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La exministra, González Laya, se ha reído en la cara del juez y le ha tomado por el pito de un sereno o de dos. Lo ha hecho en su propia casa; es decir, en sede judicial. Curioso personaje que no supo entender su cometido como ministra y a quien el presidente acabó poniendo a los pies de los caballos en el tema de Brahim Ghali. Alguien debería explicar a esta ministra fullera que su deber es protegernos y no engañarnos ni exponernos a todos los peligros.
Unidas Podemos continúa a piñón fijo en temas relacionados con la enseñanza y la educación. Lo demostró con la Ley Celaá y lo vuelve a demostrar en sus atrabiliarios ataques a Pilar Alegría por las declaraciones de ésta sobre la enseñanza concertada. No hay duda de que la ministra de educación, maestra recién estrenada, ha dado una lección y un soplamocos en los morros a la extrema izquierda, anclada en un pasado oscuro y sin valores democráticos.
«¡Fuera, fuera! ¡Fuera, ministro! ¡Vete de aquí, sinvergüenza!» eran los «cariñosos» improperios con los que le «agasajaron» al ministro Grande Marlasca en Córdoba, aprovechando un acto enmarcado en la Semana Institucional del Instituto Armado. Los reiterados gritos de «¡Fuera, fuera…!» y «¡Marlasca, dimisión!» se agolpaban en la sobrecogedora pitada, tanto durante el discurso institucional como en el transcurso de la revista a la Benemérita.
Ha llegado un momento en que el Gobierno no sabe si mata, hiere o espanta. Ha dado cifras distorsionadas de la recuperación y no se va cumpliendo nada de lo previsto. Hasta el Banco Central Europeo (BCE) ha rebajado la cifra de la recuperación. España se desinfla por todas partes desde el punto de vista económico y, en lo político, el desastre ya es total.
La España de las velocidades, con diecisiete sistemas educativos distintos, presenta tal cantidad de desigualdades que ni los docentes reconocen el sistema cuando salen de su comunidad. Y lo que puede parecer una opinión en este caso, llega el informe PISA y lo confirma. No hay más que echar un vistazo al último publicado y comprobar que no es lo mismo estudiar en una comunidad que en otra.
Ada Colau ha tenido la desgracia de convertir Barcelona en un estercolero a su medida. Salta a la vista la miseria y la podredumbre de las fanáticas políticas discriminatorias, donde la ciudadanía no proclive al independentismo sigue bajo la bota de la represión, las formas dictatoriales y el desgobierno municipal.
En el actual «desGobierno» todo es tristeza para el contribuyente y jolgorio permanente para la clase más inepta y aprovechada del sectarismo del ala más siniestro ideológicamente. La hipocresía, junto con la deshonra que los atenaza, lo basan en dos conceptos absurdos: la agenda 2030 y el para ellos desconocido cambio climático; no dejan de ser arreadores simples y obedientes de sus dictatoriales jefes del globalismo penitente de la cuadra de George Soros.
Mal comienza el curso político ese enjambre que aposenta sus posaderas en sillones que no merecen, recorren alfombras de niveles a los que no llegan y cobran sueldos que no se ganan ni trabajan ni merecen. Con su espantada de las Cortes cometen fraude al contribuyente; precisamente ese que les paga el sueldo y los mantiene en situación de parásitos desnortados y sin provecho.
En lo que se refiere a la erupción volcánica de La Palma, Reyes Maroto ha defendido que lo prioritario es dar tranquilidad a los turistas afectados y a los que están llegando a la isla. Es más, ha añadido que «se está dando información para que los turistas puedan viajar a la isla y disfrutar de algo inédito de poder ver en primera persona».
Estamos en un país donde parecen abundar los burdéganos, acémilas, alelados, estólidos y estultos. Lo preocupante es que están en los aledaños del poder u ocupando puestos en el Gobierno del «doctor» y tienen el BOE para dictar normas y cometer atrocidades. En esta ocasión me estoy refiriendo a la ministra receptora de la navaja durante la campaña electoral madrileña.
No tengo dudas de que, cada día que pasa, la extrema izquierda está más frustrada personal y políticamente. Y si alguien lo duda, no tiene más que leer las declaraciones de alguna «chinche» que ha llegado a la política sin conocer el mundo laboral, sin haber pagado ni una sola nómina en su vida, sin experiencia laboral y sin haber cotizado a la Seguridad Social. Algo así como lo que se conoce como aficionados políticos de «vida regalada».
El Parlamento de Andalucía no quiere aplazar más las sesiones de la comisión de la extinta Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (FAFFE). Más vale tarde que nunca y, en esta ocasión, PP, Ciudadanos y Vox parece que se han tomado en serio la abundante corrupción, cada vez más escandalosa y en la que estuvo implicada la propia Junta de Andalucía y altos cargos socialistas. Han sido fieles a su ADN; es decir, decenas de años de corrupción y ahora de vacaciones.
¡Qué manera de hacer el ridículo por las calles de Barcelona! El terrorismo callejero protagonizado por el independentismo empieza a ser una diversión para cuatro paranoicos que --en vez de apuntar con el dedo a Carlos Puigdemont y a José Luis Alay o de cogerlos por la pechera-- aún creen en la violencia para alcanzar la inconstitucional independencia. No parecen haber entendido los independentistas que la Diada empieza a ser división, mofa y motivo para el desencuentro.
Me gusta que Alberto Garzón sea el titular del Ministerio de Consumo. Nunca el consumo había quedado tan ridiculizado como con él al frente. No es ningún secreto decir que su fama le ha llegado por sus torpezas y sus meteduras de pata, nunca por sus propuestas y soluciones. Con ministros así no tendrá tregua el ridículo que salpica a Sánchez a diario.
Ha quemado todos los puentes y naves con sus últimas declaraciones contra el Estado español. Reclama un levantamiento y el enfrentamiento en las calles, plazas e instituciones. Su mensaje desde el “Consejo por la República” (¡Tu República no existe, imbécil!) apunta a que no se puede dedicar más tiempo a banalidades. Y es que ha sentado muy mal que The New York Times descubriera la trama de su entorno con exagentes y mafias rusas.
No me sorprende que Pere Aragonés --apoyado por el ‘Sófocles’ Salvador Illa-- pretenda que se negocie la amnistía, la autodeterminación, el obligado exilio de la monarquía y el soberanismo catalán. Precisamente esas cuestiones, el Ejecutivo las tiene descartadas por completo, dado que están fuera de la ley. La ignorancia catalana y el egocentrismo salen a luz una vez más. Ya son muchos años robando a España.
Pedro Sánchez es un personaje que empieza a no tener calificativos, pero no porque no existan sino porque todos los que se usan contra él son del género descalificativo. ¿Acaso alguien piensa que le abuchea la ciudadanía en la calle por casualidad allí donde acude? Hasta sus seguidores empiezan a estar avergonzados de sus mentiras y de su nula credibilidad, además de su desvergonzada chulería de salón.
¡No, Sánchez, no! No puedes hablar de “misión cumplida” y mucho menos de “objetivos conseguidos” ¿Te imaginas qué pensarán del Gobierno español quienes siguen ocultos y esperando tu ayuda en Kabul? Ni el ministro de exteriores ni Sánchez pueden levantar la voz y si lo hacen es para pedir perdón. Que no se extrañen de que sean recibidos en toda España con desprecio, improperios y recordándoles a su familia más próxima.
Después de año y medio largo en el Gobierno de la nación, nadie duda de que Unidas Podemos es una anomalía democrática y un despropósito dentro del Ejecutivo. La peligrosa formación de extrema izquierda no sólo no ha aportado nada a la democracia española, sino que ha destrozado el escudo social y la esperanza que mucha gente desinformada había depositado en el despropósito comunista.
La Administración paralela en Andalucía generó una corriente de desconfianza hacia el PSOE-A. Se sabía que funcionaba el dedo, el sectarismo, la tropelía y la mala, pero había que callar por si los políticos de izquierdas tomaban represalias. Tan grande se hizo la bola con el tiempo que acabó por explotar, a la vez que llovieron las denuncias de perjudicados.
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