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La maternidad es la etapa vital más importante en la vida de una mujer y el inicio de la creación de la base de la sociedad, que es la familia. El embarazo, la gestación, el parto, el cuidado y educación de los hijos condicionan de manera importantísima e irreversible la vida de las mujeres y tiene una relevancia máxima para la sociedad de la que formamos parte.
En los últimos años, España se ha consolidado como uno de los países con la tasa de natalidad más baja de Europa. En 2023, se registraron apenas 7,1 nacimientos por cada 1.000 habitantes, una cifra que deja al país en el segundo puesto de este preocupante ranking europeo, solo por detrás de Italia. Este descenso no es una novedad, sino la continuación de una tendencia que lleva décadas en marcha, pero que en los últimos años ha mostrado una aceleración alarmante.
De los últimos informes y estudios del INE (Instituto Nacional de Estadística) sobre el tema de la demografía en España dan unos resultados horribles, pésimos. De aquí a pocos años la población española habrá envejecido a un ritmo vertiginoso y, en cambio, el índice de natalidad habrá empeorado de forma alarmante, es decir, los augurios no son buenos, y las previsiones son nefastas.
Los análisis demográficos de España muestran que el país se encuentra ante desafíos de gran relevancia entre los que resaltan la pérdida de población en todo el territorio; el envejecimiento, la baja densidad y el saldo vegetativo anual (más fallecimientos que nacimientos al año) registrado en la mayoría de las comunidades suponen retos a los que hacer frente. La medicina reproductiva ha ayudado a un aumento significativo de los nacimientos en las últimas décadas.
Se define la demografía como ciencia cuyo objetivo son las poblaciones humanas, haciendo hincapié en su crecimiento y estructura, con un peso significativo de las técnicas estadísticas. Aunque se utiliza con frecuencia el adjetivo “demográfico” en diversos contextos, no parece que asunto tan principal sea el centro de interés en el presente.
La premisa en la que se apoyan los abortistas para justificar el horrendo crimen que es la privación de vida a la criatura más indefensa y desamparada que existe, o sea, el feto, es que la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Esto es una enorme falacia sin fundamento, ni razón que lo justifique.
La alta velocidad tiene que llegar a Gijón, que es la ciudad con más población del Principado. Es muy necesario para el turismo y la actividad económica. El puerto de la capital de la Costa Verde depende de vías de transporte ágiles de mercancías, que hagan posible poder transportar toda la diversidad de productos, que se mueven por el corredor atlántico. Porque es lo que nos comunica con Europa.
Sin lugar a dudas, vivimos un tiempo de oportunidades y de profundos desafíos en el marco europeo, en ese donde España se enclava como un país bisagra y puente, que mira al norte, pero también al sur, que se ubica en el viejo continente pero que de igual forma tiende sus manos al continente americano.
Se han perdido aquellas familias jóvenes que se ponían a la tarea de incrementarse apenas los varones volvían de la mili, encontraban un trabajo y gozaban de un trabajito adecuado. Nos vemos abocados a la extinción de la especie. Eso sí. Hartos de fornicar y escasos de amar.
España con un índice de fecundidad de 1,3 hijos por mujer frente al 1,5 de media europeo, sigue a la cola en Europa en cuanto a recursos para promover la natalidad y la conciliación de las familias. Las prestaciones por hijo -al contrario que en la mayoría de países europeos- en España no son universales.
La sociedad española está inmersa en un proceso de envejecimiento, aunque en los últimos años este fenómeno se ha acelerado. Así lo demuestran los principales datos demográficos del INE, que revelan que, entre 2010 y 2020, la tasa de natalidad se redujo un 29,85%. Hay múltiples factores detrás de esta tendencia poblacional, pero uno de los grandes culpables es el aumento del coste de la vida.
Lo que está sucediendo en esta España, muchas veces irreconocible, en cuanto a su despoblación, envejecimiento y falta de nacimientos a cargo de su población nativa, seguramente tiene su origen principal en esta ola de feminismo que parece que se está imponiendo, mediante la cual las mujeres han decidido que su función natural, en cuanto al ciclo reproductivo, ha de supeditarse a su comodidad, sus llamémosles libertades y sus otras opciones.
Uno de cada 18 municipios españoles no tiene menores en edad escolar. Esto significa que 454 pueblos de un total de 8.131 núcleos de población que hay en España carecen de relevo generacional. Este dato, del que se hizo recientemente eco la Secretaría General para el Reto Demográfico en sus redes sociales, es el reflejo tanto de la situación que se vive en la denominada 'España vaciada' como del descalabro de la natalidad en España.
Se ha presentado 'Lo esencial en Medicina Reproductiva', una guía clínica que define de manera sencilla y avalada por la medicina basada en la evidencia, el estado actual del conocimiento científico en medicina de la reproducción. Según este trabajo, la media de edad de las mujeres españolas que dan a luz su primer hijo está en 32,6 años y hay más madres con más de 40 años que con menos de 25. La reproducción asistida ayuda a aumentar la natalidad y es hoy una necesidad social.
Nadie es ajeno de que, en España, la natalidad va cayendo de año en año. De hecho, durante la última década los nacimientos han caído en un 30%, una cifra nada despreciable e indicativa de que las mujeres españolas no están por la labor de tener hijos y, si lo estuvieran, lo hacen a edades en las que existen factores físicos y sociales que limitan el número de hijos que los matrimonios o las madres solteras están dispuestas a tener.
Parece que los españoles se decantan más por tener una mascota en casa que un hijo. Que la natalidad está bajando año tras año es un dato que ya nadie duda, el año pasado el número de nacimientos se redujo un 6,1%, unos 23.879 niños menos, un número que aumenta considerablemente si nos remontamos a los últimos cinco años, llegando a los 58.293 nacimientos menos, lo que supone un 13,7% de diferencia.
Casi al mismo tiempo que se manifestaba en Madrid la “España vacía” el Instituto de Política familiar presentaba su informe sobre el Aborto en España, en el que señala que el aborto es una de las causas del déficit de natalidad en España y que ha invertido la pirámide poblacional, lo que hace problemática la mera supervivencia de España, tal como ha sido hasta ahora.
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