Entre las indecisiones judiciales, el primero dije… pero ahora digo, los chivatazos de un ex comisario y el follón separatista, perdemos de vista la realidad de lo que nos rodea. De vez en cuando nos llegan informes que nos ponen los pelos de punta.
Para empezar todo el mundo se queja amargamente del cada vez más menguante índice de natalidad. En España el correspondiente al año 2017 es de 8.37 por mil y en Andalucía 8.85 por mil. Llevan razón los agoreros que, ante el crecimiento negativo de la población, esta se va envejeciendo paulatinamente (el índice de mortalidad es el 9.05 por mil, y la expectativa de vida, gracias a Dios, va aumentando), lo que propicia un futuro laboral y económico complicado en los próximos veinte años.
Los mismos que se quejan de la escasa natalidad son aquellos que defienden de forma indiscriminada el aborto. Estadísticamente –de forma oficial- se recogen cifras en torno a los 100.000 anuales. Para atención al mismo, según el informe publicado por RED-MADRE esta semana, el Estado dedica 34 millones de euros. Mientras tanto, para ayudar a la madre gestante solo se han destinado 4 millones de euros.
Poco más que añadir. Las familias españolas, de eso puedo hablar personalmente largo y tendido por experiencia propia, se ven en dificultades extremas para criar a sus hijos. Las ayudas que se reciben son mínimas –para los autónomos, ninguna- y, para colmo vemos con estupor como se vuelcan los medios en defender animales, vegetales o el paisaje, mientras se mira con cara de pocos amigos a aquellos que optamos por la familia numerosa y la defensa de la vida humana en todos sus estadios.
Cortinas de humo. Denuncias, descalificaciones, promesas, lo que hoy es blanco… mañana es negro, buenos y malos, políticamente correcto y “ahora no toca”. Cortinas que los voluntarios de red madre tienen que apartar para encontrarse con esas mujeres que quieren sacar adelante sus hijos y encuentran en la sociedad poca atención, comprensión y ayuda. Así nos va.
Aquellos “locos” que seguimos confiando en el Evangelio de Jesús, seguiremos prestando atención a sus palabras sobre la mujer y sobre los niños. Sin cortinas de humo ni pantallas en negro. El que no ama un niño desde su concepción, difícilmente puede querer al resto de la humanidad. O se quiere… o no se quiere.
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