Yolanda Díaz no sabe cómo apuntarse tantos con la mal llamada reforma laboral. Es una simple contrarreforma y, posiblemente, ni siquiera eso pueda decirse. Apenas unas pinceladas sueltas sobre la reforma laboral de 2012 que tanto empleo generó y alabanzas cosechó en la Unión Europea. Lo mismo le da decir a la ministra eso de «hacemos cosas chulísimas, pero no las sabemos transmitir» que, aprovechando la rueda de prensa a la salida del Consejo de ministros, soltar que «Hoy es uno de los días más importante del Gobierno y de esta legislatura». Y eso sin hacer nada de valor. ¡No tiene abuela! ¿Qué se inventaría esta desnortada señora si hubiese aprobado el Consejo algo importante para la ciudadanía?
Las pinceladas de la contrarreforma aún no sabemos si entrarán en vigor. Lo que sí tenemos claro es que, en caso de aprobarse, dañarán el normal desenvolvimiento y convivencia en las empresas. Lo mismo Yolanda que Pedro Sánchez parecen cortados por el mismo patrón: ambos alardean de crecimiento del empleo y la ministra va más allá: «Somos ejemplo a seguir en toda Europa».
No sé si la ministra de Trabajo y vicepresidenta de Economía Social puede ser más ignorante, pero más torpe e incauta es difícil. Y lo ha hecho el día después de que la Unión confirmara que España ha registrado en los últimos meses los peores datos de la UE, incluso retrasara la recuperación a 2023 o 2024. La prensa económica especializada dice que «si miramos más allá de nuestras fronteras, el panorama laboral español es dramático».
En esa línea está el último informe del Eurostat. En noviembre de 2021, España encabezaba el desempleo en todos los países de la Unión Europea. Y no es que fuera casual. Nuestra tasa de paro en ese mes superaba el 14%; es decir, España duplicaba la media de la zona euro que estaba en el 7,3%.
Yolanda Díaz sigue insistiendo en su política de mentiras desnudas. Insiste en la «precariedad laboral» de la reforma de Rajoy en 2012. Seguramente formará parte de su programa para la plataforma que pretende lanzar no se sabe cuándo. Pero nada dice del empleo juvenil en la actualidad: uno de los grandes fracasos y frustraciones de este Gobierno «Frankenstein» enfrentado e hipotecado. Sépase que el empleo juvenil se redujo mucho en la Unión Europea el año pasado y llegó al 15,4%.España mira al tendido con «la Yoli» y Sánchez.
Hablar de empleo juvenil en España es hablar de desastre económico. Este Gobierno no se ha molestado en regular el empleo para los jóvenes. España tiene una tasa del 30,4% de desempleo juvenil. Únicamente nos supera Grecia que se va al 40% (los años de Tsipras en el Gobierno fueron escandalosos en todos los sentidos y siguen con el Gobierno de Kyriakos Mitsotakis, de Nueva Democracia). Según veo, ahora mismo en la UE tenemos casi 3 millones de jóvenes con menos de 25 años que están en el paro. Y de ellos, son 540.000 los parados que viven en España, un 18%.
Hace meses que Europa registra descensos del paro, incluso ha alcanzado las tasas prepandemia. Es significativo quelas políticas seguidas por el Gobierno socialcomunista han frenado todos los impulsos de mejora. España aún no ha conseguido ponerse a la altura de febrero de 2020 (el desempleo era 13,9%). Desde esta fecha hasta noviembre de 2021 el paro ha crecido en cerca de 106.000 personas y el montante global, aunque con trampas gubernamentales para poder bajar las cifras, era de algo más de 3.300.000 personas sin trabajo. Los datos reseñados son de Eurostat.
En España estamos lejos de los datos que presenta Europa, por lo que la actitud alabanciosa de la ministra de Trabajo y «Desprecio Social», Yolanda Díaz, asentada en la mentira y en la torpeza, no es más que bazofia. No por casualidad su apodo más extendido es «Antoñita la Fantástica». Tras las huecas palabras de la vicepresidenta comunista -- falsificadora de su currículum--se esconde una contrarreforma que ata las manos a las empresas, dificulta y encarece la contratación y restringe el despido; todo ello entorpeceburdamente la necesaria ductilidad empresarial y laboral que conllevaunaimprescindible competitividad.
En fin, su palabrería esconde simple degeneración política, nulo interés por el empresariado, desidia hacia el trabajador y el mundo laboral, además de falsedad de los datos que aporta. Si no reconoce que la reforma de 2012 rebajó la tasa de paro del 26,3% al 14,1%, entonces su actitud borreguil y pollina la descalifican como ministra de Empleo y debería volver a su trabajo de abogada laboralista, donde haría menos daño.
Ah, por cierto, Yolanda Díaz debería besar por donde pise Fátima Báñez, tanto por la labor que realizó con la reforma laboral de Rajoy como por el silencio respetuoso que guarda desde su puesto actual como presidenta de la Fundación CEOE.
La exministra, Fátima Báñez, dispone de datos y argumentos para «estrellar» contra la chulería y la ineficacia la insulsa palabrería y las «cositas importantes» de la ministra comunista y toda la contrarreforma de CC.OO.
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