España es el primer país de Europa en número de tratamientos de reproducción asistida y tercero a nivel global, según datos de la Sociedad Española de Fertilidad. En concreto, según estas cifras, se estima que en nuestro país existen entre un 15% y un 20% de parejas en edad reproductiva (unas 800.000 personas menores de 40 años) que tienen dificultades para tener hijos.
Recientes estudios han demostrado una fuerte asociación entre vitamina D y fertilidad, tanto en su vertiente masculina como femenina. Esta conclusión se vio reforzada en los resultados de un estudio que demostró un aumento de los ratios de embarazo con las técnicas de reproducción asistida en pacientes con niveles normales de vitamina D frente a aquellos que tenían niveles deficitarios[i]. En este contexto, contar con niveles adecuados de esta vitamina mejora la calidad ovocitaria, así como la receptividad endometrial y las posibilidades de implantación y, por tanto, aumenta las posibilidades de éxito en técnicas de reproducción asistida[ii].
Los niveles bajos de vitamina D se asocian con trastornos endocrinos y metabólicos como los que padecen las mujeres diagnosticadas de síndrome de ovario poliquístico y, por lo tanto, normalizar estas cifras podría conseguir una clara mejoría en estas pacientes[iii]. Existen también estudios que relacionan los niveles séricos de vitamina D con la reserva ovárica, endometriosis y una asociación favorable con la dismenorrea e, incluso, con el mioma uterino[iv].
“Los estudios clínicos nos hacen pensar a los especialistas que puede ser beneficioso determinar el estado de la vitamina D como parte de la evaluación de infertilidad de rutina y antes de los tratamientos de reproducción asistida, especialmente en mujeres con un índice de masa corporal más alto, o con resistencia a la insulina o en aquellas que tienen niveles bajos de hormona anti-mulleriana como marcador de la función ovárica residual. En el caso de los hombres, la suplementación ante el déficit se recomienda en los casos de oligo o astenozoospermia (escasos espermatozoides o dificultad de desplazamiento de los mismos). Con todo ello, la suplementación con vitamina D podría proporcionar una forma fácil y rentable de mejorar mucho las tasas de embarazo”, determina el Dr. José Luis Neyro, especialista en Ginecología y Obstetricia.
Vitamina D y endometriosis
La endometriosis es una de las enfermedades ginecológicas más frecuentes. Se trata de una patología dependiente de los estrógenos, pero de origen desconocido, que genera un doloroso desorden inflamatorio crónico. Se relaciona con la infertilidad y se caracteriza por la presencia de tejido endometrial fuera de la cavidad uterina[v].
Contar con niveles bajos de 25 (OH) D supone un factor de riesgo para algunas enfermedades, tales como diabetes, distintos tipos de cáncer, preeclampsia, abortos de repetición, enfermedades autoinmunes o endometriosis. Para esta última, el receptor de vitamina D desempeña un papel importante en múltiples tejidos del cuerpo humano, incluido el endometrial. A este respecto, el metabolito activo de la vitamina D ha mostrado efectos antiinflamatorios e, incluso se ha visto que podría producir apoptosis en las lesiones endometrialesv.
El Dr. Neyro explica, “teniendo en cuenta que las respuestas inmunes e inflamatorias crónicas son parte de la patogénesis de la endometriosis, la reciente evidencia científica pone énfasis el papel inmune de la vitamina D. En este sentido, los facultativos consideramos que es necesaria la suplementación con vitamina D en el manejo de la endometriosis”.
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