Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La buena noticia | Política | Rubalcaba

Políticos

A lo largo de mi dilatada vida he podido observar la evolución de la clase política
Manuel Montes Cleries
domingo, 12 de mayo de 2019, 10:19 h (CET)

Mi conocimiento de los políticos españoles se inicia durante mis estudios de grado medio en la Escuela de Comercio. En ellos se impartían “las tres marías” (asignaturas de poca importancia que aprobaba todo el mundo). Entre ellas destacaba la pomposamente denominada como “Formación del Espíritu Nacional”. No recuerdo que nos enseñaban, pero sí un texto de Fraga Iribarne que usábamos en los últimos años del Profesorado Mercantil sobre la Sociedad Española. Para un servidor, en la época anterior a la democracia, los políticos eran unos señores de chaqueta blanca, uniforme militar o chilaba de los representantes de las plazas y provincias africanas. Usaban mucho la palabra “Gloriosa cruzada” y aquello de “usted no sabe con quién está hablando”.


Posteriormente compartí aulas en la facultad de Económicas con lo más granado de la incipiente España democrática. Allí comencé a conocer sindicatos y partidos clandestinos. Con la muerte de Franco la cosa cambió radicalmente. Suárez –un político al que admiro profundamente-, supo escarbar entre profesionales de talla para crear la UCD, mientras el resto de los partidos salieron a la luz rescatando políticos del exilio, los sindicatos y los intelectuales de todo tipo. Fueron políticos honestos y brillantes que llenaron el espacio político de cordura, respeto y búsqueda de lo mejor para España, renunciando a puestos brillantes y verdades absolutas.


La cosa se ha ido degradando paulatinamente. Los políticos actuales proceden en su mayoría de los cachorros de las nuevas generaciones con una evidente falta de contacto con el mundo real y los problemas reales. Se preocupan más de la forma que del fondo y son manejados por los “gurus” de la comunicación y la apariencia ante los medios. Son honrados por necesidad. Inventan curriculums de los que carecen. Suceden a la segunda generación de políticos que les precedieron durante el cambio de siglo. Estos se vieron manchados por la corrupción y el apego a la “buena vida”, las vacaciones pagadas y la cuentecita en Suiza. Los de ahora son honrados por el momento… e inexpertos. Han aprendido a prometer hasta meter y aguantar mientras se pueda.


Por supuesto no he querido generalizar en mi opinión sobre la clase política. Muchos de ellos no han pertenecido, ni pertenecen, a este “grupo” de pésimos gestores que han hecho verdad aquello que decían los argentinos: “el país crece mientras los políticos duermen”.


En estos días estamos despidiendo a un político de talla. Alfredo Pérez Rubalcaba era un político íntegro. Por eso se quedó a media altura. Su aspecto de mayordomo inglés de la vieja escuela, su calva incipiente y descuidada así como su discurso sin florituras, propio de un profesor de universidad, no daban “la imagen” adecuada para más altos puestos. Por eso se retiró humildemente y sin ruido.


El pueblo español, que es sabio, ha sabido valorar su entrega y su dedicación. Ha reconocido como, junto a Rajoy, otro que tampoco dio nunca la imagen requerida, consiguieron solventar el asunto de la abdicación de Don Juan Carlos y, una vez cumplida su misión, volver a las aulas donde ha dado hasta el último suspiro.


En su féretro faltaba una cruz, posiblemente por su condición de no creyente, pero espero Dios le tenga en su regazo porque fue un hombre de buena voluntad de los “que ama el Señor”.


La vida y la trayectoria de Don Alfredo Pérez Rubalcaba son una buena noticia y un ejemplo para todos.

Noticias relacionadas

Censura. No la juzgo como una práctica muy denostada en estos días. Por el contrario, se me antoja que tiene más adeptos de los que, a priori, pudiéramos presumir. Como muestra de ello, hay un sector de usuarios que están abandonando cierta red social para migrar a otra más homogénea, y no con el fin de huir de la censura, sino por la ausencia o supresión de la misma en la primera de ellas.

Vivimos agazapados sobre los detalles mínimos a nuestro alcance y llegamos a convencernos de que esa es la auténtica realidad. Convencidos o resignados, estamos instalados en esta polémica de manera permanente; no aparece el tono resolutivo por ninguna parte. Aunque miremos las mismas cosas, cada quien ve cosas con matices diferentes y la disyuntiva permanece abierta.

El nombramiento de Teresa Ribera huele que apesta, aunque el Partido Popular y el Gobierno han escenificado perfectamente su falso enfrentamiento. Dicen en mi tierra que entre hienas no se muerden cuando no conviene o, si lo prefieren, entre bomberos no se pisan la manguera. El caso es que el Gobierno y sus socios ya celebran por todo lo alto ese inútil e inesperado nombramiento.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto