Ante todo, vaya por delante mis respetos al todavía presidente de la comunidad cántabra, Miguel Ángel Revilla. Curioso personaje que, en apenas unos días, ha pasado de ser recurrible entretenimiento de tirios y troyanos a estafermo y espantapájaros para la población ‘leída y escribida’, como diría Alberto Garzón, ministro de Consumo e insensateces varias.
Con sus gracietas, y sus ‘chivatazos’ sobre todo lo que se menea, pensaba que los escraches eran muestras del desagrado hacia Pablo Iglesias, pero al acudir a vacunarse ‘le han dado en los morros’ y cantadas verdades desde el mundo de la hostelería. No hay que ocultar que la hostelería cántabra ha sufrido como en pocas comunidades autónomas y los trabajadores están más que hartos. Cuestión de muy malas decisiones de los políticos de turno.
En la actualidad, Miguel Ángel Revilla es una diana en cuyo trasero los trabajadores cántabros desearían desfogarse para demostrar la ruina a la que los ha conducido. Sus ‘Revilladas’ ya no gustan por el daño que hacen. ¿Pruebas? Revisen las redes sociales y los videos que circulan. En ellos se escucha “¡Más Ayuso y menos Revilla!”, “¡Sinvergüenza, caradura…!”, “¡Nos vas a mandar a la ruina!” …y muchas otras lindezas que justificadamente van en el sueldo de un político.
Si la salida del Centro de Salud no ha sido agradable para el presidente ‘Anchoa’, menos lo van a ser los próximos días tras anunciar un nuevo cierre del interior de la hostelería. La incidencia acumulada y la ocupación de las UCI son debidas a que en Cantabria las cosas se han hecho rematadamente mal por parte del Gobierno regional.
No acepto la afirmación de que la hostería es la culpable. Cuando estaba cerrada por completo, y tras abrirla por primera vez, los datos eran: hostelería y gimnasios un 0,02% de contagios. Busquen el porcentaje de contagiados en otros sectores y actividades. Se llevarán las manos a la cabeza. Ahí lo dejo. Tiren del hilo o “de la manta” como se dice desde el “caso Roldán”. Vaya desde aquí una conveniente peineta de desprecio para quienes han culpabilizado a bares y restaurantes del grueso de los contagios.
Aún resuenan las caricias verbales contra el ‘Anchoa’, Revilla: “¡Sinvergüenza!”, “¡Populista!”, “¡Caradura!” … Seguramente Revilla pensó que su nefasta gestión ya no tenía recorrido ni el pueblo estaba dispuesto a más engaños, patrañas y tomaduras de pelo. Y claro, como siempre, los ‘Ahumadas’ tuvieron que interceptar a los hosteleros que pacíficamente le perseguían, a la vez que informarlos de que no podían entrar en una propiedad privada. ¡Cuánto deben los políticos al Cuerpo fundado por el Duque de Ahumada! Jamás país alguno tuvo un Cuerpo tan formado, elegante, educado y exquisito como la Guardia Civil. Y me consta que Revilla piensa como yo en este punto; nada que ver con la satisfacción del ‘vicepandemias’ de Galapagar que se alegra cuando patean a un “txakurra”, como ellos dicen, o a un ‘Ahumada’.
Los hosteleros de Cantabria han puesto al exfalangista presidente en su sitio. “No es tan güeno, campechano y progresista”. Lúcido, sin duda, ‘Fray Josepho’ en sus comentarios. Tiempo hemos tardado en saber que Revilla era un ‘bluf’, más dado a reírse de las conversaciones y gestos del monarca que a trabajar por Cantabria. Pero el tiempo nos va a compensar. Buscaré mañana a ver qué dicen los medios vendidos al poder.
¿Alguien duda de que este personaje está más acabado que las maracas de Machín? Y lo siento por los cántabros que le han votado, a pesar de conseguir menos para Cantabria que el diputado Mazón en el Congreso de los Diputados. Garantizo que, si en Castilla o en León tenemos un diputado tan permisivo e ineficaz en el Congreso de los Diputados como el tal Mazón, lo corremos a gorrazos por toda la comunidad autónoma y lo sacamos en procesión con Genarín.
¿Acaso duda alguien de que a Revilla se le ha vuelto en contra su propia profecía?: anunció antes de Semana Santa que “Madrid, en diez días, a partir del uno, va a tener una incidencia enorme”. En Román Paladino (lenguaje llano y claro) estaba diciendo que no quería ver ni a un solo madrileño en Cantabria. ¿Eran contagiosos los madrileños para Revilla? ¿Hasta eso llegaba su desprecio? Ya sé que él dorará y regateará la respuesta cuanto crea, pero en Madrid se entendió así.
Esas palabras amenazantes del presidente cántabro pueden pasar factura. Y no sería justo porque Revilla no es Cantabria y Cantabria hace tiempo que no se siente ‘Revillista’. Eso sí, mis respetos a sus votantes y simpatizantes. Ante ellos me quito el sombrero en señal de respeto.
No es ningún secreto que Miguel Ángel Revilla hoy es un personaje agotado. No da para más, salvo para el chiste, el chascarrillo y los memes en las redes. Lo de regalar anchoas, para dulcificar la imagen, no tiene más recorrido porque ha entrado en vía muerta.
Este exfalangista convencido debería optar por las “sopitas y buen vino”, como se dice en Cantabria, de donde lo copió Castilla cuando juntas formaban Castilla La Vieja, con sus posteriores e interesados cambios administrativos. Era el momento en que Cantabria era la playa de Castilla y Castilla ni siquiera tenía aspiración de ser puerto seco.
En fin, es un hecho que el acabado políticamente, Miguel Ángel Revilla, quiso hacer de virólogo especializado contra los madrileños y se ha quedado en titiritero de circo callejero. Mis disculpas y reconocimiento para tales saltimbanquis.
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