En un islote de tu corazón, cercano al alma, está la presencia de su ser. Cada mañana, se levanta una brisa algo cansada, te dan ganas de volver a respirar. Pero tienes miedo, miedo de volverte a caer, y no poderte volver a levantar. En el islote se respira aire tranquilo, tan tranquilo que se teme una tragedia, una tragedia ya conocida... Cada mañana, el mismo amanecer, nada cambia en tu ser. Llegó las diez, cayó la noche, toda la ciudad está dormida ya. En el islote, dos almas se vuelven a encontrar, y vuelve el amor entre ellos. Vuelve el miedo, miedo de volverte a caer, caen los celos en las entrañas de tu ser. Cayó otra noche, todo está oscuro, miedo de no poderte levantar más.
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