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El humor es tan saludable al espíritu y al estado físico, que quien por humor sonríe y se ríe, el tiempo grato no pasa. Al contrario, se envejece cuando se deja de tener humor, y se deja de reír con sentido. Cabe aclarar que el cómico nos hace reír, pero quien nos hace pensar y luego reír, ese es un humorista. El humor llena y satisface en gran manera el espíritu y a uno lo rejuvenece. El hombre que vida quiere, humor busca.
Existen cuatro o cinco grandes teorías que explican esto del reír y de la risa. Hasta ahora creíamos que éramos los únicos seres que nos reímos, ahora parece que los bonobos también. Entre otras teorías o explicaciones estarían la teoría de la superioridad, teoría de la catarsis, teoría de la incongruencia, teoría del juego, teorías policausales o multicausales… De cada una de éstas, surgen variedades, y también combinaciones.
El humor en cualquiera de sus expresiones como lenguaje inteligente, y en tanto que valor comunicativo clave para subvertir aquellos contenidos deificados por los diversos poderes, se cristaliza en un dechado de optimismo colectivo cuando se rebela contra el miedo, y entra en espacios mentales embargados todavía presentes, comprometiendo la acriticidad de una sociedad condicionada de antemano por décadas sin libertad y en constante apercibimiento del castigo.
Cuando nos encontramos en época de elecciones, los políticos aparecen totalmente sonrientes ante sus seguidores. Se trata de una tónica general. En el momento en que entran al lugar donde se celebra el mitin, todos comienzan a aplaudir como si no hubiera un mañana. Los ponentes y los asistentes exhiben una amplia sonrisa “profidén”.
Si bien la intensidad dañina de la pandemia del coronavirus ha mermado, lo grave aún persiste por lo que cabe atender cabalmente las medidas de prevención y de higiene, para no quedar expuesto junto a su familia, ya que ahí la cosa seria peor y muy crítica. Unidos con fraternidad podemos superar este trance.
Al vivir esta bella vida, no podemos obviar la realidad de la cada vez más difícil y aguda crisis que por diferentes motivos y aspectos a nivel mundial nos la agobia haciendo verla pasar cada vez más de “a palito” las diversas situaciones, de guerra por aquí y guerra por allá. Cabe tener fe, imaginación y potenciar virtudes y cualidades que la vida nos ha puesto a nuestro servicio.
La perdida de reparo en manifestarnos tal como somos o como nos sentimos se incrementa con la edad. Es una especie de vuelta a la infancia. El niño jamás trata de ocultar sus sensaciones y la transmite sin ningún tipo de filtro. Su capacidad de llorar o de reír les permite cambiar sus sentimientos en muy corto espacio de tiempo.
Parece que día tras día las noticias en España no son muy optimistas respecto a la situación del avance del Coronavirus, con la mayoría de los españoles encerrados en casa preocupados por la situación, estresados y con el añadido, en muchos casos, de cómo trabajar y ocuparse de los niños al mismo tiempo.
El objetivo de la risoterapia es que seamos capaces de tener una percepción de la vida distinta, centrándonos en las partes positivas de las situaciones que nos suceden. Ser capaces de resolver y afrontar las mismas con una sonrisa y obtener una visión de nosotros mismos más agradable y satisfactoria.
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