Cuenta Juan Francisco Marín (Lorca, Murcia, 1978) que es un cinéfilo empedernido, y que sus escritos pueden tener influencias tan dispares como Berlanga o Brian De Palma. Se confiesa un autor de impulsos, de esos que no escriben todos los días, sino cuando consiguen atrapar a la inspiración por unas horas, y entonces dejan volar toda su imaginación.
¿Dedicarse al derecho da para muchos relatos?
Pues suelo estar bastante ocupado. Pero, aparte del derecho, hago lo posible para sacar tiempo para otra de mis pasiones, escribir.
¿Esperas a que venga la inspiración o vas a buscarla? Soy más bien de impulsos. No me siento todos los días a escribir, sino que la inspiración me viene a veces. Entonces intento aprehenderla rápido y escribir, aprovechando el momento. Luego retoco y reescribo, claro.
Cuentas que no hace mucho que te animaste a retomar viejas historias que tenías escritas desde hace tiempo, ¿qué te empujó a dar ese paso? Tenía algunos viejos textos pensados para blogs o para mí mismo. Me di cuenta de que era capaz de seguir escribiendo, Y pensé que por qué no publicar un libro. Fue algo que me hizo ilusión.
Háblanos sobre Relatos, falsos poemas, cosas. ¿De qué trata, cuál crees que es su punto fuerte? Creo que su punto fuerte es la variedad. Hay temas que se repiten, como el amor o la pérdida de la inocencia. Pero no tiene un hilo argumental definido. Ni un género. Mezcla relatos, breves reflexiones e incluso poemas. No es necesario leerlo por orden. Creo que es un libro que hace pensar.
Te defines como cinéfilo, ¿alguna película te ha influido especialmente a la hora de escribir? La influencia del cine es algo general, más que una película concreta. Así, en algunos los relatos puedo tener influencias tan dispares como Berlanga, las películas de Brian de Palma…
Escribir esas historias que mezclan el nihilismo con la esperanza no debe de ser nada fácil, ¿cómo lo haces? Creo que es algo que sale natural. A veces escribo como desahogo. Exagero los aspectos dramáticos y negativos como catarsis, y dejo una puerta abierta a la esperanza. ¿Qué tal es la experiencia de publicar con Círculo Rojo? Ha sido buena. Lo mejor de autopublicar es la libertad. Lo más complicado es la promoción, dar a conocer el libro, ya que básicamente lo tienes que hacer tú mismo.
¿Qué libro tienes siempre en la mesita de noche? Pues si tuviera que elegir un solo libro, me quedaría con El Quijote, que creo que es el padre de todas las novelas.
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