Aunque muchos de mis lectores no viven en Málaga, estoy seguro que la gran mayoría de ellos conoce el fervor que despierta la imagen “del Cautivo” en todos los malagueños y muchos de los que no lo son. He tenido la oportunidad de escribir varios artículos sobre dicho tema, basándome en mi infancia y juventud vivida a apenas 100 metros de San Pablo. He tenido la suerte de portarlo sobre mis hombros y sigo entrando a visitarle cada vez que paso por la calle Trinidad.
En esta cuaresma, pese a las dificultades propias de la pandemia, se está celebrando el tradicional quinario de la cofradía. Para el mismo, se ha instalado un gran altar en la parte derecha del templo ocupando un amplio espacio. A lo largo del resto del año las imágenes titulares de la cofradía se encuentran en una capilla ubicada en la girola que rodea el altar mayor. La mayoría de los visitantes entran directamente a esta capilla y salen de la misma forma, una vez culminada esa visita. Sin acceder al resto del templo.
Durante muchos años el Sagrario que contiene el Santísimo Sacramento se encontraba en un lateral del templo. Donde hoy se ha puesto el Cautivo para el quinario. La verdad es que la mayoría de los fieles pasaba olímpicamente por delante a fin de dirigirse a la nave central o a las capillas laterales donde se encuentran las imágenes de las otras cofradías con sede en San Pablo.
Con, a mi modesto entender, buen criterio, en la última reforma del templo se ha instalado el Sagrario en el lugar principal del mismo; en el altar mayor, donde se celebran las Eucaristías. Esta nueva ubicación impide la colocación de imágenes que oculten el lugar más sagrado de la Iglesia.
Parece ser que algunos cofrades están indignados. Alegan desde su criterio que el Cautivo no está en el mejor lugar y que se impone la colocación definitiva en un “templo digno”. No estoy en contra de nada ni de nadie. Pero estimo que el Cautivo ha estado, está y estará siempre, en el corazón de todos los que le conocen y le adoran. El templo más digno que existe.
Pienso que el mejor recinto que enmarca al Cautivo es el puente de la Aurora los lunes Santos por la noche. O en la mañana el mismo día, junto a los enfermos del Hospital Civil rodeado de fervor, de piropos y de oraciones llenas de esperanza. Allá donde esté, nunca le faltará un ramo de flores y una persona mayor rezando por sus hijos y nietos. Lo de la basílica, capilla, altar mayor o menor es irrelevante. Lo importante es que veamos en su imagen a ese Jesús de Nazaret que vivió pobre y murió por nosotros. Lo demás es accesorio. Igual me equivoco. Pero esto es lo que pienso.
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