Izquierda y Derecha, son en la disputa política por el poder, pero también por disputarse la prevalencia en la historia, etiquetas centrales; pero aun así no determinantes en cuanto acción, que se utilizan en el arco político para diferenciar la ideología que las sustentan. Estas etiquetas, también las emplean los ciudadanos que, identificándose con ellas, quieren ubicarse en el horizonte político. La intención de éste artículo no es desconocer que estos espectros políticos han evolucionado y que hoy los debates en torno a ellos son más complejos y ricos, sino poder remitir a descripciones de los mismos, a fin de ofrecer a quien lo lea una orientación.
¿Qué significan exactamente Izquierda y Derecha en el plano político? Los académicos reconocen que se trata de conceptos equívocos, pero las tendencias reflejan que los ciudadanos y las dirigencias se siguen sirviendo de ellos para orientarse. La izquierda ve a la sociedad como un mecanismo que se puede deconstruir, con cierta flexibilidad que le permite elaborar (o idealizar) esquemas o diseños sociales de “tipo ideal” para llevarlos a la práctica, y suele hacerlo por dos vías históricas, se sea consciente o no del momento que se da: la vía pacifica o la revolución. En cambio, para la Derecha (no es lo mismo el epifenómeno de la Ultra Derecha, como epitome de lo que sucede en el mundo, el de Brasil) la sociedad se parece más a un organismo donde no es posible descomprimir algo sin alterar los otros elementos de ese mismo organismo. Vamos a profundizar un poco más con esquematizaciones un tanto generales.
Primero, para discernir bien, lo que hay que distinguir es que es lo que importa: si el conjunto social donde la persona queda sometida al todo, o por el contrario, la supremacía de la persona en cuanto individuo donde la sociedad está al servicio de ella. La primera opción es de Izquierda, porque es ahí donde las personas pueden – determinadas por el medio – vislumbrar mecanismos de acción que alteren las estructuras, de ahí la importancia que la Izquierda le da a la educación, y en general a la cultura, para procurar cambios.
En cambio, la Derecha concibe a la segunda alternativa, donde el individuo debe asumir la gestión de su vida liberal, en ejercicio de la libertad y responsabilidades personales. El valor supremo para la Izquierda es la igualdad, o muy parecida a ésta, la solidaridad. De ahí, que su principal enemiga sean las élites. En la Derecha, priman la libertad como valor supremo. La igualdad en la Derecha se entiende como igualdad de oportunidades, porque se supone que a partir de condiciones homogéneas los diversos actores, llegaran a posiciones finales distintas, en función de la diversidad de capacidades. La Izquierda quisiera la igualdad final, como resultado y no como presupuesto. Ahí está la diferencia más grande entre ser de Izquierda o Derecha. Dicho de otro modo, la Izquierda busca la libertad a través de la igualdad; la Derecha busca la igualdad a través de la libertad.
En Economía, la Izquierda confía en la planificación y la regulación estatal, pone el acento en la distribución. El “Principio de reparto”, para todo tipo de prestaciones o ayudas, sería la necesidad. La Derecha confía más en el mercado y en la iniciativa privada. Prioriza la producción y la creación de riquezas, las que pueden ser a partir de la generación de mecanismos mixtos entre Estado y empresas, o directamente a mano de las empresas. Cabe aclarar que a lo largo de la historia ha habido conjugaciones o intentos de por ejemplo poner un poco de la Izquierda y otro tanto de la Derecha, pero el principio de reparto de la Derecha no es la necesidad, sino el mérito.
La izquierda se ha concentrado más en el sector educativo: impulso a la educación pública, incremento de partidas presupuestarias a educación, formación, etc.; La Derecha, más concentrada en la economía, ha carecido generalmente de un proyecto cultural y educativo original. No por nada, los grandes intelectuales de Izquierda (Gramsci, por ejemplo) “la revolución ha de ser obra de los educadores, en el fondo de todo revolucionario, hay un educador” y viceversa.
La educación ha ocupado en la agenda de los dirigentes de occidente un papel destacado y así se ha demostrado con algunos sucesos en la historia, pues se entiende que la prosperidad nacional e incluso el papel que el país está llamado a jugar en el concierto internacional se apoya y se define, en buena medida, en un sistema educativo solvente. La universalización de la enseñanza primaria y secundaria, obligatoria y gratuita, ha causado un profundo progreso, pero a los desafíos de hoy cunde ante necesidades y pocas respuestas, pero esto, de fondo, nos demuestra que incluso estos espectros ideológicos están sujetos a cambios, y que las variaciones macro políticas que son globales les inciden profundamente.
Posiciones que en el pasado eran de la Izquierda hoy lo son de la Derecha, y al revés. Por ejemplo, con respecto al papel del Estado: La Izquierda se oponía el Estado en el S.XIX y hoy lo defiende como su baluarte principal. Si en estos días se oye una voz contraria al Estado, que por ejemplo proponga recortar sus atribuciones, se lo tildará a la Derecha. O la actitud frente a la tecnología. En el S.XIX la Izquierda era una fervorosa defensora y partidaria de la industrialización, mientras que la Derecha, influida por la corriente del “Romanticismo” añoraba un pasado más humano y caballeresco, que no se echara a perder por la influencia de la industria.
A la vez, tanto la Derecha como la Izquierda, han evolucionado. El Marxismo revolucionario, partidario de la violencia para derribar los regímenes capitalistas e instaurar la dictadura del Proletariado, dejó paso a la socialdemocracia. En la medida que el voto se fue ampliando hasta convertirse en universal, se podía renunciar a la violencia y aceptar las reglas del sistema democrático: la abrumadora mayoría del sector obrero en las sociedades industriales garantizaba el triunfo electoral de programas de la Izquierda. Lo que no se preveía, es que esos mismos obreros, al progresar económica y socialmente, se “aburguesarían” y se convertirían en propietarios, con una actitud conservadora. De ahí que incluso haya metamorfosis ideológicas e históricas.
Los partidos de Izquierda fueron perdieron así su electorado clásico y tuvieron que adaptarse a las nuevas circunstancias: abandono del Marxismo y de la lucha de clases (que no se superó) y aceptación de la economía de mercado. Izquierda y Derecha tienen muchas diferencias, algunas se pierden en el rastro de la historia, otras se visten de similitudes, pero si acaso hubiera una coincidencia es que ambas son producto de las concepciones de las sociedades, y éstas y sus procesos, le son intrínsecamente transversales, de allí su transformación constante.
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