Personalmente he tenido suerte. He podido entrevistar a varias personas que me interesaban e interesaban a mis oyentes. Allá por el año 2.000, con motivo del año jubilar, estuve una buena temporada en Roma como voluntario, pero no pude acercarme a menos de cinco metros del Papa ni siquiera para estrecharle la mano.
Jordi Évole es, sin duda, el mejor periodista de nuestros tiempos. Podemos estar de acuerdo o no con sus ideas, pero todo lo que aborda lo convierte en noticia trascendente y nos da un ejemplo de bien hacer y periodismo vivo. En su serie anterior conectó con el Papa Francisco y consiguió de él una cercanía y un feeling extraordinarios.
El pasado domingo nos sorprendió con un episodio de su nuevo programa: “Lo de Évole”, dedicado al “coronavirus”. Entre otras entrevistas extraordinarias –nos sorprendió especialmente la de una camionera- culminó con un sorprendente encuentro por skype con el Papa Francisco.
El Obispo de Roma lo bordó. No se pueden decir más cosas en menos tiempo. No se puede predicar de una forma más sencilla y, al mismo tiempo más profunda. Habló de acoger, más que despedir; de descubrir a la gente que vive en la calle: “su esperanza es muy corta”; de cercanía, de disponibilidad; “los médicos y los enfermeros son los santos de la puerta de al lado”; “de esta vamos a salir mejores” y sus dudas de fe en el pasado. Las mismas que a veces tenemos tú y yo.
El Papa Francisco es el mejor ejemplo de un miembro del “segmento de plata”. Una mente lúcida y joven dentro de un cuerpo cansado y maltrecho por la edad. Ha estado grande el Espíritu con su elección. Cada mañana en su Eucaristía a las siete de la mañana, que podemos vivir por 13 TV, me siento tan cerca de él como si lo tuviera en mi casa. Gracias Francisco y gracias Évole, el papa te ha “calado”. Las oraciones de tu madre te ayudan a ser testimonio y defensa de los necesitados. Como lo haría el propio Jesús de Nazaret.
Si pueden recuperen la entrevista. Está en Internet.
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