El pasado 2 de Agosto los Gobiernos de España y Catalunya firmaron un acuerdo por el que el Gobierno presidido por Pedro Sánchez se compromete a invertir 1,700 millones de euros en la ampliación del Aeropuerto de Barcelona, de siempre conocido como El Prat y que desde hace algún tiempo ostenta el nombre oficial de Josep Tarradellas, nombre impuesto desde las altas instancias madrileñas sin consultar a ninguna autoridad catalana.
Ayer acudió a Barcelona la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, antigua alcaldesa de Gavà, que desde su puesto de alcaldesa se opuso a la ampliación del aeropuerto. Ahora es una firme defensora de la propuesta de Aena. Desde su sillón del Ministerio le quedan lejanos los problemas que de esta ampliación pudieran recaer sobre sus antiguos convecinos.
Desde que se conoció el acuerdo firmado entre los Gobiernos español y catalán crecieron las suspicacias sobre la forma en que se actuaría en las obras de ampliación de las pistas de El Prat, sobre las consecuencias que las obras tendrían para el espacio protegido del humedal de la Ricarda y, también, sobre la necesidad antes de realizar cualquier actuación de estudiar qué formato de turismo es el que necesitan Barcelona y el resto de Catalunya. Era necesario un estudio concienzudo sobre los pros y contras de esta remodelación aeroportuaria. Sin olvidar que la última palabra corresponde a Bruselas por la implicación de la Ricarda en la red Natura 2.000.
Y en lugar de informes tècnicos, consultas y diálogo entre las partes lo que el Gobierno de Pedro Sánchez se saca de la chistera es un plan de AENA y, como una de sus habituales trágalas, lo estampa en las narices del Govern de Catalunya y les dice o esto o nada, tanto al Govern como a las más de 200 organizaciones sociales que ya habían convocado una manifestación en señal de protesta para el próximo dia 19. La prepotencia del Gobierno Sánchez, una vez más, queda en evidencia. El líder del PSOE hace suyo aquel refrán que dice “prometer hasta meter, y una vez metido, nada de lo prometido”. Y mientras, sus socios en el Consejo de Ministros callan, y quien calla otorga y son copartícipes de eata manera de gobernar.
No han tardado ni 24 horas en quedar las cosas claras. Maurici Lucena, Presidente de AENA y miembro destacado del PSC, ha destapado el pastel en unas declaraciones a Catalunya Ràdio donde deja claro que los 1.700 millones no volarán a Barcelona pero que durante los cinco próximos años se invertirán 1,500 millones para consolidar el hub intercontinental en Madrid. Hace ya muchos años que en Catalunya son muchos los que no creen en las promesas inversoras de los Gobiernos de Madrid, sean del color que sean. Siempre las incumplen.
Ahora el Gobierno PSOE-PODEMOS ha roto, una vez más, una promesa, en este caso un acuerdo firmado, un precontrato en el que faltaban las cláusulas más importantes. La excusa dada es poco convincente, más bien parece que el anuncio ayer de la Ministra de la ruptura del acuerdo y las palabras posteriores del Presidente de AENA son una especie de chantaje al Govern catalán, un aviso para navegantes que muestra que “ellos”, siempre hay un “ellos” tienen el poder y la llave de la caja, y que, si no eres sumiso, no tendrás siquiera un caramelo como premio de consolación.
La verdad es que con estos precedentes se me hace muy difícil creer que en la Mesa de Negociación de la próxima semana, si es que se llega a celebrar, el PSOE acuda con ánimo de dialogar. Más bien creo que están buscando una foto y ganar tiempo. No saben que el tiempo se les puede acabar, se les está acabando por méritos propios, es hora que abandonen la prepotencia, comprendan que en el diálogo todos tienen derecho a la palabra, a todas las palabras, y que ya no les valdrá para ganar elecciones y gobernar el recurso, ya manido, de “o nosotros o la extrema derecha”.
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