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No tengo dudas de que, cada día que pasa, la extrema izquierda está más frustrada personal y políticamente. Y si alguien lo duda, no tiene más que leer las declaraciones de alguna «chinche» que ha llegado a la política sin conocer el mundo laboral, sin haber pagado ni una sola nómina en su vida, sin experiencia laboral y sin haber cotizado a la Seguridad Social. Algo así como lo que se conoce como aficionados políticos de «vida regalada».
El Parlamento de Andalucía no quiere aplazar más las sesiones de la comisión de la extinta Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (FAFFE). Más vale tarde que nunca y, en esta ocasión, PP, Ciudadanos y Vox parece que se han tomado en serio la abundante corrupción, cada vez más escandalosa y en la que estuvo implicada la propia Junta de Andalucía y altos cargos socialistas. Han sido fieles a su ADN; es decir, decenas de años de corrupción y ahora de vacaciones.
¡Qué manera de hacer el ridículo por las calles de Barcelona! El terrorismo callejero protagonizado por el independentismo empieza a ser una diversión para cuatro paranoicos que --en vez de apuntar con el dedo a Carlos Puigdemont y a José Luis Alay o de cogerlos por la pechera-- aún creen en la violencia para alcanzar la inconstitucional independencia. No parecen haber entendido los independentistas que la Diada empieza a ser división, mofa y motivo para el desencuentro.
Me gusta que Alberto Garzón sea el titular del Ministerio de Consumo. Nunca el consumo había quedado tan ridiculizado como con él al frente. No es ningún secreto decir que su fama le ha llegado por sus torpezas y sus meteduras de pata, nunca por sus propuestas y soluciones. Con ministros así no tendrá tregua el ridículo que salpica a Sánchez a diario.
Ha quemado todos los puentes y naves con sus últimas declaraciones contra el Estado español. Reclama un levantamiento y el enfrentamiento en las calles, plazas e instituciones. Su mensaje desde el “Consejo por la República” (¡Tu República no existe, imbécil!) apunta a que no se puede dedicar más tiempo a banalidades. Y es que ha sentado muy mal que The New York Times descubriera la trama de su entorno con exagentes y mafias rusas.
No me sorprende que Pere Aragonés --apoyado por el ‘Sófocles’ Salvador Illa-- pretenda que se negocie la amnistía, la autodeterminación, el obligado exilio de la monarquía y el soberanismo catalán. Precisamente esas cuestiones, el Ejecutivo las tiene descartadas por completo, dado que están fuera de la ley. La ignorancia catalana y el egocentrismo salen a luz una vez más. Ya son muchos años robando a España.
Pedro Sánchez es un personaje que empieza a no tener calificativos, pero no porque no existan sino porque todos los que se usan contra él son del género descalificativo. ¿Acaso alguien piensa que le abuchea la ciudadanía en la calle por casualidad allí donde acude? Hasta sus seguidores empiezan a estar avergonzados de sus mentiras y de su nula credibilidad, además de su desvergonzada chulería de salón.
¡No, Sánchez, no! No puedes hablar de “misión cumplida” y mucho menos de “objetivos conseguidos” ¿Te imaginas qué pensarán del Gobierno español quienes siguen ocultos y esperando tu ayuda en Kabul? Ni el ministro de exteriores ni Sánchez pueden levantar la voz y si lo hacen es para pedir perdón. Que no se extrañen de que sean recibidos en toda España con desprecio, improperios y recordándoles a su familia más próxima.
Después de año y medio largo en el Gobierno de la nación, nadie duda de que Unidas Podemos es una anomalía democrática y un despropósito dentro del Ejecutivo. La peligrosa formación de extrema izquierda no sólo no ha aportado nada a la democracia española, sino que ha destrozado el escudo social y la esperanza que mucha gente desinformada había depositado en el despropósito comunista.
La Administración paralela en Andalucía generó una corriente de desconfianza hacia el PSOE-A. Se sabía que funcionaba el dedo, el sectarismo, la tropelía y la mala, pero había que callar por si los políticos de izquierdas tomaban represalias. Tan grande se hizo la bola con el tiempo que acabó por explotar, a la vez que llovieron las denuncias de perjudicados.
Mala generación de políticos la que nos ha tocado conocer. Se mire a la comunidad que se mire abundan los casos de corrupción e intenciones de tapar lo que no se quiere que salga a la luz. El problema llega cuando los corruptos abandonan el sillón de la prepotencia, las prebendas, las ventajas y las tarjetas con cargo al contribuyente; en ese momento, otros tiran de la manta y dejan con las posaderas al aire a sus antecesores.
Compruebo que el Ministerio de Educación y Formación Profesional no da demasiada importancia a la etapa educativa de educación infantil. Siendo así, ello sólo puede ser por ignorancia y claro desconocimiento. Debería de pensar en las matemáticas y aprender que son básicas en cualquier etapa, pero más en las primeras, porque resultan fundamentales para el desenvolvimiento diario.
Dos horas leyendo el proyecto de currículo de primaria y el sesudo “sentido socioemocional” que pretende aplicarse a las matemáticas. Para empezar ya se habla de género en las matemáticas y tarda varios folios en explicar a qué alude. Hay que hacer malabares para saber que se refiere a que, según los datos de los que bebe el Ministerio de Educación, las mujeres no se inclinan por las matemáticas en la misma medida que lo hacen los hombres, ni el rendimiento es equivalente.
Han pasado varios años desde que el ‘valiente’ Puigdemont abandonó España metido en un maletero, cual polizonte programado y por temor a que la Justicia le hiciera pagar los platos rotos. Los otros, los presos golpistas hasta hace unos días encarcelados, que de forma ignorante e interesada se autodenominaban como “presos políticos”, no tuvieron las mismas posibilidades y esperaron a ser enchironados por su atentado al Estado y contra la Constitución.
Va a ser cierto que el país funciona cuando los políticos se toman vacaciones. Ahí tienen la bolsa: ha recuperado más que en las últimas semanas; ha sido marcharse de vacaciones los ‘matrias del patrio’ (antes ‘padres de la patria’) y empezar a subir. Algunos lo achacan también a la presunta moderación del nuevo Gobierno que ha formado el ‘Doctor Cum Fraude’ y otros a que Nadia Calviño ha terminado con aprovechamiento los cursillos destinados a poner orden en el Ejecutivo. Debe ser que, en esto de la política, cada cual tiene su criterio como cada español su selección nacional de fútbol.
No hay semana que Pedro o su equipo no desenvainen las espadas del entorpecimiento contra la capital. Primero se hizo entorpeciendo la gestión sanitaria durante la primera ola, con el fin de tapar la inutilidad demostrada por el Gobierno de Pedro ‘El Mentiroso’. Pero el afán de entorpecer y desprestigiar a la Comunidad y a su presidenta e intentar resarcirse del varapalo de las elecciones autonómicas se ha vuelto a poner de manifiesto hace dos días.
Cada vez son más quienes afirman que “los sindicatos son la peor estafa de un país después de las comunidades autónomas”. España no pierde nada porque desaparezcan los sindicatos de malversadores. No estaría de más que el nuevo sindicato “solidaridad” diera una lección de actuación, métodos y honradez a las vetustas organizaciones sindicales de clase; es decir, clasistas. A ver si así aprenden a trabajar y a conjugar ese verbo.
Hace poco hablábamos en este mismo medio de que las comunidades, sobre todo las del PP, no estaban de acuerdo con el sistema de reuniones de la Conferencia sectorial ni con el modelo que propugnaba el Gobierno. Con el turismo todos han tenido que claudicar para no quedarse sin fondos, dadas las amenazas e imposiciones del subdirector general de Cooperación y Competitividad Turística.
Todas las autonomías se han arrodillado, que es lo que pretendía el presidente. Tan sólo Castilla y León, Murcia, Andalucía y Galicia han mostrado su desacuerdo con el reparto de fondos, pero, ante las amenazas, han optado por abstenerse, primero, y votar “sí” al día siguiente. Era la única manera de no quedarse sin fondos. Ni siquiera los representantes de la comunidad de Madrid han levantado la voz esta vez.
Está caliente el horno de la política nacional y autonómica. No es sólo por el verano y por las altas temperaturas. Las cloacas del pasado, los fraudes y corruptelas del presente y las amenazas (con chantaje incluido) son las que recalientan el ambiente político. Los frentes abiertos son excesivos, dada la reiterada incompetencia del Gobierno central y sus permanentes enfrentamientos con las comunidades autónomas.
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