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Carta abierta a la conferencia episcopal española

Las jerarquías eclesiásticas han jugado a ser jueces divinos tolerantes, cuando debían jugar a ser pastores justos
Ángel Alonso Pachón
lunes, 5 de julio de 2021, 08:24 h (CET)

He escuchado con suma atención al portavoz de la Conferencia Episcopal Española, don Luis Argüello, a la vez que he contemplado su aspecto, maniatado, todo él, por la fuerza de la prudencia exigida y derivada del desencuentro. Contemplarle era como: “Bailando entre lobos”… “Bailando entre dos aguas”… “Bailando entre dos fuegos”… “Bailando al son de la música que toque en cada momento”…


Cuando, en la actualidad, se quiere explicar lo que fue la Inquisición, se utiliza el “devenir de la historia social de Europa” como paraguas protector. Cuando, en el siglo XXI, se quiere justificar los “devaneos” de la Jerarquía religiosa, se utiliza, hipócritamente, una palabra “cuasi sacra”: PRUDENCIA COMPRENSIVA REPARADORA. Cuando el pueblo llano, creyente, aunque poco practicante, busca el “redil evangélico”, resulta que por “las circunstancias”, ahora es movible… o es telemático… o es para creyentes no críticos (versus inquisición)…


El “redil evangélico” se ha difuminado y el pueblo llano no está seguro de que el traje haga al monje ni el báculo proclame a los obispos… Muchos, como yo, hemos buscado el “Libro del Bautismo”, para, llorando borrar nuestros nombres, por sentirnos engañados, utilizados, manipulados y, sobre todo, por utilizar el EVANGELIO para DESTRUIR LA JUSTICIA SOCIAL.


He reflexionado, algunos lo llamamos rezar, y he hablado con mis “santos”, con aquellos, muchas veces ni beatificados ni canonizados, cuya su vida, para mí, fue ejemplar y consecuente:

San Rafael Arnaiz (trapense-Hermano Rafael), Francisco Gómez del río (marianista-Chanca), Alfredo Colorado (ex marianista-abandonado), Severiano Ayastuy (humilde y pobre), con San Juan XXIII, con San Juan Pablo II, con mis antiguos profesores, con mis compañeros y amigos (todos “hermanos”, sobre todo “fieles”).


A todos ellos les he pedido que me ayudaran a buscar el famoso “Libro del Bautismo”; les rogaba borraran mi nombre… SÓLO POR SU PALABRA he pensado seguir junto a ellos:

“Toma la goma que siempre llevas en tu bolsillo; borra de tu mente todo lo que te está haciendo daño; grita en el desierto, como los santos; no seas cobarde, no arranques tu hoja del Libro del Bautismo. La VERDAD no lleva palios, ni está sentada en banquetes elitistas… La VERDAD volverá a resplandecer”


Por todos ellos renuncio a abandonar, pero GRITO y GRITARÉ que las JERARQUÍAS ECLESIASTICAS han jugado a ser JUECES DIVINOS TOLERANTES cuando debían jugar a ser PASTORES JUSTOS y RESPONSABLES CON TODOS.


Rezar en Monserrat, en Guadalupe, en el Pilar, en Covadonga, en la Almudena… en mi parroquia, en los conventos… es UNIR LAS MANOS DE TODOS para GRITAR JUSTICIA y CONVIVENCIA.


Todo lo demás, lo que han hechos “los PASTORES” es “OFICIO POLÍTICO”.


Creo, sinceramente, que también ellos deberían “REZAR a todos mis SANTOS” y borrar de sus mentes EL MIEDO A ENFRENTARSE CON LA VERDAD y LA JUSTICIA.

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Corría el mes de abril de 1994 cuando un grupo de malagueños celebramos la Semana Santa en el lejano cantón Valais de Suiza. Por aquellos tiempos dedicaba buena parte de mi tiempo a transmitir, en la medida de mis posibilidades, el Evangelio. Estaba totalmente involucrado en las tareas de evangelización del Cursillo de Cristiandad. Una tarea gestionada por seglares.

Al referirnos a las expresiones del habla cotidiana, las quejas son las principales protagonistas. Independientemente de cómo se exprese cada cual, somos muy perspicaces en la crítica dirigida a los demás y poco propensos al examen del escaparate propio. Sin embargo, no es tan sencillo pronunciarse al respecto, debido a las imprecisiones propias, las tretas ajenas y los muchos factores implicados.

Los que desde muy pronto y ya sin interrupción hemos tenido un contacto frecuente con los libros sentimos cierta incomodidad al oír consejos y expresiones como “leer es bueno”, “un libro es un amigo” o “lee lo que quieras, pero lee”. Es como si alguien dijera: “¡viva la comida!, da igual qué comas, lo importante es que comas”, o “beber es vivir, sea lo que sea que bebas, bebe”.

 
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