¿Qué es lo peor que puede pasarle a un país para que progrese adecuadamente? A mi modo de ver, tener una sociedad inoperante, anestesiada, conformista, sin escrúpulos, sin autocrítica, sin saber tomar decisiones, sin saber discernir lo bueno de lo malo, inculta, despreocupada y abúlica por saber la historia, no digo ya clásica o antigua del país, sino la reciente, la de antes de ayer, la justa para no cometer los mismos errores, en resumen, saber hacer uso del sentido común.
¿Qué nos está pasando para que viendo a diario las numerosas tropelías que comete este totum revolutum desgobierno que tenemos se mire para otro lado y se les deje pasar todos los incongruentes acuerdos que a golpe de decretos nos están imponiendo?
¿Qué tiene que pasar para que paremos de una vez esta sangría económica, moral y de valores que está arruinando económicamente a la sociedad, enfrentándonos de nuevo en divisiones ideológicas absurdas, que no nos llevan a ningún lado bueno, destruyendo los pasos medianos o totalmente acertados encaminados en el buen sentido, que gozábamos con el consabido reconocimiento en el exterior?
Las grandes empresas huyen en busca de países con políticas estables, los buenos profesionales una vez terminados sus estudios, se marchan del país en busca de un puesto de trabajo digno donde se les reconozcan sus conocimientos, sus valores y su ética.
Esta sociedad está podrida, apesta por todos lados. Los ministerios, altos cargos y políticos se han multiplicado como ratas de alcantarillas, estómagos agradecidos y puestos a dedo a cambio de votos son los que administran a su favor el erario público, masacrando a las clases medias, bajas, autónomos y demás desfavorecidos de la sociedad. En vez de ser servidores públicos, que para eso les pagamos el sueldazo que se ponen, son el rodillo apisonador que por conseguir mantenerse en el poder hacen y deshacen a su gusto lamiendo la bota y las ruedas del falcon.
¿Cómo es posible que no sea dimitido un ministro de consumo, ministerio ad hoc, que hable no solo con desconocimiento sino degradando una de las mejores fuentes de economía del país fuera de España? Pedir que se le caiga la cara de vergüenza es igual que pedir peras a un olmo. ¿Y el presidente del gobierno que se hipotecó desde el primer día y no es capaz de dimitir a ningún ministro porque ve peligrar su poltrona? Esto es una de las penúltimas barbaridades de las muchas que vemos a diario.
Mientras tanto la oposición anda entretenida en ponerse palos en las ruedas y chinas en los zapatos en vez de estar dando información todos los días, cual martillo pilón, de las ocurrencias de cada uno de los miembros del gobierno, que por ignorantes e incultos no saben ni lo que dicen ni lo que piden, solo les preocupa seguir mamando de la teta pública.
¿A que estamos esperando para alzar la voz y tomar la calle? Esta situación vergonzosa que sufrimos debemos cambiarla los ciudadanos porque de estos políticos ya estamos viendo que no podemos esperar nada mejor sino todo lo contrario.
Debemos cambiar de una vez a este tornado destructor que tenemos en el gobierno, unirnos toda la gente de bien, da igual la ideología que se tenga, simplemente tener sentido común y acabar con esta barbarie que nos está axfisiando y plantar cara, sin tapujos, sin miedos, sin violencia pero con firmeza. Hay que combatirlos con sus mismas armas pero sin destrucción ni violencia, dando lata en la calle, en la Moncloa, donde haga falta, un día y otro y otro. Solo hay que pensar que harían los que están en el desgobierno si estuvieran en la oposición y tuviésemos el mismo desorden actual. Pues hagamos lo mismo pero de manera civilizada no salvaje como nos tienen acostumbrados. De ahí la diferencia.
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