a la vida.

Más allá de la razón

Aquellas ganas de escribir, aquel deseo insoportable por ser un gran escritor, surgió en sus años universitarios cuando dos de sus más íntimos amigos desaparecieron de una forma inexplicable, y al cabo de unos meses los encontraron hechos cadáveres. Y eso que solo fueron reconocidos por el anillo de graduación que ambos andaban.

​Familia gatuna

Son cinco jotitas, las dos primeras llegaron en una caja de cartón, corría el año 1999, se llaman Pocha y Minia y recién nacidas entraron a mi vida cuando creía que ya no podría querer a ninguna otra mascota. Vinieron a sustituir un recuerdo muy amargo: la muerte de otro gatito, Minio…

Mi “Bitácora de Futuro”: Píldoras teatristas optimistas, para sopesar en el tiempo

Bajo la escandalosa lluvia, que, se derramaba a raudales desde los cielos y en casa de Melania, la mamá, Josefina, Ma. Paula, Renata Lucía, el amigo y empleada, todos en el comedor redondo de madera almorzaban. La empleada Remigia servía. Era toda una algarabía familiar. Y  desde el comedor una vez todos sentados hicieron su teatro familiar gesticulando.

El monedero vacío

Llueve y deja de llover, pasará hasta la medianoche, lloverá y entonces ¿qué?, nada, que llueva, que me quedo dormida viendo las series de acción de televisión, entre las olas tempestuosas de sentirme vieja e indecisa, pero con suerte, también.

Daira, la bruja del bosque

Ya desde el exterior, Daira observaba el gran castillo que hasta hacía unos días había considerado su hogar y que ahora ardía entre las llamas, aquellos que creía su familia iban a entregarla en sacrificio al gran Dios. Sus ojos aún inundados en lágrimas bajo el dolor de la traición convirtieron sus poderes en destructivos, todos los que quisieron hacerle daño, ahora perecían entre las llamas consumidos por sus pecados.

​Anticipo de un crimen. El malo huye sin necesidad de que lo persigan

Fue un día domingo soleado y de mucho entusiasmo, pero resultó esta fechoría desajustada a la verdadera verdad. Era como las tinieblas y el amanecer, con mañana sombría y delicada. Junto a la fogata estaban sentados el amigo y la amiga, soplaba sobre sus espaldas un viento friolento, la amiga tenía recogida la falda sobre sus hermosas piernas.

El silencio era triturado por la soledad

Ramón conocía de la muerte. La malicia invadió su mente. Esa noche la luna iluminó y rememorando, a su hermano menor Erick, cuando lo agarraron a patadas y trompadas lo subieron a un vehículo automotor, nunca le volvió a ver. Eso le amargaba su mente.

Sabían su propio cuento

Mientras Roger se afligía entre sus pensamientos, pero le daba gracias a la vida, aunque fuesen lóbregos. Ana su esposa ese día regresó a la casa ansiosa por contarle, una mala noticia. En ese momento pese a todos los desplantes que le prodigaba, ella tuvo la necesidad de sentirse contenida por Roger.

Tras la verdad hay una mentira

El espejo del día estaba ovalado y mortecino como una luz de un poste de luz eléctrica. Nadie en la vecindad se atrevía abrir la boca, ni irse por otro camino que no fuese el de la súplica para encontrar la verdad. Cuando hay un hecho de la vida real, existe la verdad absoluta, pues se involucra, no más el producto del surco de la verdad. Aunque las huellas existen y seguirán existiendo, dactilares y de todo tipo, ese es un detector.

​Interesó el cuero cabelludo

Era el tiempo del año 1900 un 14 de junio. En la averiguación del hecho criminoso, tuvo conocimiento antes el poblado aledaño de la isla "Chocote", y fueron atendidoen el hospital del pueblo los agraviados: María, José, Fernando, Jacinto Francisca e Ignacia. Al hospital llegó la autoridad con el médico forense, y tres agentes de policía. Los lesionados declararon que habían sido atacados por Cayetano y Ernesto, dándose los hechos así...

El niño en un sueño, sus padres creyeron que había muerto

Como de costumbre, un señor, una noche pasó por la casa de Irsa. Siempre le observaba pasar, pero una noche de mucha lluvia lo detuvo y le dijo: lo invito se quede a comer, él accedió. Irsa, había heredado una fortuna de sus padres. Desde ese día cada vez que pasaba el señor desconocido, se detenía en casa de Irsa, y le saludaba y le daban un plato de comida.

Híbrido de la locura a la razón

Esto dictaba la orden del día y sus propios misterios, enfilados como cerrojos. Furtivamente, la impiedad del tiempo se deslizaba, ante la necesidad imperiosa del deseo de olvidar, recordar como eje fundamental del placer de dirigir telescópicamente la pérdida, para en su momento leer infolios, con el objeto de rememorar, y a su vez olvidar, para simbolizar lo ido.

Yace en la mente la sombra de la esperanza

A lo mejor, era, pero efectivamente no lo es. En un aposento obscuro, derruido por el tiempo olvidado, era como estar en un profundo y nítido sueño. No eran cosas olvidadas, más bien era una noble invitación, para observar desde la ventana esa realidad, y erguido en la mirada don Pedro fijó la vista en la soledad y quietud de la madre naturaleza, al ver las flores, y dispersado cantar su himno mañanero, ver arboleda descolorida por la sequedad del tiempo.

¡A escena, actores!

Helia Pérez Murillo, mi compañera en las clases de interpretación, así como en las de expresión corporal, enseñaba literatura inglesa en un colegio religioso. Religiosa ella, rara avis, buen humor y mal aliento, no respondía a los cánones usuales de quien se prepara para ejercer de actor. Se anexaba a los grupúsculos más laburadores sin desestimar a los que apuntaban hacia un destino de reviente.

Vergüenzas que afrontar

Durante un primer lapso se las arregló sin trabajar, adaptándose, recién llegada de un pueblo del Paraguay donde sus familiares, en condición de propietarios, se dedicaban a tareas de campo, la ganadería, los naranjales. Al nacer había pesado cuatro kilos, y lloraba mucho, lloraba por nada. La operaron, siendo beba, de una hernia de ovario, y ella sí que no se privó de padecer todas las enfermedades comunes de la infancia.

​El otro infierno

En la enorme casona después de la muerte material, viaje a la segunda “vida” de Abultasén Abel, sus conocidos, ex trabajadores, y la comunidad arábiga aquí en la tierra le recordaban y discurrían, así: “Veremos quién triunfa, en la otra vida, las bellas letras o las muecas de letras como comedia tortuosa y signos de víbora envenenada que transforman la psiquis de esa palabra escrita que quiso competir con las bellas letras en esta vida. Esperemos noticias”.

Epitafio

Eufelio murió debido a que se le cayó un bolo en la cabeza...

Una chica corriente

La puerta no aguantaría demasiado, iba a morir, lo sabía, no tenía demasiado con lo que defenderme, bueno, sí, podía matarlos de risa cuando me vieran con mi pijama de princesa Disney, mis deportivas y una espada de plástico de Starwars, miré aquella mochila llena de dinero que custodiaba con aquella estúpida espada, mi tesoro.

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