Mirar en todo momento desde la poesía la compleja realidad, arribar a la conclusión de que no hay tema o circunstancia alguna que no pueda ser abordada desde ella, puede aparentar que se trata de una obsesión o de un estado insano del juicio; pero no es así, en realidad gira en torno a una situación que merece ser visibilizada para que sea cultivada, aprovechada y deje de ser estigmatizada.
Con lo anterior me refiero al estado poético permanente que pueden asumir las personas como una forma de vida, como una actitud filosófica y estética de encarar lo que se presenta en el caos de la mal llamada línea del tiempo. Actitud que no necesariamente se materializa en piezas literarias catalogadas como poemas, porque el significado profundo de poesía, trasciende la literatura y se comprende a la luz de una visión más amplia: la poiesis (del griego ποίησις,«creación» o «producción»).
El estado poético permanente puede identificarse como aquello que provoca la actitud que asumen las personas que se encuentran en esa situación, a través de la cual gran parte de la realidad que perciben es tamizada a través de la poesía.
Quien se encuentra en un estado poético permanente hace poesía de todo, es decir, todo es poetizable; la persona coloca a la poesía en el centro de sus entornos. Centro que en realidad es una especie de eje transversal y central que atraviesa los pensamientos, las emociones y las aproximaciones de lo trascendente. Estado que abre las condiciones para experimentar la expansión infinita por encima, y a través, de lo cotidiano, de lo convencional, de lo ordinario, de lo burdo, para hallar lo importante, lo profundo y verdadero.
El estado poético permanente es la experimentación individual de la poesía como núcleo holístico-sistémico por el que puede atravesarse todo.
Enrique Canchola Martínez, experto en cuestiones neuronales, quien ha abordado profusamente desde las neurociencias la poesía, sostiene que esa experiencia de expansión e infinitud es posible gracias a un entramado neuronal que se activa a través de ésta, y que es detonante de la imaginación y la creatividad.
Como acotación es preciso decir que la noción de estado poético permanente genera otras aproximaciones conceptuales como: estado poético temporal, estado poético ocasional y otros más que saltan a la vista.
Es preciso mencionar que la acuñación del concepto de estado poético permanente vino a mis pensamientos después de reflexionar sobre el llamado “estado de canción permanente”, expuesto por el compositor, docente y locutor argentino Marcelo Sulpizio en un diálogo con su connacional, también compositor y cantautor, Franco Barberón (bit.ly/3t9otrT min.: 11:16). Acuñación que facilitó la concreción de mis planteamientos bosquejados en artículos referentes al pensamiento holístico sistémico y la poesía, y los planteamientos desde las neurociencias hacia la poesía.
En síntesis y para concluir, el estado poético permanente es aquella situación anímica, psicológica y/o trascendente en la cual las personas crean, propician, descubren y ven –en cualquier cosa o momento– poesía.
Para cerrar, a propósito de todo lo anterior, comparto algunas líneas de mi poema Egoísmo y catarsis (bit.ly/33gGedO): Costumbre mía de escribir sobre cualquier cosa,/adicción de exponerse al escrutinio público,/ posar ante el ojo justo que señala mi analfabetismo poético,/ pero ¿qué puedo hacer si soy egoísta?/ escribo para mí y mis demonios,/ escribo tratando de curar mis penas,/ intento calmar el ansia por trotar;/ afán que deberé descifrar si quiero paz,/ trato hallar la libertad,/ aunque este hábito convirtiose en bendita esclavitud…
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